La crisis de la lechería y de la cooperativa SanCor en particular no cesa, continúa su derrotero y lleva ya varios meses (ver “Mala leche”, Cash del 4 de junio pasado), pero aparecen nuevos eventos así como elementos explicativos que merecen ser destacados. El actual conflicto de SanCor debe ser analizado en un marco más amplio que el de la propia empresa incluyendo en ello el contexto de toda la lechería. Así, tres grandes líneas de análisis son necesarias para explicar su situación:
1. Las transformaciones productivas tras la aplicación de un conjunto de políticas nacionales.
2. Los problemas propios de la empresa y las explicaciones que sobre éstos se ha dado.
3. La concentración en el nivel industrial de la cadena como parte de las transformaciones globales que se están dando, lideradas por los grandes grupos económicos.
Los tres ejes permiten entender el carácter del proyecto neoliberal que las corporaciones económicas quieren instalar y sus efectos sobre una de las mayores empresas lácteas de estructura cooperativa.
La crisis actual de SanCor se produce en un escenario de fuertes dificultades para el sector lácteo argentino en general. La política macroeconómica de la Alianza Cambiemos implementada a partir del 10 de diciembre de 2015, trajo como resultado un desplome del 12,5 por ciento de la producción primaria y una caída del 9,2 por ciento del consumo per cápita en leches fluidas en el transcurso del 2016 en comparación con el año anterior. Asimismo, la industria láctea acumula 17 meses de caída sin cesar entre 2016 y 2017 sin considerar los dos últimos meses en donde se visualiza un tenue repunte según el Estimador Mensual Industrial (EMI).
La combinación del fuerte encarecimiento del precio del maíz –principal insumo de la producción de leche– con la caída del poder adquisitivo de vastos sectores de la población, y con ello de la demanda, todas ellas consecuencias directas de los cambios en las políticas económicas adoptadas han sido un cóctel explosivo para el sector.
La suma de políticas implementadas y las fuertes inundaciones, han reducido la producción de leche en la que constituyó la mayor caída observada en los últimos 25 años. El cierre de tambos se aceleró en el último año y medio alcanzando a un ritmo comparable con el de la crisis de fines de los años noventa y principios de este siglo, otra consecuencia directa de esta situación.
Números
Mucho se ha dicho sobre SanCor y las posibles razones de su crisis, pero relativamente poco se han analizado los números reales de la cooperativa, y los rubros en los que estos han cambiado dando lugar a enormes pérdidas. En un trabajo de investigación, mostramos que el último balance de SanCor, con cierre en junio de 2016 (a junio de 2017 aún no fue presentado) indica que el deterioro de la situación patrimonial se consolidó entre junio de 2015 y junio de 2016 y no antes, e incluso que esa situación se agravó aún más después de esa fecha.
Los cambios ocurridos a partir de diciembre de 2015, con la modificación de precios relativos claves así como las tasas de interés, son por ello sumamente significativos.
Por un lado, los resultados operativos negativos están asociados a la caída de la demanda que tenía la empresa y el aumento de costos. Pero además y con una importancia incluso mucho mayor, prácticamente excluyente, un mayor gasto financiero, asociado a un encarecimiento del crédito ya que el nivel de deuda, si bien creció, no lo hizo en una proporción tan alta. Es decir, SanCor empieza a mostrar pérdidas muchísimo mayores, no por cuestiones operativas ni de aumento de la deuda, sino del encarecimiento de ésta. Los costos financieros crecieron exponencialmente durante el ejercicio, por lo que la cooperativa tuvo que afrontar pagos de intereses muchísimo mayores.
Consecuencias
Cuando se indaga en las razones de este aumento sideral del costo financiero, aparece otro efecto también de la política pública: la limitación de líneas de crédito blandas para la producción. Así, en orden de importancia, el cierre al acceso a líneas de crédito más blandas, como tenía la cooperativa, fue la principal razón de la crítica situación en la que se encuentra, a lo que se le agregó una caída en la demanda, una menor provisión de leche por la crisis de la producción tambera, e incrementos de costos operativos (empujados también por los menores niveles de producción), que dieron por consecuencia resultados operativos negativos. A ellos se le agrega, en un tercer lugar en cuanto a significatividad, el hecho de que la empresa estuvo tratando de sostener el precio pagado al tambero, como parte de su rol cooperativo, lo que le representó menor rentabilidad operativa.
