¿Existe un arte que es “joven” por esencia o esa denominación refiere únicamente a cuando es hecho por jóvenes? Algunas posibles respuestas a esa pregunta (entre otras) ensayarán, hasta el 1° de octubre, 800 escritores, artistas visuales, coreógrafos, directores, músicos y realizadores audiovisuales sub 33 en el marco de la Bienal Arte Joven de Buenos Aires, que comienza hoy su quinta edición. Durante siete días se verán más de doscientas obras y proyectos que comenzarán en ese marco su proceso de circulación y exhibición. Una vez terminado el festival las obras se podrán seguir viendo, ya sea en la web, en la cartelera porteña, en una publicación o en una muestra, según su disciplina.
Para sus organizadores y responsables (la Bienal es uno de los festivales que dependen del Gobierno de la Ciudad), la presente edición es especial porque presenta cierta vuelta a los orígenes. Y es que luego de atravesar otros espacios, la muestra oficial de la escena emergente vuelve a tener como lugar principal al Centro Cultural Recoleta, que fue sede de la primera edición de este evento que tuvo la Ciudad, en 1989. Como en otras ediciones, el ciclo también se desarrollará en distintas salas del circuito teatral y algunos puntos de la Capital Federal, siempre con la idea de que funcione como una gran “maratón cultural”.
Este año habrá dos novedades importantes. La primera es que a las tradicionales disciplinas participantes –artes escénicas, audiovisuales, visuales y música– se sumará la literatura, de modo que se presentarán tres libros (de novela, cuento y poesía) y habrá más de cincuenta escritores jóvenes que leerán sus producciones en los programas de lectura de cada jornada. Además, debutarán en la Bienal las intervenciones urbanas, una propuesta de distintos artistas y creadores que recorrerán la ciudad ampliando la experiencia de las salas, desafiando otra corporalidad (ver aparte).
En diálogo con PáginaI12, los jóvenes participantes consultados coincidieron en catalogar a la Bienal como un “monstruo”, una experiencia de una estructura mayor a a la que acostumbran. Y es que desde que quedan seleccionados para el festival hasta que estrenan e incluso luego, cuando siguen el recorrido de sus obras, los artistas se enfrentan, en varios casos por primera vez, con presupuestos, prensa, fechas de entrega y trabajo con tutores, una de las instancias clásicas del ciclo.
“Para mí, por toda su dinámica, la Bienal es una reafirmación de que se puede vivir del arte”, dispara Bianca Lerner (27), una de las artistas de artes escénicas elegida para estrenar su obra financiada por la Bienal, que con este disparador abre una polémica. ¿Los jóvenes pueden proyectar vivir del arte en un contexto de mercado tan difícil, sobre todo en lo que respecta al ámbito cultural? La respuesta dependerá un poco de la disciplina en la que se desarrollen, y también de su Ciudad.
Maitena Minella (32), por ejemplo, viene del cine y dice que para ella vivir del arte es una “realidad lejana”. “En audiovisual es tremenda la situación. Hacer ficción es súper caro y de hecho el presupuesto de la Bienal no nos alcanzó”, cuenta la directora de la serie web Minga, que se estrenará el miércoles con actores amigos que “aceptaron la indeseada condición de trabajar sin sindicato, porque si no no les podíamos pagar”. En la serie, que la directora escribió junto con Nahuel Billoni, se narra la historia de una joven “aburrida, muy egoísta, muy mentirosa” que es mantenida por los padres y que tiene dos novios, uno “virtual” y uno “analógico”. Durante el transcurso de los capítulos sucederán cosas que harán dar un vuelco al personaje, entre otras su incursión en el feminismo, universo al que es inducida por una amiga mayor.
Alfredo Frías (33) tiene una visión parecida al respecto del arte y el mercado, y de hecho a principios de año dejó su Tucumán natal para viajar a Buenos Aires porque allá “no hay jóvenes que puedan vivir de esto”. “Todos los que deciden encarar una vida en la que sólo puedan producir se vienen a vivir acá, y no en todos los casos lo logran. Allá hay que hacer otras cosas además de producir: montar muestras, dar clases, trabajar de otra cosa... y aun así a veces no sobrevivís”, cuenta el artista plástico, que en la Bienal presentará una “pintura gigante” (de dos por cuatro metros) llamada Apuntes visuales para la reconstrucción de una historia negra. A él sí le alcanzó, sin embargo, el presupuesto del festival, que es distinto según la disciplina.
También a Lerner, que en el marco de la Bienal estrenará la obra de danza-teatro Ninfa, que se verá desde el miércoles a las 20.30 en el ElKafka Espacio Teatral. “Nos alcanzó hasta ahí pero nos alcanzó, aunque algunas cosas las pusimos nosotras”, dice la directora formada en danza. Una de esas cosas son los cinco tapados de piel que usan las intérpretes en la obra, piezas que la joven encontró en el placard de su abuela poco después de que falleció, y que inmediatamente supo que tenía que usar en escena. “Agarré los que más me gustan y se los puse caprichosamente a las chicas, que tuvieron que cambiar su corporalidad en base a esas pieles que son pesadas, calurosas y que huelen a mi vieja casa de Morón”, dice sobre las intérpretes que protagonizan la obra.
Como sea, con presupuesto o no, los jóvenes celebran la Bienal porque supone, para ellos, una respuesta a aquel prejuicio de que los de su generación no tienen proyectos, y tampoco proyección. “Es una demostración de que los jóvenes no sólo leemos, consumimos cultura, estudiamos, nos formamos, somos prolijos con el trabajo, sino que también aportamos a la sociedad un montón de información”, dicen sobre la riquísima producción que por estos días tendrá su primera explosión.
Hoy a las 18 el “monstruo” se pondrá en funcionamiento con la inauguración de las muestras de proyectos de artes visuales. Un rato más tarde comenzarán los primeros recitales (cada jornada de acá al cierre tendrá un cierre musical) y a las 19 será el turno de la gran fiesta de apertura, que intervendrá todos los espacios del Recoleta como reflejo de la magnitud de la experiencia que acaba de comenzar.
* Todas las actividades son gratuitas, sujetas a disponibilidad del espacio. Las entradas para los espectáculos de danza, teatro, interdisciplinar y para el cine son gratis, pero con reserva previa en bienal.buenosaires.gob.ar/festival