“No puede ser que la lógica sea que cada gobierno tire por la borda lo que hizo el anterior. El sistema de salud tiene que ser una política de Estado”. Nicolás Kreplak, ex viceministro de Salud de la Nación, criticó la postura del actual gobierno nacional. Sostuvo que “si uno estudia que en La Matanza están faltando tres hospitales y el Estado los construye bien, si los hospitales son buenos y se les pone la tecnología necesaria, no puede ser que no se los inaugure porque los proyectó el gobierno anterior”.
Kreplak dijo que reducir el presupuesto en el área de la salud es una de las conductas negativas de la gestión macrista. “Cuando estábamos en el gobierno, habíamos dispuesto para 2016 un porcentaje del 2,3 por ciento del presupuesto para Salud, pero en 2017 pasó a ser el 2 por ciento y para el 2018 será del 1,96 por ciento”, precisó. “El ajuste repercute, entre otras cosas, en partidas específicas, por ejemplo en los medicamentos que aporta el Estado, y al mismo tiempo hay una falta de control en los precios de los medicamentos que fijan los laboratorios”, señaló el ex funcionario.
El presupuesto se hace sentir, incluso, en los hospitales más importantes del país, como el Garrahan o El Cruce, en Florencio Varela. “El efecto inmediato es que, como ocurre en el Garrahan, se reduzca la capacidad de prestación”. Kreplak explicó que “los médicos del Garrahan se formaron en el Hospital Gutiérrez y afirman que el Gutiérrez era el mejor hospital del mundo, aunque ahora es una sombra de lo que fue porque el presupuesto que tiene es un tercio de lo que recibe el Garrahan.”
Recordó que durante el gobierno de Cristina Kirchner “el Gobierno de la Ciudad no aportaba en el Garrahan lo que marca la ley” de un establecimiento que funciona con aportes del gobierno porteño y de Nación. “Ellos argumentaban ‘por qué le voy a dar esa plata al Garrahan si al Gutiérrez le doy mucho menos’. La respuesta que daban los médicos del Garrahan era que ellos no querían tener las dificultades del Gutiérrez por la falta de presupuesto adecuado”. Aclaró que los médicos “no reclaman lujos banales sino que quieren trabajar bien”.
Sobre el Hospital El Cruce, afirmó que “funciona porque es nuevo y porque se organizó realmente muy bien y tiene una lógica de funcionamiento. Se inauguró en 2007 y en 2014 era el Hospital General número uno en Argentina, incluso desarrolló una Facultad al lado, pero ahora empezaron a intervenir en las cadenas de funcionamiento”. Agregó que “empezaron a poner personas en el medio que están desvirtuando las carreras profesionales, le redujeron el presupuesto y lo subejecutaron, de manera que lentamente empezaron a deteriorarlo como centro de salud”.
“El Cruce tiene que tener la posibilidad de hacer trasplantes, tiene que articular con los demás hospitales de la zona que derivan pacientes para El Cruce, que es un muy buen modelo, pero para eso es necesario darle desde Nación toda la fuerza que requiere el establecimiento”, resaltó Kreplak. Dijo que los hospitales Samic, como el Garrahan y El Cruce, “uno los piensa como hospitales de alta complejidad que organizan el sistema y que no son fáciles de montar por parte de las provincias”. Opinó que “es necesario un Samic por provincia o por región y por su complejidad tienen que estar bajo el control de la Nación”.
Respecto de los insumos que se pierden a partir de la caída del presupuesto, hizo una simple ecuación: “Si hay cinco mil litros menos de leche, se fomenta la desnutrición infantil porque se desfinancia la prevención”. El Estado Nacional “debe hacerse cargo del primer nivel de atención, para hacer la prevención necesaria, y de los hospitales de alta complejidad que no pueden ser sostenidos por municipios o provincias, que deben sí tener a cargo los establecimientos de segundo nivel, para hacerse cargo de los partos, de las neumonías”.
Consideró que con “el modelo de cobertura universal que plantea el actual gobierno, desaparecen las prácticas preventivas, se acaba la política de prevención, es un modelo que ya fracasó en la década del setenta”. Señaló que “el ejemplo clásico son las ART, que no hacen nada para prevenir las enfermedades o los accidentes de trabajo, y que atienden luego las enfermedades laborales”. Dijo que el modelo actual “es el mismo que se aplicó en Colombia, donde cerró el 60 por ciento de los hospitales. Lo que defiende el ministro (Jorge) Lemus es un proyecto del Banco Mundial que sostiene que los hospitales salgan a competir con las clínicas privadas”.
En ese sentido se preguntó: “¿Cómo hace un hospital, en un pueblito, para competir con las clínicas? Eso termina con el cierre del hospital, que va a tener que dedicarse a cuestiones que le den rentabilidad, de manera que la salud pasa a ser una mercancía transable”.
Insistió en que hay que hacer medicina preventiva porque “en enfermedades como el cáncer el síntoma puede ser tardío y por ese motivo la detección temprana es la clave de un sistema de salud exitoso; la salud no puede ser un bien transable. La política del macrismo en materia de salud es el desmantelamiento del sistema”, concluyó.