Pasar de la indignación en las redes y círculos privados a la acción: la poca o mucha que se pueda. Proponer pública y colectivamente: poner, como se dice, el cuerpo. Eso es lo que un amplio grupo de escritores, ilustradores, editores, narradores y trabajadores de la literatura infantil y juvenil vienen haciendo, desde principios del año pasado, reunidos en lo que denominaron “Colectivo Lij”. En una reciente carta abierta expresan su “preocupación por las políticas culturales actuales”, denuncian “la interrupción de propuestas y planes nacionales” relacionados con la lectura, y advierten sobre “las políticas educativas que se pronuncian en contra del diálogo franco y abierto entre docentes y estudiantes, proponiendo, incluso, a los docentes que denuncien a aquellos jóvenes que se pronuncian políticamente en el ámbito escolar”. Cuentan que a varios de ellos, en sus habituales visitas a escuelas, les pidieron expresamente “que no se hable de política”. Hoy marchan al obelisco junto a los Núcleos y Colectivos Culturales.
Cuentan sus impulsores que el Colectivo “arrancó” con fuerza, y también con estupor, tras la represión a la murga Los Auténticos Reyes del Ritmo, en la Villa 1-11-14, la primera “gran acción” de Gendarmería y la Policía Federal con el gobierno actual, a mediados de enero de 2016. “Esa murga, hay que recordarlo, estaba llena de niños. Escribimos una carta abierta y pusimos a circular, en las redes y en algunos medios periodísticos, ilustraciones, poesías, relatos para expresar lo que sentíamos: que hay cosas que son intolerables, y que si nos dedicamos a escribir, ilustrar, narrar, editar para chicos, no podíamos callar”, repasa el escritor Mario Méndez. Con ese material editaron luego el libro Hasta la vida junto al Espacio Cultural Nuestros Hijos, que las Madres de Plaza de Mayo sostienen en la ex Esma. El compromiso de este colectivo se amplió con ese gesto: donaron todos los derechos al espacio, ahora desfinanciado por el Estado, y se ocuparon de que en cada presentación de sus libros, en cada lugar del país, e incluso en el exterior, estuviera también este libro colectivo, reponiendo de este modo tanto la denuncia por la represión como por el desfinanciamiento que sufren las Madres. Tras aquella represión a la murga, los gendarmes fueron defendidos por la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien eligió fotografiarse con ellos antes que investigar y solidarizarse con las víctimas. Hace unos días fueron procesados por la Justicia.
Junto a aquella necesidad de poner un límite ante lo intolerable (el ataque directo a niños y niñas), los miembros del colectivo LIJ, entre los que se cuentan los más destacados y editados autores actuales, decidieron pronunciarse ante una cantidad de cambios en las áreas de cultura, educación y derechos humanos: “La compra de libros por parte del Estado para distribución entre familias que tenían poco o ningún acceso a la lectura, cuyo principal logro es la creación de lectores. El apoyo a las bibliotecas populares de todo el país, con inversión en libros y en capacitaciones. El desarrollo del Plan Nacional de Lectura, que permitió que muchos de nosotros llegáramos a ciudades y pueblos de todo el país, a encontrarnos con docentes y niños lectores. La defensa de los Derechos Humanos, con los que nos sentimos identificados y comprometidos”, enumera la escritora Silvina Rocha. “Actualmente, este plan continúa, pero en los hechos nos es imposible saber qué hace, no se ven acciones en ninguna parte. La diferencia con lo que conocimos antes es completa”, agrega Márgara Averbach, otra destacada escritora. “Fuimos a preguntar en qué estado estaba el plan y sólo encontramos respuestas vacías, porque la gente que quedó a cargo no sabe responder, ni ellos saben qué tareas cumplen o los lineamientos a seguir. Eso se llama ‘vaciamiento’”, define Rocha. Sandra Comino, también escritora y además investigadora, formó parte del anterior Plan de Lectura, y compara: “se garantizaba la lectura como un derecho, no sólo se enviaban libros a las escuelas sino que se capacitaban docentes. Eran políticas donde la mediación y la inclusión lograban un acompañamiento en la construcción de un niño lector. Hoy todo ese trabajo está absolutamente desmantelado y vaciado”.
–¿Por qué decidieron hacer el pronunciamiento público de la carta abierta?
Mario Méndez: –Decidimos que había que sentar posición, dejar bien clara nuestra posición política. Debíamos manifestar que estamos, como la mayoría de la población, muy conmovidos con el regreso de la represión y la desaparición forzada de Santiago Maldonado, y sumar nuestra voz para decir alto, y ya, antes de que avancen más contra nuestros derechos y deshagan los logros conseguidos en más de treinta años de democracia recuperada.
–¿Por qué hablan de políticas educativas “en contra del diálogo franco y abierto entre docentes y estudiantes?
Sandra Comino: –Porque no hay una mirada a la escuela pública. Pero sobre todo no existe la posibilidad de diálogo, porque para que exista diálogo falta escuchar. Y pasa todo lo contrario. Hay una necesidad de despolitizar, de callar, de apagar todo tipo de discusiones…
M. M.: –Y porque a los docentes que responden a las lógicas inquietudes de los estudiantes, se los denuncia “por hacer política”, porque se pretende imponer una reforma educativa sin consultar a los docentes, a los gremios, a los estudiantes, porque se reprimió o amenazó con la represión a los chicos de las tomas, porque el “clima de época” hace que en las instituciones educativas no se discuta de política, como si esto estuviera mal.
M. A.: –Se toman decisiones que cambian profundamente la idea de educación, sin que haya ninguna instancia de debate entre docentes, autoridades de educación y estudiantes. Cuando los estudiantes protestan porque no se escuchan sus inquietudes, la primera respuesta es la represión, la declaración de ilegalidad, la persecución. Lo mismo sucede con los docentes que protestan porque no ha habido Paritaria Nacional. Y con acciones como las que se están viendo actualmente contra los docentes universitarios, terciarios y secundarios que quieren discutir la desaparición forzada de Santiago Maldonado. Todas las decisiones se toman en pequeños círculos de poder a los que es imposible acceder, y ni siquiera se acepta el derecho a protestar.
El domingo, el Colectivo LIJ volvió a marchar organizadamente, en la marcha por Santiago Maldonado. Hoy participará del Encuentro de la Cultura, en el Obelisco, junto a otros sesenta colectivos artísticos y culturales. En su próxima asamblea la escritora Graciela Rendón, miembro del colectivo y residente en San Martín de los Andes, hablará de lo que está pasando en la Patagonia. A futuro ya piensan en ofrecer charlas en centros de formación docente, conscientes de que es allí, donde se forman los futuros maestros, donde hay mucho para trabajar. El Colectivo Lij está en marcha.