El fenómeno de las empresas que, ante la señal del presidente electo Javier Milei de liberar precios de la economía, decidieron adelantar subas muy fuertes, se pone cada vez más complejo. En un escenario inflacionario de gravedad que queda de la gestión del ministro Sergio Massa, la liberalización del libertario amenaza con un escenario de desboque total de los valores en las góndolas. A las subas de hasta 50 por ciento que Página I12 reportó en buena parte de los fabricantes de consumo masivo, se sumó un golpe de las dos marcas más importantes de panificados que venden en góndola.
Según supo este diario, las compañías Fargo y Bimbo, propiedad de capitales mexicanos y dueñas del 80 por ciento de la góndola del sector, enviaron a los supermercados listas con aumentos de hasta el 140 por ciento en toda su gama de productos.
Pan de hamburguesa Fargo, pan lactal integral, pan de pancho Bimbo, con semillas y con salvado son los rubros que más subas reportaron, de entre 120 y 140 por ciento. Si se observa, además, el promedio de las alzas de toda la gama, la suba da 65 por ciento de aumento. La novedad es que, hace muy poco tiempo, ya habían aplicado alzas muy fuertes. "Se cayeron los acuerdos de precios, no se puede negociar nada con este gobierno", fue la explicación de la empresa a los almacenes y comercios que entregó mecaderías.
Este envalentonamiento de los empresarios tiene una explicación. El propio Milei avisó en diferentes entrevistas que no se seguirá ni con Precios Cuidados ni con Precios Justos, este último un acuerdo que vence en noviembre. Luego, naturalmente, puede interponerse el debate de si está bien o mal pisar precios, pero las decisiones de política económica que tomó Massa iban, según su equipo, a la velocidad que el ministro podía manejar: en síntesis, la diferencia está en el concepto de Massa de precios negociados y el de Milei, que propone un juego libre de oferta y demanda, en un país en el que las empresas de alimentos no han sido complacientes con ningún gobierno, y no muestran serlo con el del presidente electo.
En estas páginas se publicó ayer que ante las señales de un mercado libre, ya tomaron al decisión de jugar por su cuenta, es decir, en un esquema de alzas que esté sólo atado a la evolución de sus costos internos. Léase aquí desde mayores costos logísticos, gastos y hasta paritarias sectoriales. Así es que los gigantes del consumo masivo tuvieron aumentos de entre 10 y 50 por ciento.
En ese contexto, resaltaron las empresas Mastellone, la firma que produce la leche La Serenísima, que avisó que subirá sus precios un 50 por ciento, lo mismo que la fabricante de higiene personal Colgate. La multinacional Unilever, que produce limpieza y alimentos, pasó aumentos del 40 por ciento, mientras que Arcor envió mensajes con hasta un 35 por ciento de incremento. Procter and Gamble subió un 30 por ciento, mismo márgen que la estadounidense Mondelez. Mientras que Coca Cola pasó un listado con subas de hasta el 35 por ciento.
En paralelo, fuentes del mercado confirmaron a este diario que en las últimas horas se sumaron otros gigantes con fuertes aumentos ante el efecto Milei: Sc Johnson subió 25 por ciento; y Nestlé un 35 por ciento. Así las cosas, y aunque viene una gestión nueva en días, la idea de la Secretaría de Comercio Interior es garantizar que las empresas tengan provisión a precios que no sean los que quieren aplicar. En las últimas reuniones, el secretario Matías Tombolini les habilitó un incremento de 5 por ciento a aplicar ahora y de un 8 por ciento a trasladar el 4 de diciembre. El problema es que las empresas quedaron en pensarlo y algunas dijeron que aceptarán, pero la gran mayoría ya huele el cambio de época y está dispuesta a hacer cumplir las listas con aumentos muy fuertes. En el medio de la trampa quedan los consumidores y los comercios, que precisan producto que los fabricantes quieren vender sólo al precio libre que están avisando.