El restaurado Puente Transbordador Nicolás Avellaneda, uno de los ocho que quedan en pie en el mundo, símbolo del barrio de La Boca, volverá a funcionar hoy después de 57 años para transportar a una treintena de personas, que tendrán la oportunidad de atravesar el Riachuelo a bordo de su barquilla, por única vez hasta su reinauguración definitiva, aún sin fecha. La Fundación X La Boca organizó un Congreso Internacional de Transbordadores, que reúne representantes de las asociaciones preservacionistas de los ocho puentes transbordadores existentes en el mundo, para definir la presentación ante la Unesco de la candidatura de los transbordadores como Patrimonio de la Humanidad. El encuentro se lleva a cabo hoy, en la Usina del Arte.
“Después de casi 60 años, se va a volver a ocupar la barquilla durante el acto de clausura del Congreso Internacional de Transbordadores”, explicó el jefe del distrito Buenos Aires de Vialidad Nacional, Juan Alberto Ruiz.
La reinauguración se producirá una vez que concluya el proceso de traspaso en marcha desde Nación a la Ciudad de Buenos Aires, que deberá resolver antes cuestiones como qué uso le dará (turístico, educativo o de transporte), cuál será su frecuencia y si se cobrará pasaje o será gratis como históricamente ocurrió.
Esta primera puesta en marcha del puente es el corolario de un proceso de restauración iniciado hace seis años por Vialidad Nacional, a partir de un proyecto elaborado con la Fundación X la Boca. “Las obras que contrató Vialidad concluyeron todas menos la iluminación. La decisión fue limitar el contrato para que sea la Ciudad la que le ponga una iluminación acorde a la ultima tecnología”, dijo Ruiz. El puente “ya está en condiciones de funcionar todos lo días de 6 a 21, como lo hizo hasta 1960”, con su capacidad original de “treinta personas y cuatro carros”.
El director ejecutivo de Fundación X la Boca, Gabriel Lorenzo, celebró la culminación de las obras porque “éste es el segundo icono más importante de la Ciudad, tan porteño como el Obelisco”. “Para nosotros representa todo lo que fue y es La Boca, que se hizo fundamentalmente con el trabajo en el puerto, y el puente se construyó para facilitar su funcionamiento”, señaló Lorenzo.
Los puentes transbordadores son estructuras metálicas móviles con sistemas de alimentación eléctrica que vivieron su momento de auge entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX, representando una alternativa a los puentes levadizos en aquellos cursos de agua en los que el tránsito terrestre debía convivir con la circulación de barcos de gran calado.
Ese tipo de viaducto consta de dos columnas que sostienen una viga fija, de la que cuelga un vagón que se desplaza sobre un río, pero sin hacer contacto con el agua y a varios metros sobre el nivel del caudal.
El puente de La Boca tuvo por objetivo facilitar el flujo de los obreros desde y hacia los frigoríficos y fábricas de la Isla Maciel de la ciudad bonaerense de Dock Sud, que por entonces (y en la actualidad) se hacía preferentemente en bote. Dejó de funcionar en 1960 y estuvo a punto de ser desmontado durante el menemismo, en 1994, pero la movilización de los vecinos lo impidió.