A 50 años del asesinato del Che, en las calles porteñas ni siquiera hay lugar para una placa recordatoria. Al menos de manera oficial, con los requisitos que exigen las normas. No es por pereza, ni por desmemoria. Todo indica que es por una evidente intencionalidad política. La Legislatura de la Ciudad y su comisión de Cultura – la responsable de la nomenclatura urbana y la instalación de monumentos – ningunean al revolucionario muerto en Bolivia el 9 de octubre de 1967. Dos proyectos consecutivos presentados en 2015 y 2016 para que se señalice la última casa donde vivió en el barrio de Palermo, perdieron estado parlamentario. Un tercero de este año nunca fue incluido en el orden del día de la comisión que preside el diputado del PRO Omar Ahmed Abboud. Su preocupación es más confesional que terrenal. A iniciativa suya se declaró monumento histórico la sede de la pastoral universitaria o de interés la revista Bea, Budismo en Acción.
Las propuestas legislativas tendientes a evocar una pequeña parte de la historia de Guevara –la etapa en que habitó una casa de dos plantas ubicada en Aráoz 2180– nunca fueron tratadas. La primera partió de la legisladora del Frente para la Victoria (FPV) María Rachid y su compañero de bancada Pablo Ferreyra. Se presentó el 25 de noviembre de 2015 y fue a parar al archivo al año siguiente. El proyecto decía: “Colocase una placa en el edificio donde vivió Ernesto Che Guevara de la Serna en la CABA”. Tiene el número de expediente 2488.
El 23 de agosto de 2016, el legislador del FpV José Cruz Campagnoli presentó una iniciativa semejante a la anterior cuyo último movimiento fue el 4 de julio de este año. Está contenida en el expediente 2610. Las dos ya perdieron estado parlamentario. El más reciente de los proyectos para señalizar la casa que habitó el Che con su familia es de Campagnoli, Andrea Conde y María Magdalena Tiesso del FpV y el legislador Claudio Heredia del Bloque Peronista. Se conoció el 4 de abril pasado y tres días después su expediente 901/17 ya no tuvo movimiento hasta hoy. Ninguna de las tres propuestas fue tratada en la comisión que preside Abboud.
Persistente, el ex vicedecano de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, Norberto Alayón, se planteó hacerle un seguimiento al tema. Más de una vez asistió a la Legislatura para intervenir en la comisión de Cultura: “El 28 de marzo y el 4 de abril de este año me presenté en compañía del Comunero Diego Sokolowicz de la Comuna 14. En ambas reuniones se me habilitó el uso de la palabra y fundamenté en el breve tiempo asignado el sentido de la colocación de una placa recordatoria en el frente del edificio. No se produjo de parte de los asesores ni de los legisladores, ninguna intervención ni requerimiento de aclaraciones o ampliación de la argumentación planteada”. El tedioso proceso legislativo que lleva casi dos años, no inmovilizó a un grupo de militantes y vecinos de Palermo.
El sábado 17 de junio colocaron una baldosa en la esquina de Aráoz y Mansilla que señala: “En este solar vivió el Che Ernesto Guevara de la Serna. En conmemoración a su lucha por la transformación y la justicia social”. Aquella mañana Alayón denunció que el PRO cajoneaba los proyectos. Uno de los hermanos del Che, Juan Martín, dijo: “Espero que este sea el primer paso para que en la ciudad se enteren de que Ernesto Guevara vivió, se formó y salió de acá en 1953 para transformarse en el Che. Esta ignorancia total acaba de romperse con el acto. Como esta placa no necesitaba autorización más que de los vecinos, vinimos a colocarla en esta esquina”. Pasaron cuatro meses y nada cambió. La voluntad ciudadana de que el Estado reconozca un hecho histórico no tuvo eco entre sus representantes legislativos.
Alayón hoy cuenta decepcionado que intentó obtener una respuesta por todas las vías posibles. Mandó mails, notas – tanto a Abboud como a sus pares – y sus últimos mensajes ni siquiera fueron contestados. Juan Martín Guevara recordaba en aquel acto que no comprendía “la terrible resistencia que tiene Buenos Aires contra el Che”.
De acuerdo a lo que fija el artículo 32 de la Constitución de la ciudad, la competencia de la comisión de Cultura es “la actividad teatral y museológica, la nomenclatura urbana, la instalación de monumentos y obras de arte, las orquestas y cuerpos de baile, los cultos religiosos, las comunidades, el planetario, el Instituto Histórico, los Centros Culturales y de Divulgación”.
Siete de los trece diputados que integran la comisión pertenecen al PRO. O sea, tienen mayoría para definir qué se trata en ese ámbito. A juzgar por su última reunión del 26 de septiembre, le asignan prioridad a la denominación de un espacio verde en Junín al 1900, que se llamará “Plazoleta arquitecto padre Andrés Bianchi” o a la declaración como “huéspedes de honor a los integrantes de Coldplay”, la banda de pop rock británica.