Como candidato de Unidad Ciudadana, el radical Leopoldo Moreau denunció ante la Justicia una “pacto” entre el Gobierno y la cúpula de la Gendarmería y vincula la pericia sobre la muerte del fiscal Alberto Nisman y la cobertura de la responsabilidad de la fuerza en la represión a la comunidad mapuche que terminó con la desaparición de Santiago Maldonado. Sostiene que la política de Mauricio Macri de “acompañar las políticas de ajuste con violencia institucional” puede “desembocar en una democracia restringida”. Insiste en que convocatoria de Cristina Kirchner a la unidad opositora debe “ampliarse a los radicales, a los que se dicen demócratas y republicanos”, para ponerle un freno a la “precarización laboral y democracia precarizada”.
–¿Cuáles son los elementos de su denuncia del pacto del Gobierno con la Gendarmería que une los casos Maldonado y Nisman?
–Consideramos que existe una contraprestación entre la cúpula de la Gendarmería y el Gobierno que enlaza la causa sobre al muerte de Nisman y la desaparición forzada de Maldonado. No solo por la información que hemos recogido sino por los hechos. Cuando la ministra de Seguridad Patricia Bullrich dio cuenta en el Senado sobre la desaparición de Santiago dijo que no estaba dispuesta a “tirar un gendarme por la ventana” y en un mensaje claramente mafioso sostuvo que la bancaba. Un ministro no tiene que bancarse nada, es un funcionario, pero fue un mensaje destinado a la cúpula de la Gendarmería para que se quedara tranquila que ella iba a cumplir con su parte del acuerdo. Por otro lado, no sólo el Gobierno está tratando de direccionar la causa Nisman hacia un supuesto asesinato sino que particularmente Bullrich está involucrada y tiene un interés concreto en ese redireccionamiento porque si se confirmara la teoría que sustentaron los peritos de la Corte Suprema en el sentido que fue un suicidio, donde habría que investigar si fue por propia voluntad o inducido, porque Bullrich que declaró como testigo fue quien más comunicaciones telefónicas tuvo con Nisman a pocas horas de la muerte del ex fiscal. Lo que podría colocarla bajo la lupa de la justicia. A lo que se suman artículos periodísticos que revelan almuerzos entre el Presidente y el jefe de Gendarmería para tratar temas puntuales. Algo muy poco usual.
–¿Lo vincula al rol que se le ha reasignado a la Gendarmería, lejos de las fronteras y como fuerza de choque en conflictos sociales?
–Como dijo Cristina Kichner, la Gendarmería como institución no es mejor ni peor que la que le tocó conducir a todos los presidentes desde la restauración democrática en adelante. El problema no es la institución en sí misma sino su conducción política. Y desde que el gobierno de Macri ha resuelto acompañar las políticas de ajuste con violencia institucional está llevando al barro a la Gendarmería porque le hace cumplir un papel en este proceso represivo que pretende desembocar en una democracia restringida.
–Desde Unidad Ciudadana han pedido que se aparte a Gendarmería del control del proceso eleccionario ¿Qué respuesta obtuvieron?
–Todavía no tenemos respuesta. Pero sería positivo también para la propia fuerza que está sufriendo una crisis profunda por estas circunstancias, porque no todos sus cuadros superiores acompañan el camino que Macri les quiere imponer.
–También hubo denuncias de su actuación en algunos lugares de votación…
–Cuando un gobierno, como el de Macri, habilita a las Fuerzas de Seguridad a actuar por su propia lógica y además emite señales que favorecen ese tipo de comportamiento autoritario, estigmatizando a los jóvenes, ha vuelto ser peligroso ser joven en la Argentina, a los imigrantes, a los pobres, o al adversario político que califican de mafioso, desestabilizante, etc, las fuerzas de seguridad comienzan a cometer excesos de todo orden y también incluso el día de las elecciones en algunos lugares. No fue una cosa generalizada, asumían responsabilidades que pretendían poner por encima de las que tienen los presidentes de mesa.
–Con los otros reclamos, como el acceso al software y la carga de datos del resultado electoral ¿Qué sucedió?
–Tampoco hubo respuestas. Allí hay que tratar que la respuesta las de la Justicia Electoral, que es la única que recibe el software.
–¿Cómo sigue la campaña de UC después del llamado de CFK a la unidad opositora y el voto a su candidatura?
–La propia desaparición de Santiago Maldonado, que es la expresión más acabada de esta violencia institucional, nos pone también en hacer un llamado desde Unidad Ciudadana a los radicales, a los que se dicen demócratas y republicanos, para que adviertan que no solo hay que ponerle un límite al ajuste sino también a esta concentración de poder que está desatando esta violencia institucional que pone en riesgo, junto con la paz social, las instituciones democráticas.
–¿Esta será uno de los ejes de la campaña? ¿Cuáles serán los otros?
–Lo ha definido con claridad Cristina, que no quiere precarización laboral pero tampoco una democracia precarizada. Además de incorporar, ya no la descripción de los efectos sociales y productivos del ajuste en su primera etapa, sino hacer hincapié en el ajuste que viene, que va a ser mucho más doloroso que lo que atravesó la sociedad argentina en estos 18 meses del gobierno de Macri.
–¿Considera que las advertencias sobre las consecuencias futuras del ajuste alcanzarán para consolidar el triunfo de UC en las PASO?
–Esperamos que la mayoría de los argentinos, en esta oportunidad, den crédito a nuestra actitud anticipatoria. Porque en 2015 muchos creyeron que era parte de lo que Cambiemos y los medios de comunicación caracterizaban como “campaña del miedo”. Y teníamos razón. Ahora se viene un 50 por ciento de aumento en las tarifas y la precarización laboral, de la mano de los tratados de libre comercio que van a firmar con la Unión Europea y la Alianza del Pacífico. Además de la reforma provisional y la impositiva, que va a hacer recaer sobre los sectores de menores recursos el mayor esfuerzo fiscal.