La activista feminista kurda Zilan Diyar nació y creció en Dersim y participa hace 20 años del Movimiento Kurdo de Liberación y más específicamente del Comité de Jineolojî del Movimiento de Mujeres Kurdas, que tiene como objetivo transformar la potencia de igualdad y libertad de las mujeres en el bienestar de la sociedad en general, a través de su postura ética y estética. “Los primeros trabajos de los que nació Jineolojî empezaron en 2008. Era una página en un libro de nuestro líder Abdullah Öcalan -dirigente del PKK, Partido de los Trabajadores de Kurdistán, encarcelado por el Estado turco desde 1999 en la isla-prisión de Imrali-, en la que él planteaba la necesidad de desarrollar una ciencia de las mujeres” explica Zilan, y cita a Öcalan: ¨La historia de la esclavización de las mujeres aún no ha sido escrita, y la historia de la liberación está a la espera de ser escrita¨. “Para nosotras la idea de una ciencia de las mujeres era algo novedoso. La ciencia era un concepto lejano. Pensábamos hasta ese momento que gente lejana a nosotras escribía teoría. Nosotras lo que hacíamos era leerlos, y tratar de sacar aportes que nos parecieran necesarios para nuestro movimiento. No nos considerábamos a nosotras mismas como creadoras de conocimientos. A partir de entonces empezamos a pensar, organizamos diálogos en nuestras escuelas y academias, y en el 2011 se formó una unidad de Jineolojî, un grupo para sistematizar esto que estábamos pensando. Comenzamos a discutir y a investigar qué es la ciencia. Cuando abrimos los diccionarios para ver las definiciones, lo que encontramos es que la ciencia es un conocimiento universal, con datos concretos, que se basan en ciertas investigaciones, observaciones y experimentos. Esta definición limita o pone una distancia entre la ciencia y la sociedad. En realidad, la ciencia es el esfuerzo de los seres humanos para resolver los problemas que se encuentran en la vida, y también es la conciencia que tomamos frente al universo”.
Realizaron entonces la crítica de las ciencias occidentales.
Ésa es una parte. Criticamos sus objetivos, su metodología, a quién sirve. También formulamos alternativas. Jineolojî critica la colaboración de las ciencias sociales con el poder. También critica la fundamentación positivista de las ciencias sociales, y la separación en ellas de las mujeres de sus raíces, de la sociedad y de la naturaleza. Para Jineolojî la ciencia tiene que servir a los intereses de la sociedad y no a los intereses del poder. Para eso tiene que crear su metodología y su propia epistemología. El método de las ciencias sociales es observar, o hacer entrevistas, por ejemplo, con una cantidad de mil personas. Los resultados de esas observaciones se unen, y se sacan conclusiones para toda la sociedad. Esas observaciones generalmente se hacen en los países desarrollados de Europa. El resultado es una mirada Occidental que se considera universal. El esfuerzo de los seres humanos para entender al Universo sirve así para los intereses de algunos grupos. Los científicos muchas veces necesitan apoyo para sus investigaciones. Para tener ese apoyo, las investigaciones tienen que ser útiles a los intereses de quienes las financian. Así la ciencia se entrelaza con el poder.
Están mirando de manera crítica toda la historia de la creación de conocimientos.
Sí, nosotras pensamos la historia como dos lechos de ríos. Uno donde la corriente que fluye es el capitalismo, con la opresión de clases, de los Estados, y las profundas desigualdades y violencias. El otro lecho es el del comunismo primitivo, el de la “sociedad natural”. Por ese lecho corrió el 98 por ciento de la historia de la humanidad. Mientras que por el lecho del capitalismo transcurrió apenas el 2 por ciento de la historia de la humanidad. La sociedad natural tiene algunos fundamentos: no hay jerarquías, no hay relaciones de dominación. Hay una autoridad natural que se basa en la experiencia. La sociedad se forma alrededor de una voluntad común y decisiones comunales. El ser humano es parte de la naturaleza, no es superior. No tiene una perspectiva androcéntrica. No tiene como objetivo dominar la naturaleza. También entre estos fundamentos está la igualdad de género entre mujeres y hombres. En las sociedades naturales hubo formas primeras de la ciencia, de la creación de conocimientos, pero con el tiempo cambió su esencia de servir a la sociedad. Las ciencias sociales occidentales imitan a las ciencias exactas pero no se puede utilizar esa metodología para solucionar los problemas de las sociedades. También Jineolojî critica la metodología de las ciencias, que parte de que todo lo que sabemos tenemos que basarlo en datos concretos para que sea científico. Las ciencias sociales actuales no aceptan el lugar de las emociones, las intuiciones y las experiencias en la selección de datos y en los análisis de la realidad. Otra crítica es que las ciencias sociales invisibilizan a las mujeres y a los conocimientos creados por nosotras. Nos hablan de los descubrimientos realizados por Copérnico, que descubrió el sistema solar. Pero no nos dicen que antes de que lo descubriera Copérnico ya lo había descubierto Hipatia. Y no consideran conocimiento a los saberes de las mujeres, que somos quienes históricamente creamos la vida y la cuidamos.
