Stephen Paddock había reservado, en dos oportunidades, habitaciones en hoteles que tenían vista a festivales de música al aire libre. A la tercera, el domingo pasado, el hombre de 64 años subió 32 pisos del Mandalay Bay, en Las Vegas, disparó a mansalva contra el público del concierto Route 91 Harvest, mató a 59 personas e hirió a 527 individuos. Las anteriores reservas se habían registrado en Chicago, al mismo tiempo que transcurría el Lollapalooza, y en la misma ciudad de Las Vegas, tan solo unas semanas atrás de la matanza. Joseph Lombardo, jefe de la Policía local, sostuvo que al cumplir con un puntilloso plan de ejecución y al poseer gran cantidad de arsenal, Paddock no pudo concretar un ataque de forma individual. “Hay que asumir que en algún momento recibió ayuda”, comentó. Por otra parte, en medio del debate por la prohibición de portar armas, la Asociación Nacional del Rifle norteamericana dispuso restricciones a las compras de ametralladoras.

El Blackstone es un emblemático hotel de la ciudad de Chicago. Ubicado en pleno centro, este alojamiento –elegido en su momento por varios presidentes norteamericanos– tiene como vista privilegiada el lago Michigan y el parque Grant Park. Del 3 al 6 de agosto hubo una reserva en ese hotel de dos habitaciones con vista al parque a nombre de Stephen Paddock. Al mismo tiempo, a unos pocos metros de distancia, una multitud –se calcula más de 100.000 personas por día– celebró al aire libre, en el Grant Park, el Lollapalooza Chicago, uno de los festivales de música más reconocidos a nivel mundial. “Estamos al tanto de los reportes y hemos estado en contacto con las autoridades federales”, agregó un vocero de la policía de Chicago. La sospecha es que el hombre que descargó miles de balas contra 22 mil personas el domingo pasado jamás viajó hasta Chicago, pero que su plan ya estaba en marcha. 

Pero el Lollapalooza no fue el único festival que vigiló Paddock. Un mes y medio después, de acuerdo a varias versiones policiales, el hombre oriundo del estado de Iowa ingresó la plataforma AirBnb y alquiló una habitación en un hotel Odgen, al norte de Las Vegas. Desde esa dirección, los casinos más famosos de las ciudad están a varios kilómetros de distancia, aunque el alojamiento tiene vista al predio donde, del 22 al 25 de septiembre, 150 mil personas observaron, también al aire libre, a Gorillaz, Lorde, Chance The Rapper, entre las miles de bandas y artistas que participaron del festival alternativo Life is Beatiful.

“¿Creen que todo lo consiguió por sí solo?”, preguntó el sheriff Lombardo, en conferencia de prensa, cuando un periodista le preguntó si Paddock actuó por cuenta propia o alguien lo ayudó a concretar la masacre de Las Vegas. “Es preocupante que este individuo fuera capaz de mover esa cantidad de material a una habitación sin ayuda. Hay que asumir que, en algún momento, debió de contar con ayuda”, completó. Los dichos del policía se contradicen con la hipótesis de los primeros días, en los que se tildaba al hombre de 64 años de “lobo solitario”.

En las últimas horas, según confesó Lombardo, los policías estadounidenses también encontraron una nota en una de las habitaciones que había sido registrado Paddock (apostador con historial en los distintos casinos de Las Vegas) en el Mandalay Bay. Si bien los investigadores aclararon que no difundirán el contenido de la carta, el propio jefe de la Policía local confirmó que no se trataba de una nota suicida. “En ese momento hizo todo lo posible por ver cómo podía huir”, dijo Lombardo. 

Los dichos del sheriff se vinculan tanto con las tres cámaras que había instalado Paddock en el pasillo del piso 32 del Mandalay Bay o bien, que los investigadores hallaron en el auto estacionado del subsuelo del hotel, 23 kilos de explosivos y más de 1600 municiones. Al momento de la masacre, Paddock tenía 23 armas –varias eran rifles “Bump Stock”, es decir, que se descargan automáticamente hasta vaciar el cargador– y una cifra similar en su casa de la ciudad de Mesquite. “Lo que sabemos es que Paddock era un hombre que pasó décadas adquiriendo armas y munición, y llevó una vida secreta que nunca será completamente entendida”, cerró el jefe de la Policía de Las Vegas, en la última conferencia de prensa brindada, sin dar detalles sobre la declaración de Danley, la mujer filipina casada con el atacante.

Por último, luego de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, haya eludido opinar sobre el control de armas, varios senadores republicanos indicaron a la prensa que están dispuestos a modificar ciertos artículos la ley de armas. Entre ellos, el mecanismo que permite convertir a los rifles en armas semiautomáticas. “Las armas automáticas están prohibidas”, estableció Ron Johnson, legislador conservador del estado de Wisconsin. En la misma línea siguió Carlos Curbelo, quien en diálogo con The New York Times contó que elaboró un preproyecto para prohibir las armas sin topes. “Creo que estamos al borde de un gran avance cuando se trata de una política de armas sensatas”, dijo Curbelo. En tanto, la Asociación Nacional de Rifle norteamaricana aprobó el jueves restricciones más estrictas a los dispositivos que permiten los rifles Bump Stock.