–¿Van a construir el Arsat-3? ¿Lo van a hacer con Hughes? -le preguntó ayer PáginaI12 el ministro de Modernización, Andrés Ibarra, en la inauguración de la Conferencia Mundial de Desarrollo de las Telecomunicaciones, organizada por la Unión Internacional de Telecomunicaciones (ITU, según la sigla en inglés).
–Hace dos meses que me hice cargo del tema. Estamos evaluando distintos planes. El Arsat-3 es una gran oportunidad para Argentina. Sabemos la necesidad que tiene el país de una política satelital activa para nuestro propio uso, sobre todo cuando vemos las falencias que tenemos en distintas regiones, las dificultades para llegar con fibra en la última milla en lugares como la cordillera. Como ustedes saben, hay un memorando firmado y estamos viendo todas las alternativas. Estamos evaluando lo que se firmó, los distintos proveedores, la tecnología del satélite y el alcance. Seguramente en el próximo mes vamos a tener una definición concreta.
La respuesta del ministro dejó en evidencia que la carta de intención firmada con la estadounidense Hughes durante la gestión de Oscar Aguad fue dejada en suspenso, al menos por ahora. Incluso dos fuentes confirmaron ayer a este diario en el Hotel Hilton, donde se realiza el Congreso, que Ibarra evalúa la posibilidad de que la estatal Arsat se haga cargo de la construcción de Arsat-3 sin un socio privado, pero financiándose con un crédito internacional. En Jefatura de Gabinete no ven con buenos ojos esa iniciativa porque la intención de sumar un socio privado no sólo era evitar el desembolso de fondos públicos sino también restarle participación al Estado en el segmento satelital. Por ahora, lo único que sigue estando claro es que el dinero no saldrá del Tesoro.
La posibilidad de financiar el Arsat-3 con deuda ya había sido evaluada antes de firmar la carta de intención con Hughes y finalmente se descartó. De hecho, el titular de Arsat, Rodrigo de Loredo, había asegurado a PáginaI12 el 9 de diciembre de 2016 que “las alternativas son asociarnos con inversores privados u obtener recursos provenientes de endeudamiento a riesgo de la propia empresa”. Luego apareció Hughes y la alternativa del endeudamiento se descartó, pero el escándalo que generó el acuerdo con la firma estadounidense y el cambio de ministro puso todo en revisión.
Ibarra inauguró ayer con el jefe de Gabinete, Marcos Peña, el Congreso de Telecomunicaciones de la ITU que se desarrollará hasta el viernes 20 de octubre en Buenos Aires. El ministro de Modernización sostuvo que uno de los objetivos de su gestión es reducir la brecha digital incorporando a dos millones de hogares que hoy no tienen acceso a Internet y mejorándole la velocidad de conexión a otros tres millones de hogares. Al finalizar, compartió una conferencia de prensa con el secretario general de la ITU, el chino Houlin Zhao, quien luego de escuchar la respuesta del ministro sobre el futuro de Arsat-3 aseguró: “Quiero felicitar a Argentina porque no hay muchos países de la región que hayan podido fabricar sus propios satélites”. Por ahora ese mérito es exclusivo del gobierno de Cristina Fernández de Kirchner porque a casi dos años de la asunción de Mauricio Macri el Arsat-3 sigue siendo solo un proyecto. El gobierno anterior también tuvo una gran cuota de responsabilidad para que el congreso de la ITU se esté realizando ahora en Buenos Aires ya que en septiembre de 2015 logró que la candidatura de Argentina consiguiera el apoyo unánime de los demás países de la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones (CITEL) dentro de la Organización de los Estados Americanos. Pese a ello, Ibarra le agradeció ayer especialmente a su antecesor dentro del actual gobierno, Oscar Aguad, porque “fue quien inició todo este proceso para que hoy tengamos esta conferencia tan importante en la Argentina”.