En el sistema capitalista, el conocimiento se forma con la lógica de descubrir y conquistar. Lo que se descubre, inmediatamente se conquista. Muchos países fueron descubiertos e inmediatamente conquistados, por ejemplo en América Latina, y se ocuparon los saberes de los pueblos que vivían aquí. A partir de esta conquista, empezaron a sacar toda la riqueza y a llevarla a Europa. Las ciencias sociales tienen ese modo: descubrir y conquistar.
¿Quiénes son las protagonistas, las creadoras de Jineolojî?
Ésta es otra diferencia. Empezamos a construir Jineolojî no como un pequeño grupo, sino dentro de la sociedad kurda, y especialmente entre las militantes de este movimiento, para fortalecer las transformaciones de ellas. En el espacio del Movimiento de Mujeres, con Jineolojî pudimos llegar a resoluciones muy importantes. También en todo nuestro movimiento. En la montaña, por ejemplo, hay clases de Jineolojî. En una clase, un compañero levantó su mano y empezó a hacer autocrítica sobre su posición en relación a las mujeres, sus conocimientos del sexo, cómo se refleja el sexismo dentro de su actuación, y cómo a partir de estas clases estaba cambiando. También dijo algo importante: que en el interior de todos los hombres hay un asesino. En este proceso de debates, hay un espacio importante de autoanálisis de la propia cultura. Él dijo: ¨nosotros aprendimos muchas cosas en la montaña con las compañeras. Aprendimos de las compañeras a abrazarnos, a definir y a aclarar nuestro amor. Aprendimos que son posibles otras relaciones entre los géneros¨.
La alternativa no sale desde la teoría. Sale de la relación de Jineolojî con las mujeres, que ayuda a sacar la fuerza de las mujeres, desde sus venas fuertes. Pero no es un aprendizaje sólo para el movimiento. También hacemos formaciones dentro de la sociedad. Por ejemplo, formamos a las mujeres a partir de la práctica. ¿Qué hacemos con un hombre que es violento con las mujeres? Les explicamos cómo hacer para enfrentarlo. Antes los compañeros tenían miedo del movimiento de mujeres. Pero después de las formaciones de Jineolojî algunos compañeros cambiaron. Sabemos que no es fácil, es muy profundo, pero encontrar las causas de las desigualdades ayuda a comprender y a realizar en la práctica nuestro proyecto de liberación. Jineolojî tiene un potencial muy grande para relacionarse en un nivel universal. Porque nosotras antes de Jineolojî teníamos relaciones internacionales, pero eran relaciones de solidaridad, de apoyo. Ahora, con Jineolojî, nació una relación basada en el trabajar y crear juntas.
¿Cuáles son las diferencias de Jineolojî con el marxismo?
Nuestra experiencia como organización nació del marxismo. Y la crítica al marxismo no es sólo de Jineolojî sino de todo nuestro movimiento. Tenemos un análisis sobre la historia de la humanidad, en el que pensamos que la caída de la sociedad estuvo relacionada con la caída de la mujer. El marxismo no piensa así su teoría. Creemos que las sociedades naturales colapsaron por el desarrollo de la cultura de los cazadores. Después el hombre se apropió de las mujeres y explotó la naturaleza. La característica del análisis en la historia del marxismo es la idea del progreso. Hay un peso muy grande en el análisis marxista de la economía, y se ponen los problemas de la sociedad debajo de los problemas de la economía o determinados por ellos. En el marxismo tiene mucho peso el materialismo, y el capitalismo se aprovecha de ese aspecto de la teoría. Nosotras también creemos en la metafísica positiva -no positivista sino positiva-. En la creación de la personalidad del ser humano, los sentimientos y los pensamientos son muy importantes. La separación de estos aspectos también ayuda al capitalismo.
