El fiscal Eduardo Taiano intentó generar un cambio de enfoque a la causa sobre la muerte de Alberto Nisman. Para eso puso énfasis en que se cometieron “irregularidades” cuando fue descubierto el cuerpo en el baño del departamento de Le Parc. Como a casi dos años del hecho no se hallaron evidencias de que al fiscal lo hubieran matado, la teoría de que no se preservaron adecuadamente la escena y las pruebas resulta funcional (al sembrar dudas) a quienes insisten en que se trató de un asesinato y no un suicidio, entre ellos la ex esposa de Nisman, Sandra Arroyo Salgado, y al Gobierno de Cambiemos. Taiano le pidió al juez Julián Ercolini que amplíe el objeto procesal de la causa, que hasta ahora estaba caratulada como muerte dudosa, y que investigue por posible incumplimiento de sus deberes a la ex fiscal Viviana Fein, quien intervino durante algo más de un año en el expediente, al juez Manuel de Campo, al ex secretario de Seguridad Sergio Berni, más el ex jefe de la Policía Federal, Román Di Santo. Él sostiene que el baño mismo se mantuvo “prácticamente incólume” pero que por el resto del departamento transitaron unas 60 personas, la mitad sin ninguna función en el caso.
Es llamativo que Taiano tomó como punto de partida una denuncia de Elisa Carrió sobre una presunta zona liberada en la causa por la cual acusó a Cristina Fernández, al ex jefe de gabinete Aníbal Fernández y a César Milani. Resulta una forma evidente de politizar el tema a partir de la hipótesis del comando iraní-venezolano apoyado por el kirchnerismo, de la que no aportó pruebas. Carrió llegó a decir que el supuesto asesinato fue monitoreado por iraníes desde un Buquebús en el que se comprobó que no viajaba ni una sola persona oriunda de Medio Oriente. Taiano toma ese expediente como base, porque dice que no se puede descartar que las irregularidades hayan sido intencionales. La realidad es que todo lo que se hizo en el departamento de Le Parc en las primeras horas posteriores al hallazgo del fiscal sin vida, desde el momento que llegó la fiscal Fein, fue filmado. Eso no se condice con la idea de que hubo una intención de ocultar algo de lo que se hacía.
Cuando la Corte Suprema determinó que la causa debía ser investigada por la justicia federal, Taiano encontró gran cantidad de asuntos pendientes, como la realización de una junta médica interdisciplinaria que había ordenado la jueza anterior Fabiana Palmaghini a pedido de Arroyo Salgado, donde se mezclarían los estudios forenses y criminalísticos. Pero todavía no avanzó en eso. También está sin hacerse el entrecruzamiento de llamados: un obstáculo importante es que Palmaghini había pedido revisar 45 mil líneas telefónicas.
Mientras tanto el fiscal prefirió poner el eje acusar a sus antecesores en la pesquisa y repartir responsabilidades políticas. Taiano afirma que la muerte de Nisman tiene relación con su trabajo como titular de la Unidad AMIA, que investigaba el atentado terrorista de 1994, algo que tampoco fue probado aunque lo dijo la Corte. Pero él lo relaciona con la denuncia que presentó, cuatro días antes de aparecer sin vida, contra Cristina Fernández y el ex canciller Héctor Timerman.
El fiscal dice que se debe investigar si los funcionarios denunciados cumplieron con un protocolo que exige preservar la escena del hecho de la intervención de personas ajenas a la investigación y resguardar las pruebas. Berni estuvo presente aquella noche del 18-19 de enero en el departamento, estaba de turno el juez De Campo, quien llegó antes que Fein. Estaban el jefe de la Federal, Di Santo y el jefe de la Superintendencia de Interior y Delitos Federales Complejos, el comisario mayor Roque Carlos Luna. Había agentes, también de prefectura, incluso antes de que llegara Fein, la madre de Alberto Nisman, la hermana, personal del SAME. En total, dice el fiscal, eran 60 personas, y por las imágenes policiales algunos se apoyan en las paredes, entran y salen del dormitorio y tocan otros elementos.
El dictamen advierte: “Quienes debieron limitar la libre movilidad e ingreso en el lugar, a fin de preservar la escena, fueron los funcionarios públicos que se hallaban allí. La inoperancia por aquellos exhibida se advierte en forma inmediata. La desidia e indiferencia con que actuaron en el lugar solo permite representarnos un alto grado de incompetencia de su parte que, atento a la presunción de que los efectivos de las fuerzas de seguridad cuentan con los conocimientos básicos con respecto a cómo actuar en una potencial escena del crimen, es factible considerar que aquél haya sido deliberado”. Toda esa situación, dice, “perjudicó gravemente la recolección de pruebas con la finalidad de dilucidar el desenlace fatal del Dr. Nisman. El panorama expuesto, me permite afirmar que es muy factible que gran parte de los indicios existentes en el lugar no fueron recolectados”, sostuvo.
Taiano dice que sí fue preservado el baño, ya que nadie entró, porque el cadáver bloqueaba la puerta aunque después si “fue objeto de análisis”. El propio perito de la querella, Daniel Salcedo, reconoció que el baño estaba intacto. Allí, según la pericia criminalísitica no había rastros de intervención de terceros. Además, 15 de 17 médicos señalaron que no había nada para hablar de homicidio.
Casi desde el comienzo se sabe que el disparo fue a menos de un centímetro de distancia, no hay signos de forcejeo, no hay desorden, existen vestigios de fulminante en las manos y el arma utilizada había sido pedida prestada a Diego Lagomarsino, luego de intentos fallidos con otras dos personas. Son elementos de peso, que se buscan poner en duda para introducir de costado la hipótesis de homicidio. Una duda que se abre es si, al decir que todo fue irregular, no sería nula la prueba que sí fue recolectada.