Desde Santa Fe.
Horacio Verbitsky coincidió que la desaparición forzada de Santiago Maldonado el 1º de agosto remite en Rosario a la de Franco Casco, en octubre de 2014, en el gobierno de Antonio Bonfatti. "El punto que tienen en común" es que en ambas "intervinieron fuerzas de seguridad" (la Gendarmería Nacional en una y la Policía de Santa Fe en la otra) y luego siguió el encubrimiento, el intento de desviar la investigación con pistas falsas. "Es como si hubiera un manual del desaparecedor, cómo se hace para embarullar" la causa, dijo. Y cuando se le preguntó si el gobierno de la provincia tenía responsabilidad en el caso Casco, respondió: "En la medida que estuvo detenido en una comisaría de la provincia, sin duda la tiene, es indudable. No sé como lo valora la opinión pública santafesina. A mí me parece obvio que el gobierno tiene responsabilidad".
Verbitsky estuvo el miércoles en el Solar de Mayo, el centro cultural de Sadop, en la presentación de su libro sobre Milagro Sala, la primera presa política de Cambiemos ("La libertad no es un milagro"). Un acto emotivo, desde el aplauso de pie que lo recibió en un salón repleto, hasta el relato de sus vivencias ‑lo que le pasó a él‑ cuando conoció a Milagro, a su obra y el recuerdo de aquel abrazo en el penal de Alto Comedero, donde ella le pidió: "Sáquenme de aquí". Lo acompañaron en la presentación la secretaria general de Sadop y candidata a diputada nacional por el Frente Justicialista, Patricia Mounier y el abogado de Hijos, Guillermo Munné.
Antes, Verbitsky se había reunido con militantes de derechos humanos que integran el Foro contra la Impunidad y por la Justicia y luego compartió una rueda de periodistas que le preguntaron sobre Milagro, la desaparición de Santiago y el cepo mediático (ver aparte), entre otras cosas.
Un colega le propuso un juego de espejos: ¿Por qué el caso Maldonado remite a los desaparecidos de Santa Fe? Verbitsky dijo "estar al tanto" de lo que pasó en la provincia en los últimos años. "La desaparición de Franco Casco no es la única, hay otros cuatro casos" (Natalia Acosta, Roberto Agustín Yrusta, Gerardo "Pichón" Escobar y Valentín Reales). "El punto en común que tienen las desapariciones" de Maldonado y de Casco es que "intervinieron fuerzas de seguridad", la Gendarmería en una y la Policía de Santa Fe en la otra, y "después cada caso tiene su particularidad", explicó.
"El caso Casco no ha tenido tal vez la repercusión que merecía. Y hubo, igual que en el de Santiago Maldonado un intento de embarullar, confundir, testigos que decían que lo habían visto en otro lado, que estaba en una fiesta, o que estaba bebido. Lo mismo pasó con el caso del soldado (Omar) Carrasco en Neuquén, hace más de 20 años. Es como si hubiera un manual del desaparecedor: cómo se hace para embarullar la investigación, para desviarla a Chile, a Entre Ríos o a la bailanta ‑ironizó‑ en vez de ver: ¿qué pasó en la Comisaría 7ª de Rosario donde lo llevaron? ¿Qué pasó en la comisaría 7ª?".
‑ ¿El gobierno de Santa Fe ha tenido alguna responsabilidad? ‑preguntó Rosario/12.
‑ En la medida que estuvo detenido en una comisaría de la provincia, sin duda la tiene, es indudable. No sé cómo lo valora la opinión pública santafesina. A mí, me parece obvio que el gobierno tiene responsabilidad.
‑ Están imputados cuadros de Asuntos Internos por desviar la investigación y sembrar pistas falsas ‑se le recordó.
‑ Lamentablemente, con estos casos lo que se logra con mucho retraso es reconstruir el encubrimiento posterior. Y eso vale para el atentado contra la DAIA, hay motivos para temer que lo mismo ocurra con el caso Maldonado o en el caso Casco que ustedes mencionan. No se logra determinar quién lo hizo, pero sí quién trató de impedir que se supiera quién lo hizo. Si eso se toma a tiempo, puede ser un camino para llegar a la verdad. Por supuesto, si se toma 25 años después no va a servir para esclarecer el hecho, pero sí para establecer las responsabilidades y tal vez cuando se establezcan las responsabilidades exista la posibilidad de que estos casos dejen de repetirse. Porque lo otro es la impunidad y la impunidad engendra repetición ‑concluyó Verbitsky.