Más de 20.000 personas despidieron a los 51 integrantes del plantel del Chapecoense en el estadio Arena Condá, en una emotiva ceremonia que recordó al equipo que viajaba, por primera vez, a disputar a una final continental. El presidente de Brasil, Michael Temer, y Gianni Infantino, principal dirigente de la FIFA, participaron del masivo velorio. “Este equipo nos unió enseñando lo más valioso del ser humano. Este equipo nos enseñó que todo es posible”, expresó, entre lágrimas, Iván Tozzo, presidente interino del club.

Bajo una lluvia torrencial, que modificó los horarios pautados de la ceremonia, el pueblo de Chapecó alcanzó a dar el último adiós a los jugadores, cuerpo técnico y directivos del club, que viajaban rumbo a Colombia para disputar el primer partido de la final de la Copa Sudamericana contra Atlético Nacional de Medellín. Cuando los 51 féretros abanderados con los colores del club –verde y blanco– llegaron al campo de juego del Arena Condá con sus familiares, el público presente en las tribunas coreó a viva voz “volvió el campeón, volvió el campeón”, cántico que se suele repetir en los estadios brasileños. Parientes de Alan Ruschel, Hélio Neto y Jackson Follman, los únicos tres jugadores sobrevivientes de la tragedia del Lamia 2933, también participaron del masivo velorio. 

Horas antes del homenaje oficial de club, los restos de los futbolistas del Chapecoense arribaron al aeropuerto de la pequeña ciudad, ubicada a 200 kilómetros de la frontera con Argentina, para una ceremonia íntima con los familiares de las víctimas y la presencia del mandatario de Brasil, Michael Temer, quien el viernes anunció que no iba a participar del velatorio en el Arena Condá. Sin embargo, cuando los féretros ingresaron al club, las cámaras de televisión mostraron a Temer junto con un comité de funcionarios. Silbidos y abucheos fueron la respuesta del público. 

“No lo anuncié para no alterar a la gente con el esquema de seguridad, porque eso podía afectar a la organización”, trató de explicar el presidente ante la prensa brasileña. Y aseguró que “hay unión en todo el país por el dolor. Esta fuerte lluvia debe ser San Pedro llorando por los jugadores”.

Durante toda la ceremonia, la pantalla del estadio repitió fotografías tanto del plantel como de los periodistas fallecidos, y las 20.000 personas que aguantaron la fuerte lluvia respondían con aplausos. Por otra parte, el club Atlético Nacional de Medellín, por su solidaridad en la tragedia, también fue homenajeado. Niños con la camiseta de Atlético Nacional y de Chapecoense desfilaron con las banderas de Colombia y Brasil frente al lugar donde se instalaron las familias junto a los féretros de las víctimas.

“Como nos dijeron en Colombia, el Chapecoense fue en busca de un sueño y vuelve como leyenda. Gracias, Atlético Nacional”, expresó el alcalde de Chapecó, Luciano Buligón. El funcionario también tenía pasaje en aquel vuelo de Lamia, pero finalmente postergó su viaje a Medellín por cuestiones gubernamentales.

El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, fue otro de los voceros de la emotiva ceremonia. Acompañado con futbolistas de renombre mundial y de dirigentes de distintas confederaciones de fútbol, Infantino expuso “que hoy todos somos chapecoenses”, expresó su solidaridad con los familiares de la víctima y concluyó su discurso con el grito característico del club: “¡Força Chape!”.

Otro de los detalles que caracterizaron a la masiva despedida del plantel de Chapecoense fue la solidaridad de los hinchas brasileños en las tribunas: en el estadio Arena Condá, construido en 1976 y con capacidad para 21.000 personas, no sólo se veían camisetas verdes y blancas, sino que fanáticos de todos los clubes del país, con sus banderas y casacas, se hicieron presentes en las gradas para acompañar y alentar por el club de Chapecó.