Con un enorme trabajo de Darío Cvitanich, autor de dos goles, y una gran tarea de todo el equipo, Banfield goleó ayer a Central por 4-0 y de ese modo salió victorioso del Gigante de Arroyito después de sesenta y tres años. Así como el Taladro funcionó a pleno e impuso condiciones a lo largo de los noventa minutos, el conjunto de Paolo Montero fue una sombra que deambuló por el campo de juego, y sumó su noveno partido sin ganar.
El primer período se jugó al ritmo de Banfield. El elenco dirigido por Julio César Falcioni manejó la pelota, y supo aprovechar la desorientación y desesperación del local, especialmente después del segundo tanto. A pesar de ser superado, el anfitrión estuvo a punto de ponerse en ventaja a los 17 minutos, cuando un remate de Mauricio Martínez fue enviado al corner por el arquero Facundo Altamirano.
A los 20 minutos, Central recibió el primer cachetazo. Tras un centro desde la derecha, Cvitanich paró la pelota de pecho en la puerta del área, hizo pasar de largo al paraguayo José Leguizamón y definió con un preciso toque de derecha ante el achique de Diego Rodríguez para poner en ventaja a su equipo y conseguir su tanto número 50 con la camiseta del Taladro.
Banfield fue inteligente y le cedió todo a Central que, sin ideas, lo único que hizo fue tirar centros sobre el área del Taladro que rechazaron una y otra vez Renato Civelli y Jorge Rodríguez.
Corrían 29 minutos cuando llegó el segundo. Leguizamón le cometió una infantil infracción a Nicolás Bertolo en el ingreso al área. Cvitanich se paró frente al balón y con un derechazo a media altura lo envió al fondo de la red.
En el complemento, Central sintió el peso de salir a dar vuelta el resultado, y eso quedó evidenciado no bien el visitante atacó por primera vez. A los 12 minutos Cvitanich le ganó a Leguizamón una pelota que el defensor tenía ganada. El delantero avanzó unos metros y puso un pase preciso para Pablo Mouche, quien con un toque de derecha le dio forma al 3-0. Entonces se terminó el partido porque Central ya no tuvo respuestas ni futbolísticas ni anímicas frente a un equipo que no perdió la solidez en ningún momento. Banfield no cometió errores a lo largo de noventa minutos y aprovechó cada uno de los que cometió su adversario, y a partir de esa eficacia se explica una caída demasiado dolorosa para Central.