¿Cómo entienden la revolución?
Para nosotras la revolución no se puede ver en un solo lugar, con un tiempo, en un acto. Yo creo que nosotras realizamos las revoluciones cien veces, mil veces. Una mujer kurda antes no podía hablar enfrente de un hombre. Ahora hay mujeres que son comandantes de miles de hombres. Una joven en nuestra sociedad siempre estuvo bajo el cuidado de su mamá. Ahora puede estar en distintos lugares y vivir sola. Nuestra revolución cambió las costumbres. Lo que antes pensábamos que nunca íbamos a hacer, lo hacemos ahora. Puedo ver concretamente en todos los lugares, en la práctica, los cambios que hizo la revolución. Para nosotros la revolución es como un lecho del río en el que estamos navegando. Nuestra revolución suprimió la palabra “nunca”. Todo puede ser cambiado.
¿Qué diferencias existen entre las experiencias del socialismo y su propuesta política de confederalismo democrático?
Tenemos que conocer las experiencias del socialismo. Pero creemos que dos palabras muy lejanas son socialismo y estado. En algunas experiencias de socialismo, en un estado-nación podemos ver los éxitos para solucionar algunos problemas de la sociedad. Pero estos éxitos fueron absorbidos por los estados-nación, y se absorbieron en las instituciones pequeñas del estado. Hay un dicho que es que “la revolución se come a sus propios hijos”. El confederalismo democrático trata de que el poder no se entregue a un poder estatal. Los espacios que queremos fundar o construir en la sociedad son muy amplios. Es muy importante analizar lo que la mirada dogmática limitó de las experiencias socialistas. Nosotras creemos que todo lo que el capitalismo robó de nosotros, es de nosotros, y hay que recuperarlo. Creemos que hay que hablar claramente con el pueblo para conocer que todo eso es nuestro, lo creamos, y que es nuestro derecho tener todo lo que creamos.
¿Qué lugar tienen los mitos en sus análisis de la realidad?
Los mitos nos muestran cosas muy importantes, verdades fundamentales sobre la realidad de las mujeres. La Jineolojî en sus discursos fortalece los comentarios con el análisis de los mitos. Creemos que podemos adelantar en el conocimiento del mundo si estudiamos la mitología creada por los pueblos. No sólo la mitología griega. Todos los mitos tienen una versión parecida en la historia de la humanidad. Hay también diferencias importantes. Hay que recordar que la mitología de Medio Oriente fue fuente de la mitología de Grecia. En la mitología de Medio Oriente, por ejemplo, se puede ver el culto de la “madre diosa”, más que en la de Grecia. En la de Grecia se dice que las diosas fueron creadas por el dios. Zeus es creador de la diosa Atenea. Ella sale de su cabeza. Hay un gran salto cuando se pasa de las mitologías de las diosas hacia una religión monoteísta. Y eso influye en toda la cultura.
¿Qué lugar tiene la memoria de las y los mártires en esta propuesta?
Muchas de nosotras conocemos bien a compañeras y compañeros caídos con quienes vivíamos juntos, y hoy son mártires. Esto crea un dolor muy profundo. Claro que es diferente cómo cada persona se conecta con esta realidad. Nosotras intentamos conectarnos con la lucha, con los logros, con los sueños de los mártires. Tratamos no de sentarnos a llorar, sino de hacer lo que ellos querían hacer y no pudieron. Tratamos de llegar al lugar al que querían llegar ellos. En el siglo XXI hay un fuerte individualismo. Ése no es un parámetro para nosotras. Tenemos nuestras propias medidas. Nuestras medidas, nuestras metas, son nuestros mártires. Seguimos su lucha, y sus modos de vida.
¿Tenés algún sueño personal?
Después de lo que vivimos en los últimos años, siempre tan intensos, espero que un día, aunque vamos a tener que trabajar siempre, si nuestro trabajo no es tan grande como ahora, quisiera poder escribir. Solo escribir.