Marco Ruben no asume el retiro de la actividad y decidió volver a jugar al fútbol en Uruguay para intentar así retornar a Arroyito en julio, cuando todos esperan por la llegada de Ángel Di María. La dirigencia canaya planea el reencuentro de los ídolos canayas para armar un equipo de estrellas y lanzarse así a la búsqueda de títulos. Ruben firmó contrato por seis meses en Deportivo Maldonado y luego tendrá el pase libre para firmar con los auriazules.

Ruben se retiró dos veces. Primero se tomó un año sin jugar. Volvió y el año pasado anunció que se iba de Central porque ya no tenía intenciones de seguir jugando. El máximo goleador canaya vive en Uruguay y desde allí dio señales de que el retiro aún no lo tiene asumido, y ahora, a los 37 años, se anima a volver a jugar en Arroyito, invitación que recibió de parte del presidente Gonzalo Belloso cuando se impuso en las urnas, el pasado año.

La mayor motivación de Ruben es que en julio, después de la Copa América en Estados Unidos, en Central esperan el regreso de Ángel Di María. La vuelta del campeón del mundo relanzará al club en el plano deportivo y económico. Y Ruben quiere estar en el equipo en ese momento. Para eso se dispuso a jugar en Uruguay el primer semestre de 2024. El delantero firmó con Maldonado por seis meses. Buscará del otro lado del charco probarse a sí mismo y saber si físicamente está en condiciones de asumir el reto de volver a vestir la auriazul. Ruben es el último gran ídolo, pero en las tribunas esperarán por sus goles si vuelve a jugar el fútbol y reconoce esas exigencias.

El equipo tendrá la dirección técnica de Miguel Russo el año que viene. El entrenador se mostró cansado con el año de trabajo pero el presidente Belloso cree que renovará su contrato por otro año, más aún con las ilusiones de ver pasar por la puerta de ingreso en Arroyo Seco a Di María en seis meses más.

Jaminton Campaz es la figura del actual equipo que se pretende mantener en el plantel del año que viene. Pero su continuidad depende de un acuerdo con Gremio de Brasil, dueño de su pase, el propio jugador y el desembolso de dos millones de dólares por parte de los auriazules para hacerse de la mitad de su pase. Ignacio Malcorra, en cambio, no tiene asegurada su permanencia. El diez se queda sin contrato a fin de año y aún el club no le hizo una oferta oficial de renovación.