La fábrica General Motors empezó a organizar la producción de un nuevo vehículo en su planta de Alvear, según anunció con bombos y platillos el presidente del área Mercosur de la multinacional, Carlos Zarlenga, en un acto que contó con la presencia del gobernador Miguel Lifschitz, aunque no del presidente Mauricio Macri, quien canceló su visita a último momento. La presentación abundó en machacar con la parva de dólares que supondrá la inversión -se habló de 500 millones-, y muy poco anticipó si en esta nueva etapa la empresa recuperará algo de los 350 empleados que suspendió a principios de año.
Mientras la compañía empieza a montar la nueva unidad de producción en paralelo con la que hoy produce 55.000 Chevrolet Cruze al año, Zarlenga sólo dijo que el nuevo vehículo será de alta gama y que apuntará a los mercados de Argentina y Brasil. El 80 por ciento de la producción de Alvear es exportado hacia el país vecino. Según el ejecutivo de la multinacional, GM vendió entre ambos mercados 450.000 unidades el año pasado, y quiere terminar 2017 con 560.000 autos vendidos.
Zarlenga hizo una ligera mención al aspecto laboral: dijo que GM generará nuevos puestos de trabajo a partir de 2020, cuando el nuevo auto aparezca en el mercado. Fue condescendiente con la gestión macrista. Agradeció la eliminación de los límites a la importación, algo que crispó el rostro del ministro de Producción y candidato a diputado, Luis Contigiani, presente junto a Lifschitz. A la vez, marcó que fabricar autos en Argentina es 25% más caro que hacerlo en Brasil, y 65% más que en México.
"Lo más trascendente de esta inversión tiene que ver con que es una verdadera apuesta a futuro y a tecnologías de punta", valoró el gobernador.