El Partido Liberal de Austria (FPÖ), cuyo candidato, Norbert Hofer, aspira a vencer mañana en las elecciones presidenciales, se define como “social-patriótico” y critica la globalización, el Islam, la inmigración y la Unión Europea (UE). El FPÖ forma parte en la Eurocámara del grupo Europa de las Naciones y las Libertades, presidido por la líder del Frente Nacional francés, Marine Le Pen. Los lemas, con rima en alemán, de los carteles electorales del FPÖ en los últimos años revelan sus ideas: “Occidente en manos cristianas”, “Auténticos representantes populares y no traidores de la UE” o “Amor a la patria en lugar de ladrones marroquíes”. En otro cartel se ve a una mujer con un velo integral tejido con la bandera de la UE, con la pregunta: “¿Debe ser así nuestro futuro?”. El partido tienes sus raíces en la llamada Asociación de los Independientes (VDU), fundada en 1949 por antiguos nazis que tenían prohibido participar en política. En 1956 y tras levantarse esa prohibición, la VDU se integró en el FPÖ, que se había creado poco antes, y su primer líder fue un antiguo oficial de las sanguinarias Waffen SS. En las siguientes décadas existió una pugna interna entre el ala nacionalista pangermanista y la liberal, mucho más moderada.
Los liberales lograron el control durante un breve período a principios de los 80 y llegaron a gobernar en coalición con los socialdemócratas, pero el ascenso de Jörg Haider en 1986 al liderazgo impuso de forma definitiva el ideario ultranacionalista. Haider puso patas arriba la política austríaca y europea con una mezcla de juventud, telegenia y chovinismo aderezado de una calculada ambigüedad con el pasado nazi. Atrajo el voto protesta con su habilidad para crearse, gracias a los medios, una imagen de rebeldía ante el anquilosado sistema político austríaco.