El dólar volvió a subir y alcanzó su nivel más alto desde las elecciones PASO al cotizar a 17,76 pesos por unidad. Lejos de la preocupación por la volatilidad del billete verde, el presidente del Banco Central, Federico Sturzenegger, abrió ayer las Jornadas Monetarias y Cambiarias 2017, en la que se defendieron las mismas políticas que en 2016 generaron la inflación más elevada en 25 años, un stock de deuda en Lebac tres veces mayor al heredado y le valieron al país la calificación del paraíso de la bicicleta financiera en la prensa internacional. En el discurso de inauguración del evento, el titular del organismo volvió a insistir que el tipo de cambio flotante y la dureza monetaria con tasas de interés elevadas son el combo ideal para dar un sendero de tranquilidad a la economía local.
“Tuvimos un proceso de relajamiento de la política monetaria muy gradual, desde fines del año pasado hasta febrero. El relajamiento fue excesivo y nos produjo una suba de la inflación. A partir de mayo logramos una nueva desaceleración y ahora el Banco Central está en el momento de mayor dureza en su política monetaria para acercar la inflación al 1 por ciento para fin de año. No están dadas las condiciones para relajar la política monetaria en este momento”, dijo Sturzenegger.
Las jornadas contaron con la participación de banqueros centrales y funcionarios de países emergentes como México, Perú y Paraguay. Lo relevante fue el discurso único de la ultra ortodoxia: todos se mostraron a favor de aplicar un plan de metas de inflación y responsabilizaron al gasto público por todos los males de la economía. La principal recomendación de esos economistas fue evitar que el Banco Central de la Argentina se vuelva una fuente de financiamiento del Gobierno a través de la emisión y plantearon que el país debe ordenar sus cuentas en el plano fiscal (sinónimo de ajuste). El endeudamiento de casi 50 mil millones de dólares por año con inversores extranjeros, los 700 millones de pesos por día que se pagan en intereses de Lebac y la falta de certidumbres respecto de lo que ocurrirá con el dólar en los próximos meses no figuraron en el radar de los especialistas internacionales convocados por la autoridad monetaria.
“Estas jornadas monetarias y bancarias 2017 las hemos diseñado, como el año pasado, sobre conceptos muy sencillos. Tienen el objetivo de escuchar. Tiene el objetivo de aprender de aquellos que han transitado antes que nosotros muchos de los desafíos que hoy tiene el Central. Y que lo hicieron exitosamente”, dijo Sturzenegger, quien todavía no puede mostrar ningún resultado relevante exitoso en casi 22 meses de gestión. Agregó que “la inflación promedio de los países de la gente que ha venido a esta conferencia es del 3,3 por ciento anual. La inflación promedio del resto de los presidentes de bancos centrales con los que voy a compartir el panel mañana (por hoy) es de 3 por ciento. Así que podemos decir que, efectivamente, tenemos acá un grupo de gente que sabe lo que hace y del cual estoy seguro vamos a poder aprender muchísimo”.
Los funcionarios invitados por el Banco Central representan países en los que la baja de la inflación se realizó sacrificando empleo de calidad y potenciando la desigualdad entre sus habitantes. “No se construye, ni siquiera se puede soñar con una economía que crezca de manera sostenible sin tener bases macroeconómicas sólidas. Y una pata fundamental de eso es una inflación baja, estable y predecible”, indicó Carlos Fernández Valdovinos, del Banco Central de Paraguay. En ese país, donde la inflación es menor al 5 por ciento al año, el 40 por ciento de los niños vive en condición de pobreza y existe una de las mayores inequidades entre ricos y pobres de la región.
El responsable del Banco Central de Perú, Julio Velarde, se mostró en igual sintonía. “A pesar de que mucha gente señala que la lucha contra la inflación va en desmedro del crecimiento, lo que uno aprecia es que tiende a acompañar al crecimiento. Obviamente es un proceso, no es inmediato”, apuntó. Perú es un caso del crecimiento empobrecedor. El PIB de ese país anotó tasas de crecimiento en los últimos años en torno al 4 por ciento pero la informalidad laboral continúa en niveles del 70 por ciento, al tiempo que la desocupación entre los jóvenes supera el 18 por ciento.
Otro de los invitados al evento fue Ernesto Zedillo, ex presidente de México, en cuya gestión se precipitó la crisis del tequila. El especialista, que actualmente dirige el Centro de Estudios de la Globalización, se dedicó a criticar toda política de protección e intervención del Estado para estimular la producción. Aseguró que el nuevo Gobierno de Estados Unidos es “populista” por sus posiciones a favor de cerrar el intercambio comercial y planteó que será clave evitar que se extiendan esas conductas a la región. “El populismo en el Norte (Estados Unidos), que está creciendo en este momento, no nos va a llevar a cargar nuevamente con el populismo en América Latina. El populismo del Norte ya será desacreditado rápidamente por sus incongruencias flagrantes, sus conceptos absurdos y sus acciones de política”, cerró Zedillo.