Los dos primeros factores son consecuencia directa de las políticas del macrismo hacia el sector y en general. SanCor se vio afectada en particular por la limitación en el acceso al crédito blando del Banco Nación y ello es consecuencia de la premisa de “sincerar” los “verdaderos” costos financieros. Por eso tuvo un aumento muy significativo en la tasa promedio que paga por su deuda. El cimbronazo tuvo efectos mucho más letales que, por ejemplo, los aumentos de las tarifas eléctricas. El hecho de que la medida se tomara de forma abrupta, hizo que la cooperativa se encontrara de golpe frente a una ola de pago de intereses demasiado grandes como para afrontarla de pie. A lo que se llamó el “sinceramiento” de las tarifas, del precio del maíz –que afectó a los tamberos, pero en menor proporción a la cooperativa que trató de sostener precios acordes de pago al productor– se le sumó el “sinceramiento” en la tasa de interés pagada.
Desde el gobierno, el foco de la comunicación no estuvo en estos factores, sino que apuntaron esencialmente a tres: la vinculación con Venezuela, el costo salarial, y la ineficiencia de la empresa. Los números también muestran una realidad muy distinta.
La vinculación con Venezuela le permitió a la cooperativa tener un mejor precio de venta de su producto durante varios años. El aumento de la deuda comercial que implicó, pudo ser cubierta con el pago de ciertos intereses durante esos años arrojando así un balance general de la operación positivo. El problema surgió cuando los intereses de la deuda de SanCor aumentaron considerablemente.
Tampoco el costo salarial fue de por sí un problema: éste no es tan significativo en el total, pero sobre todo, los balances muestran que la variación del costo salarial de ninguna manera puede explicar la crisis de la empresa, por su ínfima proporción con respecto a la ineficiencia, en tanto para ello se utiliza ciertos indicadores estándar como por ejemplo cantidad de litros de leche producida por trabajador empleado, debe señalarse que esa relación se ha mantenido por debajo de otras empresas o industrias a lo largo de la historia de SanCor, y que en gran medida ello tiene que ver con la propia constitución de la cooperativa de segundo grado, que surge a partir de sus cooperativas y por ende con una estructura industrial dispersa. Por eso, sin menospreciar que permanentemente se debe mejorar la productividad, la crítica pareciera olvidar que SanCor fue creciendo teniendo como fortaleza su alta inserción en cada zona, a costa de tener una alta dispersión en la etapa industrial. Pero además, esa dispersión no es para nada un factor nuevo, por lo cual tampoco sirve para explicar las razones de la crisis del último año.
En línea con esto último, las autoridades y habitantes de las localidades donde se encuentran ubicadas las principales plantas de SanCor insisten con que las mismas van a desaparecer ya que la actividad principal de esos lugares pasa por la industria láctea. Independientemente de si la empresa logra salvarse o va a la quiebra, cientos de puestos de trabajo corren peligro de perderse incrementando la preocupación de los trabajadores quienes anoticiados sobre que este año no habría recomposición salarial, deberían “elegir” entre “un aumento o la permanencia en sus puestos de trabajo”.
Modelos en pugna
Lo que está sucediendo con el sector lácteo en general y con SanCor en particular, expresa, por un lado, un ejemplo muy concreto de las consecuencias de la política económica gobierno nacional y por otro, la disputa socio política y el rol del Estado en dos proyectos de país distintos.
Está en juego si la lechería argentina va a poder contar, en la definición de las relaciones entre los distintos actores del complejo productivo, con una empresa cooperativa (de los productores nacionales) fuerte, o si, por el contrario, se va a redefinir todo ese espacio hacia modelos de empresas industriales privadas y/o escindidas de los tamberos, caracterizados por relaciones asimétricas donde el productor primario se ve compelido a ceder en el precio y en las condiciones comerciales cada vez que tiene que entregar su producto
* Director de Revista Desarrollo Industrial y Agropecuario. Ex secretario de Coordinación del Ministerio de Agricultura. Economista y profesor UBA.
** Integrante de Revista Desarrollo Industrial y Agropecuario. Economista UBA. Doctoranda en Desarrollo Económico Unqui. Ex subsecretaria de Coordinación Política del Ministerio de Agricultura.
*** Integrante de Revista Desarrollo Industrial y Agropecuario. Economista UNR. Maestranda en Economía política de Flacso. Ex asesora económica de la Secretaría de Coordinación Política y Emergencia Agropecuaria del Ministerio de Agricultura.