En un mensaje grabado de solo diez minutos el rey Felipe VI sentó la posición de la cuestionada corona española en la crisis política e institucional que afecta a España tras el referéndum independentista de Cataluña del 1 de octubre. "Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra democracia", dijo el sucesor de Juan Carlos I, quien debió abdicar la corona en favor de su hijo, envuelto en graves acusaciones de corrupción. "Todos hemos sido testigos de los hechos que se han producido en Cataluña, con la pretensión final de que sea proclamada ilegalmente la independencia" de la región, desafió.
El rey, además, acusó al gobierno regional de Carles Puigdemont por “un inaceptable intento de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña", y no dudó en denunciar a la Generalitat de "quebrantar los principios democráticos de todo Estado de Derecho”, al tiempo que se esforzaba por transmitir bienaventuranzas hacia el futuro y aseguraba que el actual "estado democrático ofrece vías constitucionales para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro de la ley".
Mientras Felipe VI se dirigía a todo el país por cadena nacional miles de personas se congregaban en Barcelona en el cruce de Paseo de Gràcia y Avenida Diagonal, inundado de banderas catalanas, que por primera vez fueron acompañadas por otras pocas españolas en señal de repudio a la represión de la Policía Nacional. "893 heridos. ¿Qué más necesitas Europa?", se leía en una pancarta, mientras los manifestantes coreaban “¿Dónde está la Unión Europea?”.
En Gerona, que tiene una población de 100 mil habitantes, 30 mil vecinos tomaron las calles, al igual que en Tarragona. También fue multitudinaria la protesta en Lleida, con miles de catalanes gritando "Fem història, no fem mal" ("Hacemos historia, no hacemos daño").
Puigdemont y su vicepresidente Oril Junqueras, por su parte, llamaron a mantener la calma a través de las redes sociales, y calificaron la la jornada de protesta como “democrática, cívica y digna”.
En Madrid, mientras tanto, los socialistas, que defienden la unidad de España, adelantaron que pedirán la reprobación parlamentaria de Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta del gobierno, por la represión durante el referéndum.
La titular del Congreso, Ana Pastor, a su turno, anunció que el presidente del gobierno conservador, Mariano Rajoy, comparecerá “cuando pueda” ante el Parlamento, dilación que fue criticada por los socialistas, quienes advirtieron que era "difícilmente entendible" que el caso de Cataluña se debatiera antes en el Parlamento Europeo que en Madrid.
Para Podemos, a su vez, "Felipe VI ha perdido la oportunidad de ser parte de la solución, ha mostrado nula capacidad para entender España y solo se ha dirigido a una parte de los españoles". Desde Twitter, el secretario general del partido, Pablo Iglesias, ha criticado el mensaje del monarca y le ha respondido: "No en nuestro nombre".
"Como presidente de un grupo parlamentario que representa a más de 5 millones de españoles, le digo al Rey no votado: no en nuestro nombre", repitió Iglesias, quien fue acompañado por otros dirigentes de la oposición que se han manifestado en el mismo sentido. Para la portavoz en el Congreso, Irene Montero, el rey "se compromete con el PP pero no con España ni con la democracia", mientras que para el portavoz en el Senado Ramón Espinar, Felipe VI ha pronunciado "el discurso más irresponsable en 44 años de monarquía constitucional", que "une su destino al del Gobierno".