Elecciones
La democracia no se reduce al acto de votar, sino que requiere de ciertas condiciones para que los ciudadanos puedan decidir libremente. Esa situación no se verifica cuando se censura al periodismo opositor, se ejerce chantaje económico y judicial sobre los escasos medios de comunicación independientes, se miente y oculta información a través de un aparato mediático casi monopólico, se lanza una andanada coordinada de causas judiciales contra ex funcionarios opositores, se reprimen los reclamos pacíficos del pueblo, y se mantiene desaparecido a Santiago Maldonado, con un evidente encubrimiento oficial. Así se intenta desalentar la participación popular e inducir un voto signado por el miedo y la desinformación, al servicio de la opción autoritaria y de resignación que se ofrece desde el poder.
El foco de esta verdadera guerra psicológica se ha centrado sobre la provincia de Buenos Aires, convertida en caso testigo, que habilitará o no la profundización del actual desquicio económico y social, que está produciendo el gobierno de los grandes empresarios en la Argentina. Necesitan ese triunfo como supuesto aval a la profundización del plan neoliberal, lo que implica precarización laboral, privatización del sistema jubilatorio, y ampliación de los niveles de pobreza e indigencia. Y con ello una nueva camada de trabajadores dispuestos a trabajar por migajas para sobrevivir, para que nuestra economía sea "competitiva", tal como lo vienen anunciando desde el comienzo de su gestión. Un proyecto insustentable, en el marco de una política que destina cada vez más fondos al pago de una deuda externa escandalosa y explosiva, destinada a la timba financiera y a la fuga de divisas.
Para eso invierten miles de millones en esa campaña, silencian a un periodista clave como Roberto Navarro, acorralan a Página 12, y promueven el silencio de centenares de comunicadores, colocados al borde de su expulsión laboral. Para eso negocian con Gendarmería un peritaje dibujado sobre la causa Nisman, lo que les permitiría inculpar mediáticamente al gobierno anterior de un crimen que ni siquiera fue tal. Todo ante el silencio de supuestos opositores, que no hacen más que especular con obtener alguna ventaja de la dispersión electoral.
Hugo Kofman