“La madrugada del 6 de septiembre de 2015 a Marcela Chocobar, 26 años, en el esplendor de su transformación, alguien la asesinó con odio. De Marcela hallaron sólo su cráneo perfectamente cercenado entre la segunda y tercera vértebra, sin tejido blando porque el asesino quiso quitarle con un elemento cortante todo rastro humano a lo que fue un rostro bello. Un poco más allá, en un terreno baldío del desolado barrio San Benito (de Río Gallegos, Santa Cruz), envueltos en un nylon de obra en construcción negro, hallaron una cadenita, un vestido negro, un saco negro, una bota bucanera blanca cortada a la altura de la rodilla y la larga cabellera rubia de Marcela Chocobar”, escribió el periodista Cristian Alarcón, en la nota “Travesticidio en Río Gallegos. Un crimen de odio en la ciudad del poder”, publicada en la revista “Anfibia”, en noviembre de 2016.
El 6 de septiembre de 2015 nace mi lucha y las de mis hermanas. Nací en una familia rodeada de mujeres, compuesta de cinco hermanas, la última de ellas no nació mujer, pero se sentía mujer. Mi hermana Marcela Chocobar, mujer trans, tuvo el valor de enseñarnos a mirar a muchos sin prejuicios, sin etiquetas y con muchas ganas de vivir la vida porque ella lucho contra una sociedad dentro de un sistema machista donde no existe la inclusión.
Marcela fue asesinada y descuartizada el 6 de septiembre de 2015. La mataron con tanto odio, con tanta alevosía, que descuartizaron su cuerpo y a su hermoso rostro lo despellejaron, la dejaron sin piel, sin ojos, sin su larga y rubia cabellera, solo nos dejaron un cráneo tirado como si fuese un perro y es así como la llamaban. ¿Quién sabe cuánto habrá gritado esa noche? ¿Cómo se habrá defendido? ¿Qué es lo que hicieron con el resto de su cuerpo? Queremos que sepas que hasta el día de hoy te seguimos buscando.
Es así que, con un dolor enorme, gritamos justicia, con lágrimas en los ojos levantamos su bandera, con cansancios de madres dueñas de nuestras casas, aprendimos a luchar y mirar otro lado de la realidad tan triste que sufren muchas mujeres asesinadas, violadas y ultrajadas.
Soy una mujer más que llora y sufre por la pérdida de un ser querido, pero ya no soy la misma de antes porque ahora lucho y pienso diferente, porque cuando veo una mujer luchar me enorgullece y me inspira a seguir peleando por mis derechos. Me siento valiente, me siento con ganas de cambiar el mundo.
Justicia por Marcela Chocobar.
* Judith Chocobar, junto a sus tres hermanas, oriundas de Orán, Salta, luchan por el esclarecimiento del travesticidio de Marcela Chocobar.