La comunidad audiovisual está en estado de alerta, movilización y asamblea permanente. Tras la masiva marcha del jueves, en la que miles de profesionales de la industria cinematográfica se manifestaron en defensa de la Ley de Cine y de la función de “fomento” del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa), distintos actores de la pantalla grande expresaron su preocupación por el presente y el futuro cinematográfico argentino. “Todo lo que se construyó desde que existe la Ley de Cine, en 1994, puede desaparecer si se vulnera su espíritu. La desaparición de esa ley significaría la desaparición del cine nacional”, puntualizó Cecilia Roth, ante la consulta de PáginaI12. La Asamblea Abierta de la Comunidad Audiovisual manifestó su rechazo al “ajuste y la censura en el cine”, exigir la derogación de la resolución 942 y pedir “por un nuevo plan de Fomento democrático, inclusivo, que permita el acceso a las personas físicas sin antecedentes para ficción y documental”. Lejos de disipar los peores temores, el presidente del Incaa, Ralph Haiek, declaró desde el Festival de San Sebastián que en su gestión aspira a conformar “una industria exitosa, tanto en calidad de películas como en audiencia”, confirmando que la “rentabilidad económica” será un criterio preponderante en la política que llevará adelante el organismo rector de la actividad. 

“El jueves –señaló Roth en diálogo con este diario– vi Zama, de Lucrecia Martel, una película que tiene una gran producción, una suma de productoras muy poderosas. Es una película fascinante. Lucrecia hizo una obra de arte. Pero también vi Alanis, de Anahí Berneri, La novia del desierto, de Cecilia Atán y Valeria Pivato, y Nadie nos mira, de Julia Solomonoff. Todas ellas promueven una diversidad que necesitamos ver como espectadores. Con las nuevas resoluciones, que han sido tomadas por el Incaa sin consenso alguno, todo esto va a desparecer”.

La protagonista de Todo sobre mi madre y Kamchatka, entre otras películas, expresó su preocupación sobre el porvenir del cine argentino en caso de que no se de marcha atrás con la nueva reglamentación de los subsidios del Incaa. “Las medianas y pequeñas productoras –analiza Roth– van a hacer muy pocas películas, a lo mejor ninguna, a lo mejor cierran. Me produce una gran impotencia la idea de que no somos escuchados. Ni nosotros ni nadie. Las decisiones se toman sin consenso. Espero que haya un encuentro entre todas las partes para modificar esta decisión, para que la ley de cine siga siendo un ejemplo.”

La intención de que el Incaa deje de ser una entidad de “fomento” a la producción para pasar a tener una función de “financiamiento”, tal cual se desprende de la resolución 942/17 publicada el 18 de septiembre en el Boletín Oficial, no parece ser una buena noticia para la cultura argentina. Buena parte de la comunidad cinematográfica entiende que, en caso de aplicarse la disposición, los nuevos requerimientos para acceder a los subsidios del Fomento de Cine dejarán a muchos productores pequeños y medianos fuera de cualquier posibilidad de producir películas. En efecto, la resolución cambia la manera en la que se otorgan los subsidios, de modo que las productoras sólo recibirían el 20 por ciento del total al momento de ser aprobado el proyecto, mientras que el grueso del crédito se acreditará a medida que las empresas den cuenta de ciertos y complejos requisitos. El riesgo es que sólo las grandes productoras, con espalda económica suficiente, puedan finalmente comenzar la producción con ese primer y escueto adelanto del subsidio.

La Asociación Argentina de Actores (AAA), por su parte, también expresó su “profundo rechazo” a la resolución 942 dispuesta por las autoridades del Incaa, realizado “en forma inconsulta y sin participación del Consejo Asesor”. Mediante un comunicado, el gremio que nuclea a los actores y actrices argentinos manifestó su preocupación ante “una medida que, lamentablemente, confirma los pronósticos a los que arribábamos después de las desprolijidades y desmanejos, nunca aclarados públicamente, ocurridos durante el trámite que destituyó al anterior presidente del Incaa”. 

El Consejo Integral de la AAA señaló que la nueva disposición perjudica notablemente a la industria cinematográfica argentina. “Nuestros temores tenían que ver con la intencionalidad velada de desfinanciamiento del fomento a los pequeños y medianos productores de la actividad audiovisual y hoy vemos que algunas de las medidas planteadas en la resolución van en esa dirección”, subraya la entidad en el texto. “Es deseable –finaliza el comunicado– que la unidad para defender el fomento a nuestra actividad audiovisual se mantenga en lealtad y buena fe en el momento en que los productores, nuestros contratantes, deban respetar nuestros derechos laborales.”

Por su parte, el actor Darío Grandinetti también se explayó en contra de la resolución del Incaa: “Me genera mucha tristeza, sobre todo porque muchos advertimos que esto podría ocurrir y fuimos maltratados. Me molesta que no haya mas gente indignada con lo que está pasando, porque el cine argentino es de todos. Es necesario volver a aclarar: no se filma con el dinero que va a los jubilados o a los maestros. El cine se autofinancia con leyes muy anteriores a este gobierno y que seguramente este gobierno quiere pasar por encima”.

A su vez, el director y productor Benjamín Avila señaló ayer que “aparece la sospecha de que sólo las grandes producciones van a salir beneficiadas al ver que esta resolución aniquila las cuotas dos y tres, que son críticas porque salen cuando estás empezando y en pleno rodaje, son las que te pueden parar el rodaje si no tenés para pagarles a los técnicos. Lo peor es que esto se decide de un día para el otro, sin tener en cuenta que hay películas que ya están en pre producción o en producción. Es un delirio”.