Cuando Bad Manners vino por primera vez a Buenos Aires, para actuar en la vieja sede del Salón Pueyrredón, su líder Buster Bloodvessel parecía gozar de su sobrepeso. Pero en 2004 le diagnosticaron obesidad mórbida, lo que lo obligó a entrar en el quirófano para someterse a un bypass gástrico. Luego de perder 115 kilos, el carismático cantante de una de las bandas fundamentales de la llamada “segunda ola del ska” regresa a la ciudad para tocar hoy a las 21 en Niceto Club (Niceto Vega 5510), totalmente recargado. Aunque advierte: “Por desgracia, fui recuperando mi peso”. Lo que sí mantiene intacto es ese repertorio clásico, que legó himnos como “Lip Up Fatty”, “Can Can” y probablemente la mejor versión que existe de “My Girl Lollipop”, al igual que su encendida y estrafalaria performance en vivo. “Nunca paramos desde 1976. Podríamos haber tenido cientos de miembros a lo largo de los años, pero nos divertimos cuando estamos tocando, independientemente de quién sea, y nuestro público siempre tiene una gran fiesta”.

Si bien no han hecho un disco de estudio desde 2003, cuando editaron Stupidity, lo que trae de vuelta a Bad Manners a la Argentina es una excusa aún más especial: la celebración de sus 40 años de trayectoria. “Les daremos todo lo que tenemos”, asegura el cantante Douglas Trendle, quien inspiró su álter ego del conductor del micro de la película Magical Mystery Tour, de los Beatles, encarnado por el actor Ivor Cutler. “Si bien tocaremos nuestros temas más conocidos, tuvimos que dejar de lado algunas canciones importantes. Voy a darles una actuación para recordar. Así les mostraré a los fans el respeto que se merecen por seguirnos durante todo este tiempo”. Y es que, a pesar de haber probado otros emprendimiento, incluyendo la creación de hotel para gente obesa (Fatty Towers), el artista de 59 años no se concibe fuera de los escenarios. “Voy a actuar hasta el día que muera. Supongo que soy uno de los candidatos a morir en el escenario. Pero espero que suceda un futuro lejano. Prefiero que sea ahí antes que en un hogar de ancianos”.

Más allá de que sólo grabó el single “Dance Craze” para el sello 2 Tone Records, que nucleó a las principales bandas del ska británico de fines de los ‘70 y los ‘80, Buster Bloodvessel mantiene una estrecha relación con grupos del movimiento 2 Tone (su nombre está inspirado en la convivencia de blancos y negros). “Ni ahora ni antes hubo rivalidad entre The Specials o Madness, y nosotros. Estábamos orgullosos del estilo que tocábamos y nos alegraba de que existieran otros artistas que hicieran lo mismo”, afirma el vocalista. “Conforme pasaron los años, los miembros de las diferentes bandas comenzaron a desmoronarse. Nuestra actitud era siempre de cuidarnos, porque muchas de las otras agrupaciones discutían continuamente. Siempre mantuvimos esto como una gran familia, donde todos nos llevábamos bien. Y si teníamos desacuerdos, buscábamos la manera de resolverlos. Ska y 2 Tone eran básicamente gente blanca tocando música de personas negras, por lo que fue en realidad muy armonioso y multicultural”.

El reencuentro de Bad Manners con el público argentino sucederá en el marco de la fiesta Ska Unity, que ya ha dejado de manifiesto el buen momento que está atravesando nuevamente el género, no sólo en la Argentina sino también en el resto del mundo. “Es asombroso cuántos jóvenes vienen a ver los espectáculos, probablemente con mamá y papá”, se sorprende el frontman, cuya banda publicó nueve álbumes de estudio. “Esta es música de la clase trabajadora. Esa es otra lucha por la vida de la mayoría de la gente. Es una locura cuando la política se apodera de un género musical. Si bien la mayoría de los estilos parecieran no incomodar, el ska y el punk lo siguen haciendo. Jugaron su papel en el mundo. Sin embargo, cuando aparecimos no fuimos bien vistos por no ser muy políticos, aunque estuvo bien porque no pretendíamos que se nos tomara en serio. Yo era un actor frustrado que necesitaba hacer algo cuando terminé el colegio y no quería estudiar teatro, así que forme un grupo con mis amigos”.