En los tribunales de Gualeguay, en la tercera jornada del juicio por el femicidio de Micaela García, la estudiante asesinada en abril, declararon nueve testigos convocados por la fiscalía y la querella. El testimonio principal fue el de Nora González, ex pareja de Sebastián Wagner y madre de Gabriel Otero, ambos imputados, que dijo que cree en la versión de Wagner, que reconoció haber violado a la joven pero acusó del femicidio a Néstor Pavón, el tercer acusado. También declaró la mujer que encontró el zapato de la joven la mañana siguiente al secuestro, y aseguró que en la madrugada escuchó el grito de alguien que decía "dejenmen", pero como estaba acostada pensó que era un sueño, y reforzó la hipótesis de que Wagner, tal como él mismo lo dice, no actuó solo.
El debate oral, que se realiza a puertas cerradas, comenzó a la nueve de la mañana, aunque esta vez sin vallado policial y con escasa presencia de los medios.
Según fuentes consultadas por este diario, las declaraciones que escucharon los integrantes del tribunal, los jueces María Angélica Pivas, Roberto Cadenas y Darío Crespo, cumplieron con las pretensiones de la fiscalía, en particular el testimonio de González, quien contó cómo era la relación que mantenían los dos principales acusados, Wagner y su empleador en el lavadero de autos, Pavón.
La mujer, que convivió nueve meses con el acusado, explicó que el vínculo que mantenía Wagner con Pavón iba más allá de una relación laboral. Pavón lo invitaba seguido a Wagner a comer asados, aunque lo hacía trabajar en el lavadero por "el pancho y la coca", le pagaba poco pero salían mucho.
Un dato que contó sobre el 1 de abril, el día que fue secuestrada Micaela, y que además ejemplificó la relación que mantenían los dos imputados fue que esa madrugada, alrededor de las 3.30, Wagner "le envió un mensaje a la hija de ella pidiendo el teléfono de una amiga porque querían tener una relación esa noche, querían enfiestarse. Wagner no tenía plata pero Pavón sí", explicó la fuente consultada.
González también recordó que al día siguiente encontró a Wagner totalmente drogado y al auto (Renault 18 Break), embarrado del lado del conductor y del acompañante, y que le dijo que llegaba del sexto distrito con un amigo (al que no nombró). Sostuvo que su hijo lavó el auto porque estaba sucio y afirmó que Wagner era creíble.
Además, declararon dos empleados de Pavón; una mujer que vio la Break con dos hombres a bordo; un guardiacárcel que identificó la Break que usaba Wagner, al comienzo de la investigación cuando no se sabía a quién pertenecía, y los dos policías que intervinieron en la búsqueda del automóvil; y un joven que desmintió a Otero y dijo no haberlo visto ese día, porque estaba en Paraná.