La importación de ropa aumentó 68 por ciento interanual medida en cantidades durante julio. Así lo informó ayer la cámara que agrupa a industriales de la indumentaria. A su vez, la facturación del sector se redujo un 7 por ciento en los grandes centros comerciales (shoppings) del Gran Buenos Aires y un 5,3 por ciento en los supermercados de todo el país.

  Según la nueva edición de Semáforo, un documento con el resumen de indicadores de actividad para la rama de la indumentaria que prepara la cámara, la importación de indumentaria tomando julio de 2017 respecto de igual mes del año pasado creció en toneladas un 68 por ciento y medido en dólares un 19,5 por ciento.

  En cuanto a la producción de ropa, hubo un retroceso de 5,8 por ciento en el segundo trimestre respecto del mismo período del año pasado. Las exportaciones, por su parte, bajaron 18,6 por ciento entre julio de 2017 y el mismo mes del año pasado.

  El empleo en el sector también se vio afectado. Los costureros en relación formal de dependencia, en tanto, perdieron 3325 puestos de trabajo, lo que implicó una baja de la ocupación en el rubro del 6,9 por ciento. “Mientras tanto, se estima que el retroceso de puestos informales de costureros fue de 30.000 personas entre 2016 y 2015”, aclaró el documento. Otro de los datos que más problemas genera en el sector fue el costo del financiamiento. “La tasa de interés para el financiamiento en cuenta corriente de las Pymes ascendió en agosto último a 34,5 por ciento. También generó tensiones de costos la suba de la tarifa de energía eléctrica, que acumuló en Ciudad de Buenos Aires un 92,1 por ciento de aumento entre agosto 2017 e igual mes de 2016”, indicó la cámara. Planteó además que en los comercios minoristas del rubro, la venta de ropa retrocedió 1 por ciento entre agosto 2017 y agosto 2016. El sector textil es una de las ramas de la economía que recibió los mayores impactos del programa de apertura y desregulación del Gobierno. Este año sigue sin poder recuperarse de los fuertes retrocesos registrados en 2016 y muchas de las pymes del sector ya no consiguen competir contra los importados.