Se acerca diciembre y en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se acumulan los proyectos postergados en un año donde la campaña marcó el ritmo político. Los vecinos de Caballito saben que es el momento para activar los mecanismos de defensa que, desde 2008, permitieron ponerle un freno a la empresa IRSA y su deseo mancomunado con la gestión PRO de construir en aquel barrio el shopping más grande de Latinoamérica.
Este miércoles a las 18.30, en la esquina de Acoyte y Rivadavia, el Consejo Consultivo de la Comuna 6 convocó a una manifestación para rechazar el “sexto intento de IRSA por la construcción del shopping”. Exigen, además, que el predio se convierta en un parque. “Convocamos a todos, vecinos, comerciantes, legisladores, a detener una vez más este intento de aprobar normas especiales que sólo favorecerán a una empresa multimillonaria en detrimento de la calidad de vida en el barrio de Caballito y toda la ciudad”, indicaron en un comunicado.
El Consejo Consultivo recibió por vías informales la confirmación sobre una andanada de IRSA y el Gobierno porteño de hacer prosperar la iniciativa que fue rechazada en cinco oportunidades. En los papeles, se trata de una simple rezonificación del predio de 2,4 hectáreas que la empresa posee desde la década del 90’, cuando se lo compró al club Ferrocarril Oeste, en una operatoria que fue sospechada y judicializada porque se trataba de terrenos cedidos por el Estado Nacional al club. IRSA necesita de ese cambio de zonificación para poder construir un megashopping de 63 mil m2 de locales, 50 mil m2 de estacionamientos, 12 mil m2 de oficinas y hasta 40 metros de altura. Una mole de 125 mil m2.
Para ello, la empresa –de gran sintonía con Cambiemos- necesita también que el PRO lleve –por sexta vez- el proyecto al recinto de la Legislatura porteña, a pesar de la oposición de los vecinos agrupados, que hablan de una “catástrofe ambiental” y piden que, en vez de un shopping, la Ciudad construya un espacio verde.
“El principal temor es que una parte de la oposición, la Coalición Cívica y Confianza Pública, que siempre votaron en contra del shopping, ahora forman parte de Vamos Juntos, el interbloque que responde a Cambiemos”, dijo Mario Oybin a Página/12. Es decir, a priori, el Ejecutivo e IRSA contarían con los votos para doblegar la resistencia de los vecinos que, hasta el año pasado inclusive, lograron frenar en el mismo recinto las votaciones.
Hasta el momento, el Gobierno no volvió a presentar formalmente el proyecto que en 2016 perdió estado parlamentario, cuando, a minutos de votarse, cayó por falta de acuerdo. “Si el PRO pretende que votemos por los negocios de IRSA, se confundieron de aliados”, dijo a Página/12 una importante fuente de la Coalición Cívica. “Lo aclaramos desde un principio, los votos los tendrán que buscar en otro lado”, añadió. Otra alta fuente legislativa del PRO dijo a este medio que “por el momento” no hay un pedido específico del Ejecutivo para incluir a este proyecto en el paquete a aprobar antes de fin de año. “Pero todo puede cambiar luego de las elecciones”, advirtió, en relación a la alta intención de voto que detenta Cambiemos en la Ciudad y el resultado al que aspiran a nivel general. “Podría destrabar todos los proyectos”, agregó.
“Este predio es oro para los inversores”, remarcó Oybin. En efecto, IRSA planea invertir 150 millones de dólares, algo que sería muy bien visto por el Ejecutivo nacional. Los planetas parecen haberse alineado para la empresa. Incluso está por verse la posición de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME), que formó parte de la resistencia y aportó cuantiosos recursos para bajar el proyecto, pero que ahora ha cambiado sus autoridades para mostrarse cercana a Cambiemos.
¿Por qué se oponen los vecinos? Caballito casi duplica la densidad poblacional de la Ciudad (tiene 28 mil habitantes por km2 frente al promedio de 15 mil hab/km2). Y si Buenos Aires está por debajo de la media recomendada por la OMS de espacios verdes (de 10 a 15 m2), Caballito está peor aún: apenas tiene 1,2 m2 de parque por persona. “Por eso necesitamos un espacio verde, urgente”, repite Oybin. SOS Caballito trabajó un documento en el que enumeran los posibles perjuicios ambientales de la construcción del shopping: afectación de la calidad del suelo y el agua; impacto negativo de la napa freática por las excavaciones; contaminación del aire durante el período de obra producto del acarreo de materiales, camiones y máquinas; contaminación sonora; tala de los álamos planta¬dos por el club en el predio, entre otras cuestiones.