La fiscalía que investiga el crimen del policía Leoncio Bermúdez, ocurrido el martes de la última semana en el Hospital Provincial de Rosario, cuando intentaron liberar a un preso que recibía atención médica, aclaró ayer que no pesan sobre el único joven detenido por el caso, sospechas valederas sobre la autoría del crimen. 

La historia comenzó a tejerse el domingo pasado por la mañana con un llamado al 911 que alertó sobre un dato que podía ser elemental para esclarecer el homicidio: una denunciante anónima dio información precisa sobre una persona a la que señaló como uno de los autores del hecho. Con esos datos se llevó a cabo un procedimiento que derivó en la detención de un hombre de 33 años que, según consignó la policía, tenía una pistola en su casa. Sin embargo no se confirmó su vínculo con el crimen. Sus familiares, en tanto, denunciaron malos tratos y que les plantaron los elementos secuestrados.

La investigación del homicidio Bermúdez, ultimado con dos disparos en la cabeza por uno de los delincuentes que ingresaron al Hospital Provincial para rescatar al recluso Gabriel Lencina, se lleva adelante con mucha cautela mientras se esperan avances que conduzcan al esclarecimiento del hecho. Por el momento los investigadores cuentan con los registros de las cámaras de vigilancia de la institución, en las que se ve con claridad la secuencia en la que Bermúdez fue baleado. También cuentan con los celulares secuestrados en el pabellón de la cárcel de Piñero donde se alojaba Gabriel Lencina y con otro teléfono que se le cayó al autor del homicidio en la huida y fue levantado por la Brigada Motorizada.