El consumo masivo no consigue hacer pie. Las estimaciones que elabora el Instituto de Trabajo y Economía (ITE) de la Fundación Germán Abdala arrojaron una mejora del 1,8 por ciento en septiembre frente al mismo período del año pasado. El registro fue la cuarta suba consecutiva del Indicador Mensual de Consumo (IMC) pero la serie sin estacionalidad arrojó una baja de 0,3 por ciento respecto de agosto. A pesar de la dinámica favorable que comenzaron a mostrar algunos de los componentes del indicador, los registros se encuentran un 4,1 por ciento debajo del máximo nivel alcanzado a finales de 2015.
Una posible explicación para el abúlico repunte del consumo masivo es la evolución de la capacidad de compra de los salarios. La incipiente recuperación observada a medida que la inflación recupera los niveles previos a la disparada del primer año de Mauricio Macri no alcanza para revertir la contracción acumulada en el poder adquisitivo de los asalariados. A la pobre mejora en los ingresos desde el ITE suman las transformaciones en la estructura laboral.
Los investigadores del instituto advierten a partir de las bases de datos oficiales que los empleos que se destruyen se ubican en los sectores con salarios por encima del promedio como la industria mientras que los nuevos puestos de trabajo se ofrecen en actividades con remuneraciones hasta 25 por ciento debajo de la media. “Como los cambios en la composición del empleo tienen un impacto negativo en la masa salarial, esto repercute negativamente en el consumo masivo de bienes. A su vez, esta nueva configuración entre los asalariados no solo afecta al consumo, sino que probablemente refuerza el efecto en el empleo industrial, dado que la principal demanda de este sector es el alicaído mercado doméstico”, advierten desde el ITE que depende de ATE y UTE.
A nivel desagregado, el ICM evidencia la existencia de un comportamiento desigual. Las ventas de autos nacionales bajaron un 8,9 por ciento anual a medida que son desplazadas por el ingreso de vehículos brasileños e importados de lujo, mientras que la CAME reportó una caída de 0,1 por ciento anual en sus ventas. En cambio, otras variables del indicador publicado ayer muestran mayor dinamismo. En efecto, el crédito real continúa acelerando para aumentar 10,1 por ciento en doce meses y los ingresos por IVA, descontada la inflación, suben un 11,5 por ciento interanual. También muestran una fuerte expansión las importaciones de bienes de consumo finales como electrodomésticos, indumentaria y alimentos. De acuerdo al ITE, el tercer trimestre de 2017 finalizó con un crecimiento de 1,6 por ciento en el IMC frente al mismo trimestre de 2016. En la medición sin estacionalidad la variación fue de +1,4% en relación con el segundo trimestre de 2017.