Solo dos días después de que el jefe del Gobierno de Cataluña, Carles Puigdemont, dejara en suspenso la independencia de la región tras una intervención parlamentaria que tuvo a toda España en vilo, el país conmemoró ayer su Fiesta Nacional con una alta asistencia a la recepción oficial que encabezaron Felipe VI y Letizia. Faltaron los principales dirigentes de Podemos, los independentistas y nacionalistas catalanes y vascos.
Los reyes presidieron junto con sus hijas el desfile militar que cada 12 de octubre se organiza en el centro de la capital española. La celebración quedó ensombrecida por el accidente de uno de los aviones del Ejército que participó en el acto, que se estrelló cuando regresaba a su base causando la muerte del piloto.
En medio de la tensión por el desafío secesionista catalán, la aparición pública del monarca fue la primera tras el mensaje que mandó a los españoles por televisión el 3 de octubre para condenar la “deslealtad inadmisible” de las autoridades catalanas y pedir a los poderes del Estado que aseguren “el orden constitucional”
También tuvo relevancia la presencia del jefe del gobierno español, Mariano Rajoy, quien el miércoles dio un ultimátum a Puigdemont para que aclare si declaró o no la independencia antes de tomar medidas drásticas contra Cataluña, cuya autonomía podría quedar suspendida.
El mandatario español estuvo acompañado por sus ministros y por todos los jefes de los Gobiernos regionales salvo los de Cataluña, País Vasco -el nacionalista Íñigo Urkullu- y Navarra -Uxue Barkos-. Entre las ausencias destacó también la del líder del partido izquierdista Podemos, Pablo Iglesias, quien por tercera vez declinó asistir al desfile miliar, que este año se trasladó al Paseo de la Castellana, una de las arterias más importantes de la capital española, con el fin de permitir más asistencia de público.
En medio de la crisis catalana, cuyo desenlace es todavía incierto, la ministra española de Defensa, María Dolores de Cospedal, dijo tener la “casi completa seguridad de que no será necesaria” la intervención de las Fuerzas Armadas españolas en la región. “Tienen la obligación de estar preparadas para defender a su país, bien sea dentro o fuera de sus fronteras; yo creo que esto no será necesario”, señaló en declaraciones a a televisión pública española antes del arranque del desfile militar.
Madrid se llenó de banderas de España, no solo en la zona de los actos sino en los balcones de prácticamente todos los barrios.
“Los catalanes tienen que saber que podemos tener distintas ideologías, pero todos somos españoles”, dijo María Ángeles, una mujer que acudió a ver el desfile militar con su hija y sus nietos. “Si no quieren ser españolas, ¡que se busquen una isla”, añadió mientras agitaba una banderita española.
Madrid no fue el único foco informativo de la jornada. En Barcelona, capital catalana, miles de personas salieron a la calle para celebrar la Fiesta Nacional y reivindicar la unidad de España bajo el lema “Cataluña sí, España también”. Según la Guardia Urbana de Barcelona, hubo 65.000 manifestantes, una cifra muy superior a la de otros años. Se corearon consignas como “España, unida, jamás será vencida” o “¡Viva España!” y también otras como “Puigdemont a prisión”, con la que muchos asistentes mostraron su enfado con el jefe del Gobierno catalán, quien el martes hizo el amago de declarar la independencia de la región y segundos después suspendió sus efectos para reclamar a Madrid un diálogo “sin condiciones” para resolver la crisis.