Con su coronado cóctel de humor negrísimo, nihilismo a tope, sobrados guiños a la cultura pop y altas dosis de absurdo, el show sci-fi animado Rick & Morty volvió a justificar su famita de culto con el lanzamiento de su tercera temporada, a fines de julio. Donde capítulos nuevos devolvieron al abuelo misántropo y genio loco -pronto a probar cuanta sustancia intergaláctica venga a la mente- y a su nieto bobalicón a las más delirantes aventuras, sorteando otras realidades y universos alternativos, y en el ínterin, cargándose cualquier atisbo de corrección. Empero, ¡tembló la tierra! al trascender que la flamante season contaba entre su staff con cuatro guionistas mujeres; y no precisamente de multitudinarios saltitos de alegría... La consciente decisión de Justin Roiland y Dan Harmon, creadores del programa, de contratar a Jane Becker, Erica Rosbe, Sarah Carbiener y Jessica Gao, amén de formar un equipo equitativo (a diferencia del team de temporadas pasadas, ciento por ciento masculino), despertó el clamor de trolls misóginos. Que, conforme suele suceder, respondieron al pecado de la paridad con el “arte” que mejor dominan: bullying, acoso virtual, mails de odio, amenazas de muerte…  

Así, lo que debería haber sido motivo de festejo -en especial, en una señal como Adult Swim, casa de Rick & Morty, donde solo 1 de cada 34 shows ha sido creado por una mujer-, se vio empañado por las acciones de esta horda machista: rastrear datos personales de las muchachas y publicarlos en la web, con el fin de multiplicar los embistes contra quienes -según ellos- son las culpables de arruinar el programa que tanto adoran. A tal punto la saña que salió el propio Harmon al cruce de los haters, a quienes definió como “estúpidos patéticos”: “Son parte de una subcultura basada en la testosterona que se felicita a sí misma por trolear a las mujeres. Creen que no hay problema en violentar a una chica porque ‘están probando algo’; es realmente asqueroso lo que hacen”. “No tengo ningún problema en admitir que los detesto”, cerró el encrespado hombre.