Argentina no pudo con los fantasmas, con la frialdad del público en el primer tiempo, con la mala suerte, y fundamentalmente no pudo con sus urgencias, con el apuro para definir, con las imprecisiones para llevar la pelota a la zona de riesgo, con la falta de movilidad. Y eso que tiene a Messi en el equipo, que no alcanzó para superar el planteo ultradefensivo de los peruanos, que vinieron y consiguieron el objetivo de llevarse el punto.

Si uno cuenta las pelotas de gol que puso Messi, no fueron menos de cinco. Hay una cosa que no se le puede reprochar a la actuación de esta selección anoche: las ganas con que jugó el partido y con las que salió a buscarlo. Hubo un momento en el que pasó por arriba a Perú, sobre todo en el arranque del segundo tiempo. Pero, pasada esa ráfaga, terminó cayendo en las redes que le tejìó el equipo peruano.

Si bien es cierto que Messi fue protagonista de las mejores llegadas de la Argentina, también es cierto que él, como el resto del equipo, terminó cansado, desgastado y vencido. La síntesis de esto son los tiros libres que tuvo sobre el final. Uno terminó rebotando contra la barrera y el otro en las manos del arquero, ambos desde posiciones que resultaban ideales para su zurda.

Argentina tampoco pudo con su suerte. Y hay dos puntos claves que sintetizan esa mala suerte: el rebote que recoge Messi tras un mano a mano con el arquero para lanzar un remate que da en el poste y la lesión de  Gago, que hizo el gesto de tener algo grave. Sampaoli había apostado todas las fichas a que Gago pudiera abrir una defensa cerrada como la peruana. Las circunstancias lo obligaron a poner a Enzo Pérez.

Argentina vivió el empate como una derrota, porque los resultados que se dieron en otros partidos lo dejan afuera de todo y ahora depende de un milagro. Incluso pudo ser una derrota, porque de no ser por la pelota que sacó Romero en el final del partido, Argentina hubiera estado afuera de todo. Ahora hay que ganarle a Ecuador, a los fantasmas, a la presión, y hay que esperar resultados favorables en los otros partidos. Eran los puntos ante Venezuela y Perú seis unidades que todos daban por descontados. Ahora lo único que hay que esperar es un milagro.