“¿Cómo es que gustándonos no podemos hacer nada?”. Una ex pareja contempla el mar de noche. Ninguno de los dos sabe por qué está ahí si ya se separaron hace un tiempo atrás, rehicieron sus vidas, incluso tienen otros amores. La oscuridad los envuelve, es noche afuera y dentro de cada uno. La marea crece y les roza los pies. Cada tanto, el estruendo de una ola. “El tiempo fluye y nosotros hemos roto, ¿fuimos imbéciles, no?”, dice ella. Y muy cerca de esa frase, termina el cuento.
“No hay relación sexual”, sostuvo Lacan, y dio por tierra la teoría de la media naranja, poniendo sobre la mesa que no hay modo de vivir el amor con goce pleno. Esta idea es la que sobrevuela y enhebra los relatos de Los amores de Nishino de Hiromi Kawakami, nacida en Tokio en 1958 y una de las escritoras más populares y premiadas de Japón. Sus novelas han sido adaptadas al cine. En 2001 fue traducida por primera vez al español y reconocida por su obra cumbre, El cielo es azul, la tierra blanca, con la cual ganó el prestigioso Premio Tanizaki. Luego le siguieron Abandonarse a la pasión: Ocho relatos de amor y desamor, (2011), El señor Nakano y las mujeres, (2012), Vidas frágiles noches oscuras, (2015), Amores imperfectos (2016).
Luego lo primero que hay que decir, es que Los amores de Nishino y en general los títulos de sus libros sólo reflejan en parte, en la superficie, la temática de estos cuentos, que bien lejos de ser “de amor”, obligan a una lectura subliminal más intensa y reveladora acerca de los misterios de las relaciones humanas y su imposibilidad. La estructura del libro es de relatos ensamblados por un único protagonista, Nishino: un hombre que ama el amor más allá de las mujeres y ejerce en ellas una atracción poderosa que, paradójicamente, será lo mismo que lo condene a su eterna soledad. Ahora bien, la originalidad del libro radica en que la vida de Nishino es relatada desde el punto de vista de sus sucesivas amantes a lo largo y en diferentes etapas de su vida.
Esta perspectiva de narrador testigo permite conocer, además del alma de Nishino, la historia personal de sus amantes (que van desde adolescentes hasta amas de casa maduras, empresarias o universitarias, lesbianas o casadas) y las diferentes miradas de cada una sobre un mismo hombre: “Nishino era frío. Y esa frialdad estaba forrada con una capa cálida, lo cual era mucho peor que si hubiera sido completamente frío”, dice Natsumi que lleva a su hija de solo siete años a los encuentros de ella con su amante. Mientras que Sasaki, que es casada y conoce a Nishino en un curso de ahorro de energía en la cocina “Una verdadera Ganga”, dirá: “Nishino es la mismísima encarnación del concepto de Ganga: un hombre apuesto. Aseado, amable, cortés. Y para terminar, trabajaba en una buena empresa”.
En ese sentido el libro podría pensarse, también –y sobre todo– como una reflexión acerca de lo femenino y de qué desea una mujer. “¿Por qué me habré acostado con un chico como él, que agradaría a cualquier chica en general?, se pregunta Rei, la chica del cuento “El reino de finales del verano” que a su vez se acuesta con otros chicos con solo decirse “quiero acostarme con ese chico, que me rodee el cuello con esos brazos” y les pide ir a la casa de ellos no sin antes pasar por una tienda a comprarse una bombacha y un cepillo de dientes. Porque las mujeres de Nishino, siempre están mejor paradas que él frente al mundo. Son fuertes y marcan los puntos de referencia de cada historia. Así es que bien a contramano de un Cincuenta Sombras de Grey, las amantes de Nishino jamás son las víctimas, y siempre terminan dejándolo. Aunque él “es un hombre capaz de satisfacer deseos de los que las mujeres ni siquiera son conscientes, pero que él rescata de lo más profundo de sus corazones”, ellas llevan una mejor vida y son dueñas de sí. También son las que en cada una de las historias, se hacen preguntas: “Qué es lo que atrae a un adulto como tú de una criatura indefinida como yo?”. “Qué habrá en el espacio más allá del mundo? ¿Un vacío? ¿Estará realmente vacío?”. Y dueñas de las mejores conclusiones: “En el fondo de sus corazones, las personas odian a quien sobresale en todo”. “Las relaciones humanas no se pueden expresar en términos matemáticos”.
Ahora bien, detrás de todo, hay dolor. Así es que más allá de este hombre capaz de atender un llamado de una mujer delante de otra mujer con naturalidad y haciéndole sentir que es única, Nishino es un hombre solo y atormentado por el suicidio de su hermana de quien cree haber estado enamorado. En Los amores de Nishino queda claro que todo amor es una necesidad de amor, o es lo que pone en evidencia aquello que cada uno carece. Nishino es un experto en captar el deseo de una mujer cual pescador con su red, sin embargo pasa su vida sin entender por qué necesita ser amado con desesperación. “Es fácil querer a una chica. ¿Cómo es que hasta ahora fui incapaz?”.
Sobre el final, la pareja de amantes pasea por un acuario. En un momento se detienen frente a una gran pecera. “Estaban en el fondo y los había grandes y pequeños. Estiré el brazo y toqué la superficie del agua. Todos permanecían quietos. Los Marimo crecen en el fondo de los lagos, ¿se sentirán solos?”, piensa ella, pero no lo comparte con su amor. Porque las historias de Kawakami tratan –también en el fondo, y sobre todo– de la soledad.