Dos análisis sobre la baja de la desocupación anunciada por el Indec ponen en duda su alcance real. Los informes advierten sobre una situación de estancamiento del empleo –dado que los puestos de trabajo que vienen generando no alcanzan para equiparar siquiera el crecimiento vegetativo de la población– y remarcan el curioso hecho de que para la medición oficial haya cien mil personas que, estando desocupadas, han dejado de buscar empleo. Otro dato que llama la atención es que a diferencia de que lo venía sucediendo históricamente, la medición del desempleo que hace la Ciudad de Buenos Aires contradice la tendencia registrada por el Indec.
Los informes fueron elaborados por el Centro de Economía Política Argentina –que dirige Hernán Letcher, concejal del FpV en San Martín– y el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas –que coordinan Claudio Lozano, ex diputado de Unidad Popular, y Tomás Raffo–, todos ellos economistas.
El Indec aseguró en su informe del segundo trimestre de 2017 que el desempleo había bajado al 8,7 por ciento. Esto implica una reducción de 0,5 puntos respecto del trimestre anterior. Además de la desocupación, para el organismo bajó también el nivel de actividad –el número de individuos activos que tienen o buscan trabajo–, que se redujo en un 0,6 por ciento con respecto al año pasado.
Esta caída en la tasa de actividad expresa que una parte de la población que se encontraba inserta en el mercado laboral ha dejado de estarlo. En teoría, eso sucedería porque esas personas ya estaban desempleadas y dejaron de buscar trabajo, o bien tenían empleo y no sólo lo pierden, sino que no hacen el intento de conseguir otro.
En cualesquiera de estos casos, en el último año 95.622 personas dejaron de ser contabilizadas como parte del mercado de trabajo –el número se refiere a la población de los grandes aglomerados urbanos que cubre la Encuesta Permanente de Hogares– o 164.300 personas si se hace la proyección a todo el país.
El CEPA llama la atención sobre estas 164 mil personas, ya que son más que las que consiguieron trabajo. Por eso, remarca que “si la población que pasó a la inactividad se hubiera mantenido en el mercado laboral buscando un empleo, la tasa de desocupación para el segundo trimestre de 2017 hubiera ascendido al 9,4 por ciento”. Lejos de quedar en el 8,7 que el Indec sostiene como índice de desocupación, la tasa sería actualmente “la más alta desde el año 2007”.
El informe añade otro punto que suma dudas sobre la medición: mientras que para el Indec la desocupación bajó, en el registro que lleva la Ciudad de Buenos Aires aumentó. Esta discrepancia llama la atención porque, históricamente, ambos índices seguían la misma tendencia (ver gráfico).
Por su parte, el instituto que coordina Claudio Lozano (IPyPP) señala que la reducción de la tasa de desocupación del 9,2 al 8,7 por ciento “no sólo responde a un leve incremento del empleo sino que también tiene lugar como consecuencia de una caída en la participación de la población en el mercado laboral (del -0,2). Tal situación suele ser consecuencia de la sucesión de búsquedas laborales infructuosas de la población desocupada que continúa sin oportunidades de empleo”.
El IPyPP advierte que incluso así “el crecimiento en la cantidad de ocupados es muy inferior a las necesidades de inserción laboral propias del crecimiento vegetativo (0,7 vs. 1,2 por ciento)”. Es decir que “la capacidad de generación de empleo del proceso económico vigente es tan mínima que sólo puede brindar oportunidad laboral a 2 de cada 5 personas (aproximadamente) que ingresan a la denominada ‘edad de trabajar’ o a la población potencialmente activa”.
El informe agrega que “el poco empleo generado es precario”. Esto se desprende de observar que la tasa de subocupación aumentó en un 10,7 por ciento, “por encima del resto de las tasas, lo que indica que el acotado número de nuevas ocupaciones verificadas responde a una extensión de empleo de menor calidad”. Por otra parte, “de la información publicada surge que, durante el período, se verifica una reducción en la cantidad de asalariados registrados (en -169 mil) compensada principalmente por un aumento de las modalidades de autoempleo (+158 mil) entre las que predominan las de subsistencia”.