La escuela infantil Número 5 ubicada en el barrio de Retiro, a la que asisten principalmente niñas y niños de la Villa 31, vive momentos de tensión luego de que la comunidad educativa de ese establecimiento decidiera rechazar el traslado intempestivo de su sede ordenado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
Según contó a Página/12 una docente de esa escuela, cuyo edificio está en la calle Letonia 96, ayer recibieron dos amenazas de bomba que los obligó a evacuar el establecimiento y permanecer durante dos horas con los niños en la calle. Las amenazas llegaron un día después de que realizaran un abrazo simbólico al edificio que el Gobierno pretende vaciar para demoler una parte y comenzar a construir allí el Polo Educativo Padre Mugica. “Nos está costando caro”, reflexionó la misma docente.
El conflicto entre las autoridades de la escuela y el Gobierno comenzó en septiembre, cuando el ministerio de Educación confirmó que efectuaría un traslado “transitorio” de la institución a un “galpón” ubicado en la calle Castillo y Número12, en la Villa 31.
La decisión generó malestar en la comunidad educativa, no sólo porque consideran que el nuevo edificio “no garantiza las condiciones de seguridad” y su ubicación dificulta el ingreso de ambulancias o transporte público, sino porque el PRO se había negado sistemáticamente a tratar una ley en la Legislatura que garantizara la construcción del Polo Educativo para ese barrio. Es más, las autoridades de la escuela le reclamaron al Gobierno que haga entrega de los documentos oficiales en los que conste la decisión administrativa de construir el Polo Educativo en ese lugar, pero no obtuvieron respuesta.
Para los docentes, madres y padres de las niñas y niños que allí concurren, esta decisión “incrementa la situación de alta vulnerabilidad del alumnado” y exigieron al Gobierno que revise la medida y retome la idea de construir el Polo por etapas, sin afectar el funcionamiento de la escuela.
La situación se agrava en materia de vacantes. En un informe presentado luego de una reunión con funcionarios de Educación, la comunidad educativa reveló que en el nuevo edificio no habrá lugar para todos. “Disminuirían las vacantes para 2018, serían 120 vacantes menos. A esta escuela asisten 430 alumnos desde los 45 días a los 5 años”, indicaron. Los 120 niños y niñas que quedarían afuera, se sumarán a los 400 que están en lista de espera, sin lugar en la escuela pública. Desde la cartera educativa dejaron trascender que se instalarán aulas modulares (o containers) para paliar esa merma.
La comunidad también ponderó que el edificio que actualmente utilizan, “aún con la precariedad de su construcción, provee al alumnado de amplios espacios de usos múltiples, cubiertos y descubiertos, patios, arenero, huerta, arboleda. El nuevo espacio no es apto para albergar a los alumnos”.