“El actual modelo económico no es amigable con el sector industrial textil. No es gratuito lastimar a un sector que tiene potencialidad de ganar mercados en el mundo”, dijo ayer el presidente de la Fundación Protejer, Jorge Sorabilla. Los representantes del sector textil lanzaron una dura advertencia al Gobierno nacional en relación a la política de altas tasas de interés, apertura de importaciones y contención del consumo. Además, pidieron que la discusión de la competitividad se concentre en el impacto del costo fiscal, financiero y de alquileres y no en la parte industrial, que “tiene una incidencia limitada en el precio final de la ropa”. Los textiles también detallaron el impacto negativo que produce el “puerta a puerta” y los viajes de consumo al exterior.

Ayer tuvo lugar el evento anual de la Fundación Protejer, que agrupa a cámaras empresarias de todos los eslabones textiles. A diferencia de otros años, el encuentro no contó con la presencia de funcionarios del gabinete nacional. La ausencia no puede desligarse del escenario de malestar que hay entre los textiles ante el deterioro de su actividad. Solamente asistió Javier Tizado, ministro de la Producción bonaerense. La apertura estuvo a cargo del presidente de la Unión Industrial Argentina, Miguel Acevedo. “La cadena textil y calzado genera 150 mil puestos de trabajo formales. Hay que potenciar sus oportunidades mediante la baja de costos tributarios, el resguardo del mercado interno frente a la competencia desleal y el combate al contrabando”, dijo Acevedo.

Los números

Los números del sector textil hablan por sí solos: el año pasado se registró una caída del 25 por ciento en el nivel de actividad industrial a raíz del impacto combinado de la retracción del mercado interno y la suba de importaciones. Sobre ese “piso bajo”, entre enero y julio de 2017 se registra una merma de la actividad del 12,9 por ciento. Se espera que el sector cierre el año con una caída del 5 por ciento en relación a 2016. “La mejora que se va a verificar de acá hasta fin de año tiene que ver con que el segundo semestre del año pasado fue pésimo. Nos sacaron un 20 por ciento del nivel de actividad”, explicó Ariel Schale, director ejecutivo de la Fundación Protejer.

La principal causa del deterioro de la actividad textil es la baja del consumo interno. El mercado textil pasó de 500 mil toneladas en 2015 a 425 mil toneladas en 2016 y este año se ubicaría en 400 mil toneladas. “El consumo está diezmado por la baja del poder adquisitivo, que en 2017 no llega al nivel de 2015. Además, una parte creciente del consumo se realiza en el exterior”, indicó Sorabilla. El otro factor que impacta negativamente es el aumento de las importaciones. En 2016, las importaciones de textiles subieron un 7 por ciento en cantidades. Ese porcentaje se elevó al 28 por ciento en el caso de las prendas de vestir. Este año, las importaciones totales bajan 2,1 por ciento pero en prendas de vestir se registra un aumento del 62 por ciento.

El resultado es que desde diciembre de 2015 unas 25 mil personas en el sector se quedaron sin trabajo y hay otra porción indeterminada que se sostiene por el “Repro Express” que activó el Gobierno, mediante el cual el Estado paga una parte del salario de trabajadores de empresas en crisis. Los Repro tienen fecha de vencimiento en octubre, con las elecciones nacionales.

Ofensiva oficial, defensa textil

En el contexto antes descripto, los textiles salieron a defenderse frente al Gobierno, que los calificó en su plan productivo como un “sector sensible a reconvertir”. La lectura que baja desde los despachos oficiales es que la industria tiene problemas de competitividad, pero los empresarios salieron a disputar esa caracterización. “La industria sólo representa el 8,5 por ciento del precio final de la ropa, mientras que más de la mitad se explica por los impuestos y un 20 por ciento por la renta inmobiliaria, gastos de publicidad y el costo financiero. Pero el Gobierno dice que la falta de competitividad se puede solucionar abriendo importaciones”, indicó Sorabilla. “De cada prenda de ropa que se vende, el Gobierno se lleva cinco veces más que la retribución de la industria, pero nos echa la culpa a nosotros”, agregó.

Por otro lado, Schale apuntó que “se están pagando miles de millones de pesos por intereses en Lebacs, mientras que el Gobierno nos retacea medidas que valen dos pesos con cincuenta. No conozco ningún modelo de desarrollo que conviva con esta política monetaria enfermiza, dispuesta a pagar costos altísimos para bajar la inflación. Es muy injusto”. Sorabilla, directivo de TN&Platex, la empresa textil más grande del país, planteó que “el BCRA  alienta un nuevo proceso de valorización financiera. La emisión de Lebacs privilegia en forma desmedida al sector financiero en detrimento del sector productivo, que es el que genera empleo y valor agregado”.