Podríamos considerar que en estos tiempos se ven acrecentados distintos modos de llevar a cabo lo pernicioso; y uno de ellos se manifiesta hacia las mujeres cuando son trabajadoras y deciden quedar embarazadas. En los trabajos ya sean empleos públicos o privados, a las empleadas les suele acaecer determinadas situaciones que ponen en riesgo tanto su salud como su inserción y sostenimiento laboral, donde les ocasionan presiones, sufrimientos; afectando el clima y todo lo que hace a su entorno laboral; se instauran esos ambientes insalubres e indignos. Y acá entramos en el terreno de la violencia, de la coacción; ese ataque a la dignidad e integridad de las trabajadoras, donde el daño que se les ocasionan no es solo por esa vivencia sino por la velada amenaza de desempleo que suscita en el momento que anuncian su embarazo.
Este tipo de acoso y violencia solapada, "acoso maternal", remite a toda forma de intimidación, de abuso de poder, persecución, humillaciones, descalificaciones, ninguneos, improperios, propagación de rumores agraviantes acerca de su intimidad, amenazas, sometimiento a condiciones de riesgos en su estado de salud, tareas donde tengan que subir escaleras, todo tipo de acciones viciadas por parte de quien hostiga, hacia la persona que se encuentra embarazada. Lo que se busca es atemorizar, confundir, someter, desestabilizar, derivarle como consecuencia un estado de enfermamiento. Siendo lo de menos: proteger y contemplar su estado de embarazo.
Esta situación no solo ocurre cuando las trabajadoras anuncian su embarazo, sino que puede ser sostenido luego del nacimiento o dar comienzo luego del parto. Si las empleadas luego del nacimiento no deciden su retirada del trabajo, éstas continúan viviendo las mismas angustias aún nacido el hijo/a; siendo afectadas de manera doble, en su persona y en su proyección.
Podemos decir de otros casos: mientras las trabajadoras estaban embarazadas no eran puesta en la mira, pero luego, al tomar su licencia correspondiente, y al tiempo retornar a su puesto, ahí se inicia el inesperado y sorpresivo proceso de hostigamiento. Desconsideradamente les exigen más horas de trabajo sin contemplar que deben trabajar menos por el derecho de amamantamiento, las presionan más por el tiempo no concurrido, les adjudican estados psicológicos que las desfavorecen: las hacen ver como despistadas, desconcentradas, incumplidoras por su maternidad; los directivos y compañeros realizarán reuniones en su ausencia, y en la mayoría de los casos -como regla- decidirán formas de trabajo los días que no concurrieron por motivos relacionados con la crianza de su hijo, haciéndoles saber capciosamente la molestia de su estado maternal. Le concebirán angustias que no sólo transmitirán a su hijo/a sino que luego las harán ver que su maternidad les produce tanta sensibilidad que afecta su desempeño laboral. Lo que le provocará mayor sufrimiento al descubrir la intencionalidad de hacerlas cargo del efecto que ellos generaron.
Esta experiencia de violencia generadora del efecto traumático las vuelve vulnerables e invisibles. Desde quien hostiga, podemos decir que su intención se encamina en dos direcciones: atacar a la "embarazada o pos‑parto" y hacia el "entorno" como mensaje proyectivo.
Se ha observado que este proceso genera en algunas mujeres el deseo de no volver a embarazarse durante años, en otras, la decisión de no tener más hijos; o a no hacer valer sus derechos como son establecidos en las leyes; que no reclamen la hora de amamantamiento, descansos en el transcurso de la jornada de trabajo; arriesgando y sacrificando el período de lactancia para evitar mayores conflictos; o que no tomen el días, o asistan al médico por enfermedad de su hijo/a. Ellas no deciden sino que son tomadas para ser adaptadas; una muestra más del daño padecido.
El más culminante y destacado de los compromisos sería abogar por la dignidad laboral para la trascendencia, en este caso del embarazo. Y ahí deviene nuestra tarea, que será la de brindar la posibilidad de promover espacios de escucha, información y conocimiento de los derechos en los trabajos, fomentar la conciencia de los riesgos psicosociales, la preservación de las trabajadoras, el trato igualitario, hacer cumplir las normas de protección de la maternidad (estabilidad laboral) el conocimiento de la licencia legal con sus descansos diarios por lactancia, período de excedencia, los servicios asistenciales como los descansos correspondientes, todos los derechos de las mujeres en el embarazo y posparto, contemplados en la Constitución Nacional como en el Código de Trabajo.
*Psicóloga. Magister en Salud Mental. Autora del libro: "Violencia laboral. Mobbing: víctimas victimizadas". [email protected].