“Ninguna confesión es demasiado incorrecta; ningún deseo demasiado perverso”. Ese es el invitante prologo con el que el sitio tumblr Pennywise Confessions invita a compartir la atracción (fatal) que la entidad maligna It, personificada en el horrífico payaso bailarín, despierta en muchas, muchas personas. Así lo evidencia el torrencial número de publicaciones que la web recopila de anónimos flechados: la mayoría, de índole sexual, que no ahorra en explícitos detalles; otras, más inocentes, que admiten irrefrenable avidez por convites ATP (una cena, un paseo, ir al teatro con el payasito). “Me gustaría pasar un tiempo con Pennywise, abrazados en la cama, bromeando juntos; mis manos enredados en sus mechones rojizos, sus garras peinando mis cabellos”, uno de los ejemplos reproducibles. Y sí: saben que el objeto de sus fantasías eróticas es una fuerza transdimensional que se alimenta del miedo y del dolor, que gusta arrancar bracitos de peques con dentadura terrible, que tiene por hobby personificar traumas generacionales. Y no: no les importa. “Este no es un blog de trolls. La teratofilia (atracción sexual hacia los monstruos) y la coulrofilia (hacia los payasos) son absolutamente comunes, y han existido muchísimo antes de que el reboot de It se estrenase”, racionaliza la creadora del sitio: una tal Sarah, de 25 años, oriunda de Hawai. Y reconoce que ella misma se encontró fantaseando con la criatura de Stephen King ni bien salió del cine: “Entonces me puse a googlear y descubrí que no era la única inexplicablemente atraída hacia este payaso. Al notar que había otros como yo, y que eran muy criticados por ello, decidí crear este espacio seguro para que la gente pudiera manifestar sus sentimientos”. Evidentemente, las largas filas de dientes –que harían palidecer al mismísimo octavo pasajero, don Alien–, la frente extensible, el maquillaje siniestro y la sonrisa aterradora, sin contar la afición por infringir sufrimiento y muerte a los más indefensos, estimula a parte del fandom. Lo cual ya ha despertado inquietante pregunta en el resto de los mortales: “¿Terminará esta euforia en un auge de la pornografía con payasos?”. La caja de Pandora está abierta.
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