Quedamos shockeades con los resultados de las elecciones, sumides en constantes reflexiones sobre lo que sucedió, qué falló y, sobre todo, de dónde provino tal cantidad de apoyos para determinar dicho resultado. Anoche nos sorprendió observar que muchos perfiles que seguimos en redes sociales, los cuales suelen compartir habitualmente fotos de su desayuno, de su perro y, sobre todo, de sí mismos, reprodujeron publicaciones celebrando la victoria de La Libertad Avanza con gritos de ¡Viva la Democracia!. Es decir, perfiles donde anteriormente predominaba el silencio en cuanto a contenidos políticos ahora se manifiestan enérgicamente en apoyo a la coalición electa. Se trata de personas que, por lo general, no muestran un compromiso político. Sin embargo, anoche, de manera repentina, celebraron la victoria de La Libertad Avanza, o más precisamente, la derrota del peronismo, a través de las publicaciones en redes sociales. Un silencio rodea estos apoyos, el cual, consideramos que desempeña un papel fundamental en la estrategia de campaña de La Libertad Avanza.

En este contexto, el silencio proviene de un gesto de retraimiento. Es el propio individuo quien elige abstenerse de compartir sus opiniones. Se trata de alguien que ansía la libertad de expresar sus ideas sin tener que responder por ellas ni ser objeto de cuestionamiento. No es tanto la libertad de debatir ideas como la libertad de no ser responsables de lo expresado, de poder manifestar sus pensamientos sin enfrentar consecuencias o críticas. En este sentido, responde a un modelo estructurado en base al individualismo de mercado, donde el consumidor elige entre una serie de alternativas y no tiene que rendir cuentas ni justificarse ante nadie. En la privacidad de su conciencia, este individuo opta por tomar decisiones de manera solitaria, guiado principalmente por su propio marco de pensamiento o su burbuja de sentido, es decir, un conjunto de ideas compartidas por aquellos en su círculo cercano. De esta manera, se preserva de dar cuenta de las implicancias éticas de sus elecciones.

El silencio en la política es persistente, evoca el recuerdo del silencio, la complicidad y el apoyo que demandó el terrorismo de Estado durante la dictadura. Este silencio se propaga sembrando medias verdades e impulsando la proliferación de suposiciones, avivadas por el miedo. El silencio cómplice de la dictadura es esencial para extender y encarnar los efectos del terrorismo en cada fibra del tejido social. El silencio también fue interpretado como sinónimo de salud; el silencio de los órganos como la salud del cuerpo. Asimismo, el silencio del pueblo fue considerado como la salud del cuerpo social. O, en otras palabras, para purificar el cuerpo social, se requería silenciar al pueblo.

Existe en este silencio una capacidad de generar relatos verosímiles, adentrándose en el terreno de las suposiciones que circulan con fluidez en las redes sociales. Este silencio comparte una afinidad con la dinámica de las redes sociales. Pues, al eludir la proximidad de los cuerpos, las redes sociales obturan lo que podría percibirse como conflictivo en las relaciones sociales. En este sentido, la dinámica de estas últimas implica que el usuario da un "like" a contenidos que ya le gustaban de antemano, de alguna manera revalidando con de este modo lo que ya era de su agrado. No hay necesidad de gestionar a través del diálogo las diferencias que podrían surgir en el encuentro con los demás. Se trata de un sujeto que tiende a establecer sus gustos, sus pasiones, sus recuerdos y a sí mismo sin la mediación de los demás, en el silencio de su intimidad.

Dicho aislamiento del individuo en las redes sociales se manifiesta en la cotidianidad como el "respeto por la opinión personal". Un pedido de respeto que opera mediante la obturación del diálogo. Así, el diálogo promovido es un diálogo de interlocutores silentes. El sujeto que respalda silenciosamente la victoria de La Libertad Avanza es aquel que se mantiene silencioso e indiferente a los debates políticos o, incluso, se disgusta ante la discordia. Prefiere retirarse de la discusión para preservar intacta su opinión personal. El silencio no le molesta, en cambio el ruido de quienes piensan, son o viven distinto sí.

En consonancia con esto, recordemos que en un momento durante el último debate presidencial el candidato de La Libertad Avanza es interpelado por su interlocutor, pero en lugar de dar respuesta prefiere guardar silencio y ceder la palabra. La estrategia radica precisamente en abstenerse de hablar. Al no hablar, se elimina la posibilidad de ser cuestionado y se clausura el diálogo. Mientras que en la resonancia la voz predominante es la más fuerte, en este caso, la voz que prevalece, la que ganó las elecciones, es la que opta por el retraimiento. Paradójicamente, es la propia voz del individuo que posteriormente fue elegido por una mayoría significativa la que elige guardar silencio respecto a sus propias propuestas. Además, durante la participación en el programa de María O’Donnel, resultó evidente el mutismo del joven representante de La Libertad Avanza al abordar los fundamentos de la propuesta política que respalda. De manera análoga al líder de su coalición, opta por retirarse del debate, generando nuevamente un silencio que obstruye la discusión. Este gesto, aunque no necesariamente coordinado, se manifiesta de manera sistemática en ambos casos, contribuyendo, de esta manera, a la construcción de un ideal de democracia entendida como una operación silenciosa de recambio de cargos institucionales.

Los silencios operan como estrategia en el entramado político. Lo no dicho puede incluso resultar más significativo y representativo que lo dicho. Si lo que prima es el silencio, nos preguntamos: ¿cuán terrible es lo que no están diciendo? La contraoperación consiste en conjurar los silencios, poner en palabras a aquello que el silencio produce como ausente.

En contrapartida, los susurros, las voces de ternura y cariño que nos llegan, los mensajes de amigues, familiares y seres querides buscando generar trinchera, constituyen el primer gesto de resistencia. Nos buscarnos entre los afectos, nos sabernos ahí, hallamos refugio para mitigar este resultado y fortalecernos de cara a lo que viene. 

*Instituto de Estudios Sociales - CONICET - Centro de Investigaciones Gubernamentalidad y Estado.

**Grupo de Investigación sobre Problemáticas Socioculturales - Universidad Nacional de Mar del Plata.