Según los peritos que representan a Diego Lagomarsino, el fiscal Alberto Nisman murió por un disparo “autoinflingido” y es imposible que haya habido otra persona –ni una ni dos– en el baño lo encontraron. Las conclusiones de estos especialistas son opuestas a las que planteó Gendarmería en el informe presentado la semana pasada en la causa en la que se investigan las razones de la muerte de Nisman. Sostienen su postura de siempre sobre la ausencia de terceros, pero es la primera vez que hablan expresamente de suicidio. También plantean dudas sobre la ketamina que apareció en los últimos estudios toxicológicos, después de dos años y medio, aunque señalan que no dura más de un año en condiciones estrictas de conservación. Gendarmería dice que se usó esa droga para dormir al fiscal o dejarlo atontado y matarlo. Para los peritos de la defensa es imposible llegar a esa conclusión porque no se cuantificó la ketamina que había en el cuerpo algo que sostienen que se podría hacer pero fue omitido. La hora de muerte la ubican el 18 de enero de 2015 entre las 8 de la mañana y las 12.
El informe que entregaron el viernes 28 especialistas de Gendarmería con la adhesión de las querellas de la familia de Nisman, asegura que lo drogaron, lo golpearon y lo mataron, lo que desacredita la autopsia, y toda la evaluación forense y criminalística de los peritos oficiales que ayer fueron denunciados (ver aparte). Se supone según la nueva teoría que lo llevaron al baño para simular un suicidio, pero el arma fue accionada por uno de los atacantes. Una persona sostenía al fiscal por la espalda, y la otra estaba al costado. De acuerdo con este peritaje, los asesinos limpiaron la escena y no se sabe cómo salieron del baño ni del departamento ni del edificio. Tampoco establecen cómo fue administrada la ketamina: para que funcione como anestésico debe ser inyectada, por la cantidad de droga que se requiere para ese efecto; sólo para uso recreativo, psicodélico, se puede esnifar, disolver o consumir en pastillas.
Los peritos que firman el informe de Lagomarsino Luis Olavarría, José Speranza y Mariano Castex. Ellos describen una escena de suicidio. Hablan de un disparo autoinflingido.
- Descartan la presencia de otras personas. El modo en que con el disparo salió eyectada la sangre, hacia los cuatro costados, hubiera sido imposible, dicen, si había cuerpos interpuestos. Si había alguien atrás y a un costado, por ejemplo, dicen que no podría haber llegado la sangre a la zona entre el inodoro y la pared o entre el cuerpo y la puerta. Allí había salpicaduras de sangre llamadas “backspatter”, son las adquieren la forma de un rociado similar al de los aerosoles, igual que en ambas manos. Tampoco encuentran explicación de cómo hubieran hecho los agresores para salir del baño, dado que la cabeza estaba trabando la puerta cuando el cuerpo fue hallado sin vida y tampoco había sangre arrastrada por el movimiento que podría haber hecho la cabeza si la puerta era forzada para su apertura.
- Los peritos de Lagomarsino además hacen un cálculo en función de la altura de Nisman, y concluyen que no podía estar con una rodilla en suelo (por el modo que cayó la sangre cerca de la bacha). Y además las cuestiones de sentido común: cómo entraron los asesinos y cómo salieron si Nisman cerraba las puertas por dentro, no había nada desordenado, ni rastros de ningún forcejeo, y si borraron todas las huellas cómo es que sólo dejaron las de Nisman nada más y la de Lagomarsino en una taza.
- El golpe que Nisman tenía en la cabeza sigue siendo atribuido por los peritos de la defensa al impacto por la caída tras el disparo. Gendarmería dice que fue golpeado y que, además, tenía una fractura en la nariz, que ninguno de los peritos oficiales y de la policía federal había visto en la autopsia, que concluía “tabique nasal sin lesiones”. No tenía marcas o hematomas. La defensa dice que Gendarmería utiliza una radiografía de frente que no sirve para sacar conclusiones y que la única que podría ser útil es la que se obtiene desde debajo de la nariz. Tampoco tenía lesiones defensivas.
- La aparición de ketamina en un estudio toxicológico reciente fue la base que usó la Gendarmería para montar la teoría del homicidio. Pero para los peritos de Lagomarsino es llamativa la aparición de esta droga que con suerte dura un año en condiciones impecables de conservación, a 20 grados bajo cero. ¿Cómo es que apareció dos años y medio después de la muerte en una muestra tomada de las vísceras? También parece difícil, sostienen, que estuviera en estado puro, porque el proceso de metabolización es muy rápido, pueden ser cuestión de segundos entre que recorre el cerebro, pasa a la sangre y al hígado. Advierten, además, que no hay ninguna explicación para no cuantificar cuánta ketamina había en el hígado porque es algo sencillo de hacer (a través de fluidos biológicos). En el escaneo del cuerpo del fiscal en la autopsia no aparecieron tampoco rastros de que hubiera recibido una inyección, la vía posible para administrarle una cantidad como para dormirlo.
- Los peritos de Lagomarsino mantienen que el horario de la muerte fue entre las 8 de la mañana y las 12. Cuestionan el método que usó para calcularlo la Gendarmería, que había sido descartado en los primeros estudios por no ser considerado fiable, y que arrojó 3 de la madrugada con una ventana que llega hasta el sábado a la noche, lo podría llegar a abarcar al informático (aunque es sabido que Nisman intercambió mensajes con tres personas hasta cerca de las 22).