La crítica situación que vive el oeste de la provincia de Buenos Aires empeoró con la lluvia caída esta semana, que agravó el anegamiento de los campos inundados, cuya superficie se encuentra en un 50 por ciento bajo el agua. Además, la persistencia de las inundaciones no permite levantar totalmente la cosecha de maíz, cuyas pérdidas en la región se estiman en torno del 15 por ciento del total, ni tampoco posibilita comenzar con la siembra de ese mismo cultivo y la del girasol.
Aparte de eso, los caminos que unen a los distintos pueblos de la región se encuentran bajo el agua e impiden el transporte de la producción agrícola y la comunicación de los pobladores de la zona con el resto de la provincia.
“En el campo la situación es desastrosa, un 50 por ciento de la superficie se encuentra bajo agua”, precisó Bernardo Colombatto, productor de la zona de Villa Maza, quien remarcó que en ésa región “ya venimos con anegamientos desde hace un año”. Explicó que “la continuidad de las lluvias y las inundaciones provocadas hicieron que todavía no se haya concluido con la cosecha del maíz, porque es imposible levantarlo, está bajo el agua”.
Si bien Colombatto destacó que de todos los cultivos el maíz es el que más aguanta, aseguró que “se puede echar a perder”, y estimó que “el 15 por ciento del total de la cosecha de maíz en la zona se va a perder”. Además remarcó que “por el momento no se puede comenzar con la siembra de maíz ni de girasol, no hay perspectivas”.
La siembra del maíz se inicia a fines de septiembre todos los años, luego le sigue la de girasol a partir del 1º de octubre, continúa la de soja a partir de noviembre, y concluye con la de maíz tardío a principios de diciembre.
“En este momento está lloviendo de vuelta más de 25 milímetros. A corto plazo no hay ninguna perspectiva de siembra”, afirmó Colombatto, quien subrayó también que “otro problema que agrava la situación es que las napas de agua están a nivel del suelo”. Explicó que “a medida que el productor se pasa de la fecha de siembra, la consecuencia resulta en una pérdida de rendimiento del cultivo”. En consecuencia, subrayó que “se viene una campaña muy complicada sin que se pueda planificar”.
Aparte de los campos, los caminos de la región también se encuentran anegados, y en algunos casos bajo el agua, lo que impide el tránsito normal.
“Ayer estuve en Maza, y el camino está peor que antes, no se puede pasar en auto, solamente en camioneta”, indicó la ingeniera agrónoma Lucía Socolsky, en referencia al camino rural que va desde Villa Maza a Rivera, en el oeste bonaerense, a 170 kilómetros de la capital pampeana, Santa Rosa. Socolsky destacó que “ayer estaban arreglando el camino, pero ahora está lloviendo y ya van 20 milímetros, lo que complica la situación”. “Para que no se inunde el pueblo, el municipio de Maza saca el agua para el camino, pero se perjudica el campo. Pero es para salvar al pueblo”, insistió.
Colombatto indicó que “la situación está complicadísima, hay agua por donde se mire”, y añadió que “no hay un solo camino transitable, y el problema más grande es que la municipalidad no nos acompaña en nada”. “En el campo el objetivo lo logramos, con más sacrificio, pero lo conseguimos. El asunto es que tranqueras afuera estamos incomunicados y no hay nadie haciendo nada para mejorarlo”, concluyó el productor, quien es parte de la empresa familiar agropecuaria Tierra Gaucha, de Maza.
En tanto, una situación similar denunció a principios de la semana el concejal del municipio de Bolívar, Marcos Pisano: “Las napas están muy altas y la zona agropecuaria está muy afectada por el agua, por lo que se vislumbra una reducción de la campaña de siembra gruesa”.
Detalló que “la siembra viene atrasada, suponemos que tendrá un retraso de un mes y medio, que recién a fines de octubre se estará sembrando maíz y soja en el distrito”. “Además del atraso en la siembra, se reducirá el área de sembrado en un 50 por ciento”, se lamentó el concejal, quien reconoció que esa situación afectará “la economía del distrito el próximo año, ya que la economía de Bolívar está ligada al agro”. “Muchas hectáreas se han visto anegadas, con pérdidas importantes, lo que obliga a descartarlas del circuito productivo, por lo que hay que buscar alternativas que conduzcan a sistemas productivos con altos rendimientos ayudados por el Estado”, afirmó.
El distrito de Bolívar fue declarado en emergencia y/o desastre hasta fines de diciembre próximo por tener bajo agua 400 mil de las 500 mil hectáreas cultivables.