El juez Luis María Caterina aceptó a Elina Rivero como querellante en la causa que investiga a media docena de policías de la Comisaría 7ª, donde denunció haber sido brutalmente golpeada. La chica estuvo en coma 8 días en el Hospital de Emergencias Clemente Alvarez, y cuatro meses después del hecho, ayer se vio cara a cara con los policías que la atacaron, cuando ella reclamaba entrar al baño de un minimarket, en mayo pasado. Las irregularidades en la causa fueron enumeradas por los abogados querellantes de la Asamblea por los Derechos de la Niñez y la Juventud: desde la inyección de tres ampollas de calmantes, hasta la desaparición de la ropa "ensangrentada" que tenía puesta la joven aquella noche. A la audiencia, llegó esposado el exjefe de la seccional, Gianolla Rocha, que está preso en el marco de la investigación federal por la desaparición forzada de Franco Casco, en 2014.
El ambiente dentro de la sala de audiencia era muy tenso. Cinco de los policías fueron citados para decir si se oponían o no a la constitución de querellante de la joven, que recibió un fuerte golpe en la cabeza, antes de desmayarse. La secuela más visible que le dejó esa agresión es un tajo de siete centímetros.
Durante la audiencia, la defensa de los efectivos -que dijeron estar asignados a tareas de calle y no haber participado de la detención de Rivero-, afirmó que no se oponía a la querella, pero que no consideraba que sus clientes debieran ser los querellados. Los demás abogados se manifestaron en la misma postura. En ese sentido, la fiscal de la Unidad de Violencia Institucional, Karina Bartocci, aclaró que los policías "están siendo investigados por su accionar. Son todos los que estaban de guardia aquella noche".
Al término de la audiencia, la fiscal aseveró que espera una serie de informes de salud de la joven que serán cotejados con otros elementos para finalmente pasar a manos de un profesional médico o equipo que diga si los golpes recibidos por la chica pudieron ser "autoinfringidos", como expresan los policías; o si se trata de apremios ilegales por parte de los agentes.
Los querellantes expresaron que "el médico del SIES le inyectó tres ampollas de un calmante". También mencionaron que la chica recibió un "brutal golpe en la cabeza que a nuestro entender le propinaron en la misma dependencia policial". Otra irregularidad que mencionaron los abogados es que la chica fue llevada al hospital Centenario, donde se la sometió a un estudio de alta complejidad, a una tomografía de cráneo y de tórax, pero no se la registró. Luego fue trasladada.
Una versión apunta además a que la comisaría 7ª podría haber quedado sola cuando el comisario con dos agentes femeninas y un oficial salieron hacia el lugar donde estaba Elina, aquella noche; sin embargo, el comisario aseguró que en la seccional -donde más tarde fue llevada Elina- quedaron tres agentes, incluidos dos que estaban asignados a tareas de calle, según su propia defensa, y aseguraron no haber intervenido en la detención "ilegal". La realidad es que la chica salió de la comisaría entubada, desnuda e inconsciente.