Horas después de la segunda vuelta en la que Javier Milei se impuso en las elecciones nacionales, el experto Gabriel Vommaro analiza con Buenos Aires/12 las tensiones, visibles y ocultas, en la relación entre el Presidente electo y su aliado en la última etapa, Mauricio Macri, y qué esperar del gobierno entrante en los primeros meses, a partir de sus  promesas explícitas de ajuste y represión y sus consecuencias sobre la provincia de Buenos Aires.

Vommaro es sociólogo de la UBA, doctor en sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales de París, investigador y docente. Pero es, sobre todo, el autor de dos obras inevitables para entender los últimos quince o veinte años de la política argentina: "Mundo PRO" y "La larga marcha de Cambiemos".

Vommaro fue, además, uno de los primeros en detectar movimientos tectónicos en la derecha argentina y en relatar sus mutaciones, que le permitieron gobernar primero la ciudad de Buenos Aires, lograr en 2015 la "triple corona" (Nación, Provincia y Ciudad) y su posterior repliegue en 2019. Es, en el mundillo académico y político, el "experto en el PRO" o el "macriólogo".

En el actual contexto, el sociólogo ve otra vez reacomodamientos profundos del sistema político, aún en pleno proceso. Por esa razón, se muestra especialmente cauto en sus afirmaciones, confiesa que no imaginaba un acuerdo como el que construyeron Macri y Milei a toda velocidad, apenas se conoció el resultado de las elecciones generales de octubre y supone un vínculo tenso entre ambos.

--¿Lo sorprendió el “pacto de Acassuso”?

--La verdad es que no lo esperaba para nada. Fue una jugada rápida, audaz y determinante, porque logró transferirle a Milei todos los votos de Bullrich y algo más. Confieso que me sorprendió, no estaba dentro de las posibilidades esperables o imaginables.

--¿Y ahora? 

--No va a ser fácil, para nada, por las características de uno y otro personaje. El que piense que Macri va a manejar a Milei a control remoto, que piense de nuevo, porque todo indica que no va a ser así. Milei ya demostró en el pasado reciente ser un tipo de voluntad firme. Ahora están en una etapa en la que tienen que fijar las reglas de convivencia entre ellos.

-Algo que nadie logró nunca con Macri.

--Milei tiene la lapicera. “Los nombramientos son decisión mía”, parece estar diciendo, como para marcarle la cancha a Macri, para mostrar algún grado de independencia. Durante la campaña se cansó de repetir que lo de Macri no era un acuerdo político sino un apoyo incondicional. Pero esta es siempre la etapa donde proliferan las operaciones cruzadas, los rumores. Insisto en que hay que esperar. 

--¿Y Macri?

--Macri, a su vez, tiene la posibilidad de condicionarlo con otras cosas, con los apoyos parlamentarios que pueda reunir, por ejemplo. Tampoco es que Macri tenga sobrados recursos políticos, eso ya lo vimos durante su gobierno, pero comparativamente, tiene mucho más que Milei. De manera que deberían alcanzar algún acuerdo más o menos estable.

--¿Milei será políticamente macridependiente?

--Bueno, creo que va a intentar reunir sus propios apoyos, más allá de Macri, para mitigar un poco esa situación. Ahí está, por ejemplo, la incorporación de Florencio Randazzo, las conversaciones con gente de Schiaretti. A Miguel Ángel Toma no lo cuento porque es Macri.

--¿Cómo imagina los primeros pasos del gobierno de Milei?

--Por lo que estuve analizando, Milei tiene una particularidad. Lo que dice es lo que piensa, por lo tanto hay que tomarlo con la mayor literalidad, es mucho más literal que la media de la política. De manera que cuando promete, por ejemplo, dolarizar, o cortar definitivamente la obra pública, quiere decir exactamente eso y no otra cosa, por alocado que suene.

--¿Cómo podrían impactar los recortes prometidos en la provincia de Buenos Aires?

--Podrían ser devastadores y creo que lo tienen claro. Probablemente por eso las declaraciones, de Milei y de Macri, respecto a los desmanes, la protesta social y la represión. En los primeros meses de gobierno va a quedar más o menos claro hasta dónde intenta avanzar.

--A la vez, muchas de esas cosas requieren de mayorías parlamentarias que no tiene, que pueden tardar mucho en lograrse o no llegar nunca.

--Bueno, uno de los grandes interrogantes es qué va a pasar ahora con los bloques de diputados y senadores radicales. Algunos se manifestaron abiertamente por Massa pero muchos otros quedaron expectantes. Hay que ver cuánto los seduce acompañar a este nuevo oficialismo y, a la vez, que otras opciones encuentran. Alguien dijo en estos días, no recuerdo quién, que tanto los moderados del Pro como los radicales quedaron en una especie de “no lugar”.

--¿El mundo que conocían se desvaneció, como en la película "Goodbye Lenín"?

--Algo así.