Situada en el centro del país, la ciudad de Santa Clara es conocida como la “Ciudad del Che” por protagonizar en ella el guerrillero Ernesto Guevara una de las batallas decisivas, que terminó abriendo las puertas de La Habana y significó la derrota de la dictadura de Fulgencio Batista.
“El Che es emblemático en esta ciudad”, dice Enrique Gutiérrez, quien siendo entonces un adolescente ayudó a la guerrilla durante la toma de la ciudad el 28 de diciembre de 1958. “Tuvieron que entrar calle a calle, casa a casa”, recuerda Gutiérrez mientras señala los impactos de bala que todavía están presentes en la fachada del Hotel Santa Clara Libre, donde un grupo de soldados atrincherados ofrecía la última resistencia a los guerrilleros.
De poco más de 230.000 habitantes y situada 270 kilómetros al este de la capital cubana, la ciudad de Santa Clara es un punto internacional de peregrinación revolucionaria por guardar los restos de Guevara desde que llegaron a la isla en 1997. El complejo que rinde homenaje a Guevara fue inaugurado el 28 de diciembre de 1988. Cuenta con una plaza para actos políticos, una tribuna, un museo y un monumento al “Che”.
Al acto que se celebró ayer a 50 años de su muerte con la presencia del presidente cubano, Raúl Castro, acudieron unas 60.000 personas. El primer vicepresidente cubano, Miguel Díaz–Canel Bermúdez, destacó la figura y la dimensión revolucionaria de Guevara. “El ejemplo del Che se multiplica día a día”, afirmó.
“Hasta sus enemigos tienen que respetarlo, es un ejemplo de honestidad y siempre fue consecuente, él murió como vivió”, afirma Celia Ferrer, una maestra jubilada, que acudió al acto bien entrada la madrugada desde Ranchuelo, a 35 kilómetros de Santa Clara.