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@humoristarudy

¿Cómo le va, lector, cómo anda? ¡Uy, qué pregunta! ¿no? En verdad, podríamos decirlo, más que de una pregunta se trata de una contraseña; una especie de código, nunca establecido como tal, pero que compartimos desde hace tanto tiempo.

Nos preguntamos por usted, queremos saber qué le ha pasado en estos días, y cómo se siente,  y a la vez, es  la señal para decirle “hola, acá estamos”. En esta columna de humor, quizás un tanto intimista, y por el “lapso” (permítame esta licencia) de unos párrafos, nos quedamos charlando por escrito de este mundo, que puede ser a la vez cruel y generoso, querible y pesadillezco, en el que conviven Spielberg y Discépolo, como en la vidriera irrespetuosa de los cambalaches en el que “se ha mezclao la vida”.

Cada vez se habla más de “relatos”, lector. De que todo es un gran relato  Entonces, lo que nos pasa, no es más “lo que nos pasa” sino “lo que nos dicen que nos pasa”.  

¿Quien es el /la que nos dice que nos pasa?  Hay diferentes relatos y usted puede elegir. Es como un juego, usted elige el personaje y va transitando  por el tablero, nada mas que “en carne y hueso”. Como en las películas. Como en la realidad. ¿Las películas imitan a la realidad, o la realidad imita a las películas? No lo se, lector, todavía no leí las encuestas, que seguramente no se hicieron, al respecto. Bueno, con lo que aciertan últimamente las encuestas, quizás mejor que no se hagan.  

Y hablando de esto ¿Usted qué opina, lector? ¿Se tratará de un gesto masivo, anárquico o bien organizado de la gente, esto de hacer lo contrario de lo que dicen las encuestas?  ¿Será a propósito? ¿Será por culpa de las redes sociales? ¿Será que las encuestas evalúan a personas virtuales, a perfiles, a contactos, al mundo “que sería” si fuera como dice que es pero no es? ¿O será todo un gran Viceversa? 

No lo sé, lector, en todo caso, esperemos a ver las encuestas, y si no nos dicen nada, quizás Discepolo, o Spielberg, puedan aportarnos la respuesta. Uno desde el amargo ¿realista? “Yira Yira”, o “Cambalache”. El otro, desde el mundo del almíbar, o alguna fantasía donde la culpa de todo la tenga un tiranosaurio.

Siempre vendrá alguien a decir “todo es un relato, el problema es la  grieta”. 

Y después, quizás Spielberg haga una película sobre “El origen de la  grieta”, y nos enteremos de que gran parte de la culpa de los problemas que nos aquejan, la tienen los dinosaurios, que “se robaron todo” y se extinguieron por culpa de los planes sociales, porque entonces ningún dinosaurio quería trabajar, y así el mundo no avanzó. 

O que se estableció el programa “Dinosaurios cero” que enfrió  tanto la economía, que el mismísimo planeta  terminó a una temperatura insostenible, insustentable. o alguna otra palabra que explique bien las cosas.

Seguimos sin saber.

Y en eso, se fue Fidel. 

¿Se fue?  Porque esta semana estuvo más presente que nunca, aquí, allá y en todas partes. Un hombre que, después de Discépolo y antes que Spielberg, actuó. Y desde un país pequeño, pequeño, conmovió al mundo. Y ahora, aunque en tantos sitios se subraye “la soledad” en las que nos deja su partida, es casi imposible dejar de ver que, habiéndose ido,  está mas presente que nunca.

En los logros, en las ideas, en los debates, en las canciones, en la iconografía, en las críticas. Y hasta en el humor. Ese humor, que a veces, “hacía pie” en la extensión de sus discursos.

Y en la salud, sin duda.

Porque el modelo cubano de salud, trascendió la geografía y el relato, y como dirían algunas canciones de por ahí mismo “echó a andar”.

Y mientras allí se queda la clara, la entrañable transparencia de su querida presencia, por aquí, seguimos nuestras andanzas mauricias.  

Y entonces, aquel “sinceramiento fiscal” que iba a servir para que las inversiones no paren de llover  por lo menos durante 40 días y 40 noches, y pudiéramos “reparar históricamente” a nuestros queridos jubilados, parece terminar funcionando como remedio, tal vez efectivo, para los males que aquejan a la salud de los familiares de los funcionarios.

Y a los jubilados, “la historia los absolverá”.

Porque, recuerden, quienes nos hicieron “el relato del blanqueo”, lo proponían como manera de resolver la deuda con los jubilados. Esa deuda que generó un señor, que, antes de mandar a los científicos a lavar los platos allá por los 90, había, en los 80, eliminado algunas “cajas previsionales” que les permitían, a quienes aportaban durante su vida laboral, retirarse con haberes mas adecuados. 

Ese, sí ese quien luego fuera, sí, también el, responsable de la convertibilidad  y del corralito. Ese nunca dijo “La historia me absolverá”. Y es probable que la historia no lo absuelva nunca, depende de quienes la escriban. 

Pero al mismo tiempo, pareciera que tampoco será condenado, a un nivel más mundano, a hacerse responsable de sus hechos y las consecuencias de los mismos.

Los cubanos sufrieron, sufren, desde hace más de 50 años, un injusto nefasto, bloqueo. Aquí, se ve que la historia se repite como farsa, los familiares de los funcionarios podrán gozar del “blanqueo”. Que es, casi se puede decir un “desbloqueo”.

Y si hablamos de la salud nacional, tenemos quien dice, desde su conocimiento rural, que “sólo los enfermos comen lomo”, y también, desde un peligroso lugar sanitario, quien afirma que “los argentinos son todos sanos, hasta los 72 años no se enferma nadie”.

En este día del médico en el que queremos saludar y felicitar a todos aquellos que día a día trabajan por la salud, 

Y nosotros, intentamos reflejar con humor (la única manera que sabemos) algunas realidades difíciles. Dicen que el humor sana, cura, hace bien. En eso creemos, lector, desde ahí lo acompañamos. Desde ahí tratamos, semana a semana, de establecer este vínculo con usted.

Hasta el sábado que viene.