El Banco de Suecia anunció ayer el premio Nobel de Economía y el galardón fue para el profesor de la Universidad de Chicago, Richard Thaler. El norteamericano de 72 años es uno de los impulsores de la economía del comportamiento, la cual apunta a modelar las decisiones no racionales de los individuos. Se trata de una teoría interdisciplinaria en la que interviene la psicología y busca comprender las decisiones económicas en las que no se elige una situación óptima para el bienestar. Esta rama de la economía recibió fuertes críticas cuando se lanzó a finales de los ‘80 pero en los últimos diez años se convirtió en moda y forma parte de los manuales del establishment académico.
“Thaler ha contribuido a expandir y refinar el análisis económico al considerar tres rasgos que sistemáticamente influyen en las decisiones económicas: la racionalidad limitada, la percepción de justicia y la falta de autocontrol”, indicó el Banco de Suecia para argumentar la entrega del premio en memoria de Alfred Nobel. Uno de los aportes del economista fue en el campo de las finanzas. Thaler investigó comportamientos no racionales y la sobrerreacción de los inversores a la nueva información disponible. El economista participó en la película La Gran Apuesta, uno de los últimos grandes éxitos de Hollywood en la que actuó Brad Pitt. Como presidente de la Academia Americana de Economía, Thaler explicó en esa película cómo fue posible el aumento de los derivados financieros que terminaron en el estallido de los créditos hipotecarios.
Las diferencias entre lo que el individuo planea y lo que efectivamente hace es otro de los elementos estudiados en la teoría del comportamiento. Thaler plantea que muchas veces las tentaciones de corto plazo y la falta de autocontrol terminan afectando el bienestar de largo plazo. Algunos ejemplos podrían ser el cigarrillo, comida chatarra o la falta de constancia en el ahorro para la jubilación. El economista afirmó en su estudio que el sector público debe jugar un rol de estímulo para orientar a los individuos a qué se inclinen por la dirección de las decisiones correctas, aunque siempre en un contexto en que se mantiene la “libertad de las decisiones individuales”. Las recomendaciones de Thaler no pasaron desapercibidas en Estados Unidos e Inglaterra y en ambos países se utilizaron sus ideas para reformular programas públicos vinculados con el ahorro para la pensión, la donación de órganos y las políticas de medioambiente, entre otras. En una nota de El País de España, que analiza casos prácticos de la teoría del comportamiento, se menciona que el Reino Unido subió la recaudación de impuestos sólo con recordarles a los contribuyentes que sus vecinos ya habían pagado.
En las entrevistas posteriores a la entrega del Nobel, una de las preguntas fue cómo iba a gastar el millón de dólares que recibió de premio. El economista bromeó e indicó que lo hará “de la forma más irracional que pueda”. Entre las publicaciones más conocidas de Thaler se destaca “Un empujón: el impulso que necesitas para mejorar las decisiones sobre salud, dinero y felicidad”. Se trata de un libro de 2008 que alcanzó rango de best seller mundial y que escribió junto a la profesora Cass Sustein. Un último elemento para mencionar respecto de la elección del premio Nobel en 2017 es que siguió reforzándose el sesgo académico: se eligió nuevamente a un investigador de Estados Unidos que realizó aportes a la teoría dominante. Desde finales de la década del ‘90, tres de cada cuatro galardonados fueron norteamericanos. El año pasado los ganadores del Nobel fueron los economistas Oliver Hart y Bengt Holmstrom, por sus trabajos sobre la teoría de los contratos, que ayudó a rediseñar las primas de los seguros. La primera vez que se entregó este premió en el área de economía fue en 1969.