El primer ministro italiano, Matteo Renzi, apuesta a que gane el Sí en el referéndum que se celebra mañana sobre la reforma constitucional impulsada por su gobierno y a la cual vinculó su futuro político. Mientras que las encuestas marcan una ventaja del No y la oposición debate alternativas. Giovanna Martelli, miembro del nuevo grupo parlamentario de izquierda italiana, dijo en diálogo con PáginaI12 que es una reforma muy peligrosa porque busca quitar la soberanía popular y es apoyada por las oligarquías europeas y los centros mundiales de poder como los bancos, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la empresa JP Morgan.

Vino a Buenos Aires a difundir la campaña por el No y realizó diversos recorridos por instituciones como Abuelas de Plaza de Mayo. “El referéndum completa el programa de reformas neoliberales de Renzi, como la reforma laboral”, afirma la política italiana que en el 2015 se desvinculó del gobernante Partido Democrático (PD) que había ayudado a fundar y que hoy califica como de centroderecha. “Era necesario que en Italia se construyese una alternativa de izquierda que se ocupe de los derechos humanos, de la justicia social, de una política industrial verdadera y no una de terrorismo financiero. Después del resultado de las elecciones de Estados Unidos, donde ganó una persona como Donald Trump, es necesario que surja un partido progresista a nivel mundial”, declara.

Desde que presentó la reforma, Renzi repitió en varias ocasiones que renunciaría si ésta fuese rechazada, aunque luego reconoció el error de personalizar el referéndum. Sin embargo, el domingo tendrá su primer plebiscito nacional en las urnas, tras haber llegado al poder a través de un acuerdo parlamentario. “Nosotros votaremos por la reforma de la constitución, no sobre la política del gobierno. Por mí Renzi que se quede o que se vaya. El tema es tener ahora garantía constitucional porque si se cambia la constitución se modifica la arquitectura del Estado”, dice Martelli. Aunque es cada vez más grande la sensación de que con la votación se estará evaluando la gestión del primer ministro. “Personalizar el referéndum es un error. No es una votación relacionada con él. Ahora queremos ganar con el No, es nuestra finalidad. El día después estaremos a disposición de la república italiana para buscar cuál es la mejor solución.”

Una de las razones más fuertes del gobierno para dar luz verde a la reforma es la reducción de los costos de la política. Según la diputada Alessia Morani (número dos de la bancada del PD) sería un ahorro de 500 millones de euros. Pero para Martelli es imposible comprobar eso: “En una consulta que le hicimos a la ministra (María Elena) Boschi, dijo frente al supuesto ahorro que no serían 500 millones de euros anuales los que se ahorren, ni ella lo admite”. Otro motivo, es agilizar el proceso legislativo y darle estabilidad a un país que tuvo 63 gobiernos en 70 años. “El presidente del Senado, Pietro Grasso, hizo una declaración en la que dice que no es el bicameralismo perfecto la causa de la lentitud en la promulgación de leyes, son otros los problemas, como la burocracia. Si lo dice él tiene un gran significado, porque ocupa el segundo cargo más importante del Estado”, cuenta Martelli quien agrega que desde el 2013 hasta hoy el Parlamento aprobó 249 leyes y que por lo tanto no es un problema de números.

Para Renzi, el bicameralismo paritario es “un lastre”, alarga los tiempos legislativos e impide celeridad en la toma de decisiones. “Se agilizaría enormemente el tiempo de sanción de cada ley, que hoy tiene un promedio de 30  meses, por las funciones casi espejo de ambas cámaras”, apuntó Morani. Sin embargo, al igual que Martelli, los que rechazan esta argumentación dicen que Italia aprueba anualmente más leyes que otros países como Alemania o el Reino Unido. Asimismo consideran que actualmente las dos cámaras, diputados y senadores, se vigilan recíprocamente y generan una garantía democrática.

Por eso, el eje central de la reforma está en el nuevo rol del Senado. En caso de aprobarse, pasará de 315 a 100 miembros, con una reducción de sus funciones legislativas (como votar la moción de confianza al gobierno) y los legisladores pasarán a ser elegidos de manera indirecta por alcaldes (21) y miembros de los Consejos regionales (74), que se sumarán a los cinco senadores llamados “vitalicios” (los nombra el jefe de Estado, con un mandato de siete años). “El Senado no será más elegido por el pueblo. La constitución tiene que ser una garantía democrática para el futuro. Nosotros tenemos propuestas que tienen en cuenta la disminución de diputados y senadores, pero de forma equilibrada. Además, para cambiar 47 artículos, se tiene que construir una asamblea constituyente dedicada a estudiar la reforma. Tienen que existir propuestas que se aprueben por mayoría”, argumenta la política italiana.

Por otro lado, otro ítem crítico implica que las regiones tendrían menos poder. El Estado retomaría algunas competencias que habían sido transferidas a las regiones: energía, infraestructuras estratégicas, turismo y sistema nacional de protección civil. A su vez, la Cámara aprobará leyes a nombre de las regiones cuando lo requiera la tutela de la unidad jurídica o económica de la república, es decir la tutela del interés nacional. Por último, las provincias quedan formalmente eliminadas de la Constitución. “La reforma reduce el poder de las regiones, pero es contradictoria, porque las mantiene en un estatuto especial que es muy discutido porque son las regiones que tienen más plata. No pueden decidir las atribuciones económicas de las regiones”, asegura Martelli.

Los periódicos Corriere della Sera, La Repubblica y La Stampa publicaron diferentes sondeos, pero todos coinciden en que los cambios propuestos por Renzi serán rechazados por un margen de entre diez y siete puntos porcentuales. El instituto Ipsos y el Demos afirmaron que el No está ganando terreno. Por su parte, Piepoli (otro instituto) señala que los italianos creen que la victoria de Trump favorece el No. “En este momento, el momento de Trump en el mundo, hay que fortalecer la participación del pueblo en las actividades políticas. Se está concentrando cada vez más el poder en pocas manos”, dice Martelli. Un promedio publicado la semana pasada por la web YouTrend sitúa el apoyo al No en un 53 por ciento frente al 47 por ciento del Sí, y subrayó un 22,1 por ciento de indecisos. Justamente, estos últimos son el blanco del jefe de Gobierno italiano, que apunta a que la mayoría tomará su decisión en el momento de la votación.

Si el primer ministro finalmente logra imponerse, se encaminará a ser el gobierno de mayor duración de la historia de la republica italiana, ya que hoy es el segundo detrás de Silvio Berlusconi, que llegó a 1409 días. Además, terminará su primer mandato con una estructura que refuerza el poder central. Aunque sus críticos temen un debilitamiento de los controles y equilibrios democráticos. “Van a destruir el Estado sacándoles poder al Parlamento y a los ciudadanos”, concluye la diputada. La victoria del No, en cambio, plantea múltiples interrogantes. Si Renzi renuncia, probablemente sea sustituido por una administración interina hasta las próximas elecciones legislativas previstas en 2018. Los analistas temen que esto provoque una crisis de gobierno, que podría tener efectos sobre la ya debilitada economía italiana.

Entrevista: Florencia Garibaldi.