“Vos ansiás ser periodista de rock”, afirma con ímpetu Juan Manuel Strassburger, quien –al igual que Bruce Springsteen– es un obrero del rock. O al menos eso decanta de Ahora o no, su primer libro, editado por Nulú Bonsai, con poemas, crónicas y fragmentos de entrevistas intervenidos. Y tal vez porque su oficio de periodista de rock se estuvo forjando desde mucho antes de comenzar en la UBA o empezar a trabajar en los medios es que el perfil de Strassburger se emparienta con el de El Jefe, según una definición que aparece en el libro que presentará este sábado 7/10 desde las 18 en Pura Vida (78 e/8 y 61, La Plata), junto a Sebastián Goyeneche y Gustavo Álvarez Nuñez, y con show de cierre de 107 Faunos. “El periodismo de rock es una forma de ser que, una vez que te sucedió, no se te va más”, dice.
El libro, cuyo nombre lleva el de una canción de El Perrodiablo, es un salpicado de momentos. Son misceláneas de una vida que se fue armando en torno al rock. Comienza mucho antes de aquella noche de 1993 en la que Juan, con 15 años, se despachó frente a unos cincuentones con la discografía completa de David Lebón, o incluso antes del encuentro con Perdedores Pop o con Jonathan Richman en San Francisco, antes de su amor por Celeste Carballo o Los Ratones Paranoicos.
Entonces Juan cuenta su historia, un recorrido que parte de lo autobiográfico y que incluso llega más allá. “Había crónicas, poemas, relatos libres, cuentos y algunas declaraciones intervenidas. Para mí era muy importante que se viera el hilo conductor y que hubiera algún elemento extra que le sumara atractivo”. Y eso aportaron los veintiséis dibujos de Antolín: “Le fui pasando las fotos de quienes quería que retratara y él aplicaba su procedimiento, que redundaba en un dibujo blanco y negro lo más realista posible. El criterio fue que uno pudiera reconocer de quién se trataba a primera vista”, apunta el autor.
Juan Manuel escribió el libro, acaso sin saberlo, entre los últimos diez años. “La crónica de Jonathan Richman fue escrita al día siguiente de vernos con él. Los alegatos a El Perrodiablo y a Los Cayos recuerdo haberlos escrito luego de haberlos visto en vivo. Los poemas de paternidad fueron poco tiempo después de haber nacido mi hijo Salvador o de que él hiciera algo que me quedaba rebotando en la cabeza”, cuenta.
Agitador de lo que generaba Voltura frente a la melancolía adolescente de Radiohead, Strassburger creó en 2009, junto al también periodista Nico Lantos, El Festipulenta, “un pueblo donde había un desierto”, según palabras de Doma de El Perrodiablo. Y tal vez esos festivales que comenzaron en el Zaguán de la calle Moreno fueron la pulsión de ese rock que desvelaba a Strassburger.
Así fue escribiendo nada menos que su vida, con pinceladas de algo que excede al rock, con “política y amor”, según su receta para cocinar los días. “Me gusta lo que me dicen muchos: que el libro se lee rápido, que dan ganas de más, que los dibujos mechados a lo largo del texto quedan muy lindos, que tiene un tamaño chiquito muy querible, que se siente auténtico, que en varios textos se emocionaron”, cuenta Juan. Y es como si estuvieran hablando de él, que dedica el libro a los que creen, justamente, porque cree en ellos.