La foto de Ricardo Iorio con Alejandro Biondini le sigue trayendo dolores de cabeza al ex V8. Es que, además de los cuestionamientos recibidos por muchos de sus seguidores, e incluso del escrache sufrido antes de su show del 15 de septiembre en el boliche Jesse James de San Justo, el ahora músico solista acaba de ser bajado del festival B.A.Rock (donde originalmente estaba establecido que iba a ser uno de los atractivos principales) por ese mismo motivo.
Si bien la noticia se dio a conocer ayer a primera hora (es decir, cinco días antes del inicio del B.A.Rock), la determinación ya estaba tomada desde hacía varias semanas. Así se lo hicieron saber al músico y a su entorno, desde donde se intentó negociar hasta último momento para impedir una decisión que, por lo visto, era irreversible. “Debido a reclamos expresados por organismos no gubernamentales y otros a través de redes sociales al respecto de la presentación de la banda Iorio en el festival B.A.ROCK, la producción del mismo ha creído que en esas circunstancias no parece indicada su actuación, tanto para resguardo del propio artista como del público en general”, indicó el comunicado que, hasta el momento, es la única expresión oficial de parte de los organizadores del evento.
La noticia se suma a otras tales como la autorrenuncia de Salta la Banca a raíz de las acusaciones de abusos que pesan sobre varios de sus músicos, la salida de Héctor Starc por “incumplimientos contractuales” de parte de la organización y la baja de Los Twist y grupos como Cirse que acusan de “reducción de bandas y escenarios”.
Pero la definición sobre Iorio generó un mayor revuelo porque azuzó una grieta entre los organizadores del festival y los detractores de Iorio versus los seguidores del músico y diversos colegas que salieron en su defensa. Uno de estos últimos fue Claudio Marciello, quien enterado de la noticia anunció su renuncia al B.A.Rock en solidaridad con quien fue su socio creativo y compañero en Almafuerte (ambos iban a tocar el mismo día: este domingo).
Desde el entorno de Iorio se preguntan cuáles son aquellas “organizaciones no gubernamentales” que, según el comunicado, presionaron a la producción del B.A. Rock para que echaran atrás la contratación. En ese círculo íntimo del músico manejan dos nombres: Madres de Plaza de Mayo y la DAIA. “Ricardo no mató ni robó a nadie, pero resulta que no lo dejan tocar por sacarse una foto con alguien o por decir algo políticamente incorrecto”, intentó defender desde su cuenta de Facebook Pedro Leontjew, quien al momento del alboroto se encontraba con Iorio en La Pampa porque está trabajando en un libro cuyo título será: Mi amigo Ricardo. Leontjew fue manager de V8 cuando el grupo había tocado en la última edición del B.A.Rock, la de 1982, aquella en la que el músico entró en la mitología del festival por haber vociferado “Y los hippies… ¡que se mueran!” mientras él y su grupo eran resistidos por la mayoría del público que aquella tarde había concurrido al predio descubierto de Obras.
Iorio viene acumulando rechazos desde mucho antes de que su presentación en el B.A.Rock fuera cancelada. En septiembre pasado, por ejemplo, varios de los afiches que anunciaban su show del 15 de aquel mes en el boliche Jesse James de San Justo fueron intervenidos por manos anónimas. “Fuera Iorio, facho, amigo de la yuta. El metal no se mancha” decía uno de los más divulgados en aquel entonces.
El acercamiento de Iorio a Alejandro Biondini no hizo más que poner en una foto lo que en verdad el músico ya venía haciendo público con explicitud desde hace más de quince años. En 2000 le había dicho a la revista Rolling Stone: “si sos judío, no me vengas a cantar el himno”, y si bien luego expresó que había sido “malinterpretado”, un año después redobló la apuesta incluyendo en el disco Piedra Libre de su por entonces banda Almafuerte una canción cuya estrofa señalaba que “puede haber caballo verde, mas no uno de ellos honesto”, adaptación de una frase antisemita atribuida al golpista Mohamed Alí Seineldín (a quien Iorio le profesaba admiración).
En los últimos años un raid mediático lo convirtió en una especie de bufón del delirio, logrando con esa nueva impronta hacer olvidar aquellas expresiones deleznables. Sin embargo este año cedieron todas las vallas de contención y la figura pública de Iorio desbarrancó en una triste caída que parece no tener retorno. El detonante sucedió minutos antes de su clásico show de cada 9 de julio, cuando le concedió una entrevista a la Rock and Pop en la que expresó opiniones tales como que los familiares de los desaparecidos en la última dictadura eran “un puñado de indemnizados”, además de valorar a Aldo Rico o de afirmar que le decía “sí a la guerra, a armarse y a no pedirle piedad a un gorrita cumbia villera que venga a manosearte tu familia. Ama, ama… a matar, negro. ¿A quién? Morirán inocentes también. ‘Paredón y después’ se llama esto”.
Pero lo que desbordó la paciencia de gran parte de su público fue la reunión con Biondini del 17 de agosto pasado, que ambos se encargaron de hacer pública a través de una foto. Biondini es el líder del partido Bandera Vecinal, la fachada electoral de un proyecto xenófobo y ultranacionalista que recibió 20 millones de pesos de parte de la Justicia Electoral para participar de las recientes PASO. A pesar de que Biondini defiende a Hitler y niega el Holocausto, la Justicia le dio entidad legal a un partido liderado por él e integrado por militantes que, a pesar de ser usualmente identificados como como provocadores en distintas movilizaciones sociales, fueron recibidos el año pasado en la Casa Rosada por el jefe de Gabinete Marcos Peña, el subsecretario de Juventudes Pedro Robledo y la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley (aunque luego estos dijeron no saber con quienes estaban hablando). Esta extraña amistad con Biondini le abrió a Iorio un espacio político acorde con sus ideas, aunque, al mismo tiempo, le cercena sin retorno una carrera artística que supo ser rupturista pero que devino tristemente irreconocible.