UN PÁJARO AZUL 6 puntos

Argentina/Uruguay, 2023

Dirección: Ariel Rotter.

Guion: Ariel Rotter y Federico Pintos.

Duración: 97 minutos.

Intérpretes: Alfonso Tort, Julieta Zylberberg, Norman Briski, Susana Pampín, Romina Paula, Walter Jakob.

Estreno en salas de cine.

Siete años pasaron desde el estreno de La luz incidente, el notable tercer largometraje de Ariel Rotter, cuya delicadeza a la hora de abordar la cuestión del duelo no estaba reñida en lo más mínimo con la potencia dramática de sus resultados. El realizador argentino, que supo formar parte de la camada de jóvenes talentos del incipiente Nuevo Cine Argentino de comienzos de siglo con Sólo por hoy, vuelve a las pantallas de cine luego de una larga temporada dedicada a la producción cinematográfica y un paso por el streaming con la serie documental Bilardo: el doctor del fútbol. De inspiración autobiográfica, según ha declarado el propio Rotter en varias entrevistas, Un pájaro azul abandona el preciosismo visual bien entendido de su película previa –justificado en cierta medida por tratarse de una historia de época– para acercarse a un relato contemporáneo con resonancias universales. La primera escena muestra a Javier (el uruguayo Alfonso Tort, uno de los protagonistas de 25 Watts) y a Valeria (Julieta Zylberberg) desnudos en la cama; él descansa mientras ella levanta las piernas en una típica posición para favorecer el embarazo.

Hace años que ambos intentan tener un hijo sin éxito, y la enésima visita a la médica especialista no hace más que potenciar la sensación de frustración que los viene acompañando desde hace un buen tiempo. La compra de una casa con jardín los mantiene ocupados, aunque el trabajo de ambos –Valeria es productora de cine, Javier un periodista cultural especializado en literatura– no ha alcanzado para cerrar la operación y fue necesario cierto dinero ahorrado por los padres. Rotter y su coguionista Federico Pintos crean un universo de clase media culta típicamente porteña muy reconocible, y a partir de allí trabajan cuestiones ligadas al desgaste de toda pareja con el paso del tiempo. Una nueva y potente bisagra aparece en el camino cuando un amorío de fin de semana de Javier (Romina Paula) revela su estado de gravidez, resultado de un par de interacciones sexuales. La confesión derivada de la culpa, desde luego, desemboca en crisis, y la separación parece inevitable.

Al tiempo que el protagonista (el punto de vista masculino es esencial a la trama) intenta sobrellevar esa situación personal, la llegada de una nueva jefa a la redacción de la revista literaria trae nubarrones de tormenta que anticipan reducciones y despidos, sumando así un componente de inestabilidad económica a la ya frágil situación emocional. La construcción de ese personaje, interpretado por Susana Pampín, refleja algunos de los límites autoimpuestos por Un pájaro azul: estereotipada al punto de la caricatura, la villana se pasea por la oficina tamborileando los dedos, su enorme anillo la envidia de las Cruellas de este mundo. Si algo ofrece el film de Rotter es un reparto de rostros reconocibles y talentosos en los papeles secundarios –de Norman Briski a Walter Jakob y María Villar–, y una sensibilidad para acercarse a zonas dolorosas que evita en líneas generales las estridencias. En las instancias en que eso no ocurre, el resultado es apenas efectivo, como si se tratara de un borrador de otra película más profunda y emotiva.